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Katsuki entró a su casa y tan pronto como se cerró la puerta detrás de él, un pequeño rubio ceniza chocó contra él.
-¡Papá! -Masaru comenzó a dar pequeños saltos exigiéndole al héroe número 2 que lo levantara.
Bakugo agarró al pequeño rubio ceniza y lo lanzó al aire. Las risas se mezclaron con pequeños gritos de emoción que sacudieron las paredes.
-¡Papá mira lo que puedo hacer! -Masaru extendió su mano de manera demostrable, dejando que pequeñas explsiones salieran de la palma de su mano.
-¡Ese es mi chico! -Katsuki le revolvió el pelo y dejó a su pequeño hijo en el suelo y Masaru corrió a la sala de estar.
Un olor exquisito llegó a sus fosas nasales y no pudo evitar una pequeña sonrisa. ______, su esposa, estaba preparando la cena.
Ella lo escuchó entrar pero no se dio la vuelta. Katsuki respiró hondo y sonrió. Ver quien cedía primero era su juego desde que estaban en la UA. Bakugo se cruzó de brazos y se apoyó en el marco de la puerta, mirándola de arriba a abajo, con una sonrisa engreída y satisfecha.
Hasta el momento era un empate.
La vio moverse rápidamente con una de sus camisetas, unos pantalones cortos deportivos ajustados y un delantal rojo atado atrás con un elegante lazo. Sus fuertes piernas se tensaban cada vez que se ponía de puntillas para coger algo de los estantes superiores.
Katsuki se mordió el labio y rápidamente una llama de deseo se encendió dentro de él.
-Masaru estuvo peleando en la escuela otra vez -dijo ella, sacándolo del trance.
-¿Uh? -el rubio se acercó y se detuvo justo detrás de ella, evitando tocarla a propósito.
La chica se dio la vuelta y levantó un poco su cabeza para ver a su esposo.
-Estaba intimidando a otros niños por tener quirks débiles -ella levantó una de sus cejas y le tiró una mirada significativa, pero él no se inmutó.
-Bueno -el joven explosivo lamio sus labios-. Simplemente es mejor que ellos. No hay nada que hacer.
-Katsuki, eres un idiota.
-Y aún así te casaste conmigo, cariño.
Ella soltó un suspiro. Quería que él borrara esa sonrisa egocéntrica de su rostro.
-Quiero que te sientes con él y que le expliques que su comportamiento fue incorrecto y que no puede seguir actuando así.
-¿Y qué obtengo yo con eso? -sus manos rodearon sus caderas, estrellándolas contra las de él.
