Días

507 30 5
                                    

"Learning to let you go"

- 02 -

Nueve días después de la ruptura

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nueve días después de la ruptura.

—Somos mejores amigos, ¿Cierto?

La pequeña reunión de cumpleaños de Samantha era hoy, para su cumpleaños le regalé un viaje para ambos así que no le había dado tiempo de disfrutar con nuestros demás amigos, entonces había organizado una reunión en mi departamento porque ella no se llevaba muy bien con sus papás.

Desde que la conocía tenía una mala relación con ellos, cuando éramos novios ella prácticamente vivía conmigo, tenía un armario repleto de ropa y un peluche enorme de oso llamado Frederick. Era mi mayor enemigo, siempre lo abrazaba por las noches cuando no me abrazaba a mí.

—Si, mejores amigos. —dije en voz baja.

En fin, desde que terminamos no había dormido bien. Normalmente no podíamos hablar ni un poco por las tardes durante la universidad, pero ahora que no estábamos juntos era como si jamás hubiéramos terminado, lo único era que no dormía en mi cama, dormía en la habitación de huéspedes, cuando se quedaba conmigo claro. Tenía su propio departamento el cual en mi vida ví hasta hace unas horas, fuimos a buscar su cargador sin ningún tipo de doble sentido y eso fue extremadamente triste. Apartamento el cual staba repleto de cosas interesantes.

Un vibrador diminuto que seguramente no usaba porque estaba en una caja y olía a nuevo, un ejercicio de peluches en una esquina de la sala, un gato. ¡Un gato! ¡Ni siquiera me había dicho que tenía una mascota! La vida de Samantha Rivera fuera de mi apartamento era desconocida para mí.

En fin, su gato se llamaba waffle, tenía el pelaje suave y naranja con blanco, era el gato más hermoso que había visto en mi vida y tenía ojos verdes.

Así que el gato era una obra de arte.

Ah, se me olvidaba. También había flores frescas todos los días que aparentemente no le daba una amiga, en el poco tiempo que estuve ahí tuve unos tres ataques de celos por las flores, el oso y el vibrador.

Ella era todo un misterio para mí.

Apoyó su mano sobre la mía que estaba en mi pierna y dio una caricia con el pulgar, alcé la vista discretamente —¿Estás bien?

Olvidaba que ella conocía hasta cuántas veces tomaba aire por minuto, así que asentí con duda que yo mismo me sembré, la respuesta era no.

No estaba bien, quería poder besarla, pero los amigos no hacen eso, ¿Cierto?

Nosotros lo hacíamos de vez en cuando, cuando se nos olvidaba que ya no estábamos juntos o cuando estábamos borrachos, o sea casí siempre.

En fin, Samantha y yo éramos algo, parecía que aún estábamos juntos para cualquier otra persona, pero el decirnos te amo se volvió un tsunami de pensamientos que nos invadía, no podíamos decírnoslo, pero lo sabíamos. Jamás dejé a Samantha con el amor en las manos, siempre tuvimos una relación impecable, sexo bruto, tratos de princesa, palabras lindas la mayor parte del tiempo, de todo. Nos contábamos absolutamente todo, pero siempre hay un pero, casi nunca teníamos tiempo para el otro por la universidad.

Learning To Let You Go| RiverduccionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora