R I V E R D U C C I O N | "Samantha y Félix terminaron después de una relación duradera y sorprendentemente estable, sus amigos hacen lo posible por sacarle información sobre su ruptura o buscar alguna pista para saber si siguen juntos. Al notar que...
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—Félix, ¿Estás bien?
Habíamos terminado hace aproximadamente dos semanas y media, éramos mejores amigos aunque fuera difícil de creer para los demás, nos amábamos, pero ninguno podía hablar con el otro sobre lo que sentíamos.
Era una sensación extraña.
Ambos éramos necesarios el uno para el otro, no estábamos acostumbrados a estar lejos del otro y era difícil, conocía su lenguaje corporal, demasiado para ser posible.
—Si, estoy bien. —dijo, fruncí los labios.
—No es cierto, no estás bien. Te conozco, ¿Te sientes mal?
—Me siento bien. —Dijo cortante.
—Por favor, deja de tratarme así. —susurré.
—¿Así cómo? —Se quejo discretamente, me volteé ligeramente en el sillón para verlo y forcé una mueca — Mal. —me vio instantáneamente dejando su celular en el sillón y me envolvió con un brazo, apoyé mi mano en su pecho discretamente cuando me presionó a su cuerpo.
—Lo siento, solo estoy un poco... Estresado.
—¿Sabes qué puede desestresarte? —Cuestioné mientras daba una pequeña caricia a su pecho al mismo tiempo que el acariciaba mi brazo.
—A ver, dime.
—Ir a la fiesta de Sebastián, en su casa, claro.
—Samantha, no tengo ganas de ir a una fiesta hoy, quiero ver películas y jugar juegos de mesa. —Berreó, dejó caer su cabeza sobre la mía y me acerqué ligeramente para besar la comisura de sus labios —Te prometo que la vamos a pasar bien.
Me agarró por la mejilla y profundizó el beso con agresividad —Solo si tú lo dices.
— Si haces algo por mí probablemente lo haga. —Sonreí bobamente.
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Solté una carcajada no muy convincente y lo vi mientras finjiamos una sonrisa al mismo tiempo, aquel y yo estaríamos conectados para toda la vida, dejando de lado por tatuaje en nuestras muñecas de un rayo.
Éramos el uno para el otro, todo lo que hacíamos lo hacíamos juntos.
—Bueno, Samantha y yo tenemos que irnos. —dijo con su voz áspera y medianamente grave mientras acariciaba mi hombro con suavidad.
—¿Puedes ir por un whisky para mí?, por favor. —dijo su mejor amigo en una voz algo indecisa mientras clavaba su vista en la mía. Me sacudí sobre el cómodo puesto del sillón con incomodidad.
—Si, está bien. —dijo a regañadientes y se levantó del sillón para ir a la cocina que estaba solo a cinco pasos.
Su polo blanca resaltaba entre un par de personas que estaban en la pequeña reunión —Sam, te tengo una pregunta.
—Dime. —Dije tratando de no expresar mi incomodidad —¿Félix y tú cogen? ¿O solo son amigos?
Aclaré mi garganta ante la pregunta completamente incomodidad y sin algún tipo de tacto.
Titubee algo sin sentido. La noche anterior nos habíamos emborrachado de una manera que se podía llamar loca y tuvimos algo que ver por la mera tensión sexual que siempre había entre nosotros. Y hoy lo hicimos también, pero eso solo porque quería que viniéramos a la fiesta, claro.
—Félix y yo no tenemos nada que ver. —mentí.
—Por Dios, la otra vez te vi encima de él y sus manos estaban en tu culo.
Félix se sentó a mi lado después de poner el vaso de whisky en la mesa de centro que estaba frente a mi, gracias al cielo había llegado porque no sabía cómo evadir la conversación.
—¿Quién tenía sus manos en tu culo? —preguntó aquel burlón, el sabía que yo no había estado con nadie después de que nuestra relación terminará.
—Tu, la última vez que nos vimos.
Ambos ignoramos la pregunta.
Probablemente tampoco era de mucha ayuda que mi labial estaba corrido por al rededor de mis labios y que mi ropa estaba algo desordenada, pero es que nadie jamás había superado su forma de besar o de tocarme, era cuidadoso al extremo.
Ni siquiera recordaba porque mierda habíamos terminado.
De hecho si lo sabía, ninguno de los dos tenía tiempo para el otro cuando estábamos en la universidad y cuando nos graduamos ninguno supo cómo mierda pedir que regresáramos así que solo éramos como una pareja sin ser pareja.
Maldita sea, éramos literalmente una pareja que no era parejas desde que tenía uso de memoria, a los cinco años, cuando él tenía siete nos conocimos y tuvimos nuestro primer beso un año después cuando vimos a mis padres hacerlo, ese mismo día los escuchamos tener sexo y gracias al cielo no lo vimos o no sabíamos que mierda era.
—Bueno, ayer los encontraron unos amigos besarse en el carro. ¿Pueden solo decirme que están juntos? No le diré a nadie, por Dios Félix, ¡soy tu mejor amigo!
—Eso... Yo, ¡Solo somos amigos! —exclamó. No era como que él me negara, solamente era que ni siquiera nosotros sabíamos si estábamos juntos.
—Si claro, ya váyanse. Los dejo resolver sus problemas.
Apreté los labios con algo de vergüenza y Félix agarró mi mano que estaba sobre mis piernas desnudas y por el accidental tacto mi piel se erizo como si una corriente eléctrica me recorriera de su cuerpo al mío.
Me levanté cuando aquel empezó a caminar sin siquiera despedirse, me sentía tan sumisa cuando se trataba de él...
—No entiendo porque no pueden evitar hacer esas preguntas. —me detuve en seco detrás de él y cuando notó un jalon de mi parte me volteo a ver extrañado.
—Tuvimos sexo en la parte de atrás de tu maldito convertible en medio de la maldita nada, ¿Tu crees que van a pensar que no estamos juntos? —exclamé en un susurro discreto.
—A lo que yo me refiero es que no hay necesidad de que se metan, Samantha. —Ladró en voz baja mientras un par de personas pasaban a su lado, estaba extrañamente ofendido por mi respuesta —Y podemos volver a hacerlo y eso no debería de importarles.
Título algo largo, no se me ocurrió nada más interesante, pero no es algo muy triste, es una relación de mis favoritas diría yo (metas) este fic está basado en cronología, es una pequeña cuenta regresiva de adelante hacía atrás, probablemente en un par de capítulos verán que fue lo que pasó entre ellos, no fue nada prohibido -infidelidad- fue más por salud mental.
Si ven que algo está mal escrito avísenme, no sé cómo chucha desactivar el auto corrector.
