- Que sepas que solo vamos a hacer este trabajo, no intentes insistir con lo de ayudarte a prepararte el examen. - Le dijo Manuel a Ana al terminar la clase.
- No sé por qué, pero no me sorprende que digas eso. - Respondió Ana de forma sarcástica. - ¿Dónde y cuándo quedamos?
- En mi casa, te mandaré la ubicación por Telegram cuando llegue, nos vemos a las 18:00. ¿Te parece bien? - Le preguntó Manuel.
- Sí. - Respondió Ana.
Manuel se fue del aula.
- Ve con mucho cuidado. - Le dijo su amiga Natalia. - Ante cualquier cosa escríbeme.
- Te lo agradezco, pero creo que estaré bien. - Le dijo Ana intentando convencerse a sí misma.
A las 16:00 Ana recibió un mensaje por Telegram, era la ubicación de la casa de Manuel, no quedaba muy lejos de la suya por lo que decidió irse andando. Al cabo de 15 minutos estaba allí, se acercó a la casa y llamó al timbre con algo de timidez, al cabo de unos segundos, Manuel le abrió la puerta y le invitó a pasar.
- Qué casa tan bonita tienes. - Dijo Ana asombrada.
- Gracias... - Dijo Manuel intentando ser mínimamente agradable. - La habitación de estudio está en la segunda planta, si quieres algo la cocina está justo a la izquierda de la entrada de casa.
- De acuerdo. ¿Empezamos con el trabajo? - Preguntó Ana.
- ¿Acaso estás aquí por otra cosa? - Preguntó Manuel con sarcasmo y desgana.
Ana se estaba empezando a acostumbrar a las contestaciones de Manuel, pero aún no se acababa de sentir del todo segura. Subieron a la habitación y empezaron a buscar la información que necesitaban.
- ¿Te importa si me quito los zapatos? Es que me duelen mucho los pies. - Preguntó Ana.
- Haz lo que quieras. - Respondió Manuel.
Ana notó cierta timidez en esa respuesta, pero no le dio importancia. Como los trabajos tenían que ser a mano una vez buscada la información y organizada la estructura ambos tomaron papel y lápiz para hacer un primer borrador.
- Aaa.... aaaatt.... ¡ACTHÚUUU! - Ana dio un potente estornudo que hizo volar el papel de Manuel. - Ay perdóname, no me lo he podido contener.
- Da igual. - Le dijo Manuel.
Manuel se agachó para recoger su papel y no pudo evitar centrar la mirada en los pies de Ana, ese día llevaba unas medias negras con cierta transparencia, lo que permitía ver sus hermosos pies desde ellas, además de que la habitación se había inundado con el olor de los pies de Ana desde hacía varios minutos. Durante un instante Manuel no pudo evitar sentir ciertos deseos con esos pies, pero una llamada de atención de Ana lo sacó de su fantasía.
- ¿Estás bien? - Preguntó Ana viendo que se había quedado totalmente quieto.
- Sí, es que estaba mirando si se había caído algo más. - Dijo Manuel intentando excusarse. - "Mierda, seguro que se ha dado cuenta, tengo que medir con cautela lo que hago". - Pensó.
- "Esa mirada estaba totalmente fija en mis pies..." - Pensó Ana. - "¿Será que...?"
Con cierto temor Ana subió un pie hacia una de las rodillas de Manuel y empezó a acariciarla.
- ¿Qué diablos estás haciendo? - Preguntó Manuel.
- Creo que necesitas ayuda con tus problemas de ira. - Se atrevió a decir Ana sin dejar de acariciar su rodilla con su pie. - Yo puedo ser tu psicóloga.
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Los pies de mi compañera de clase
Short StoryManuel es un chico con fetiche por los pies de las mujeres. Sin embargo nunca lo ha dado a conocer debido a la excesiva desconfianza que siente hacia los humanos. Pero un día, Ana,una compañera de clase desesperada por aprobar los últimos exámenes d...