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Narrador omnisciente:
Neito Monoma estaba indignado.
¿Cómo logró él, entre todas las personas, enamorarse de una persona de la clase 1-A? Y no de cualquiera, sino de la chica que le había dado una paliza en el festival deportivo.
Era una pesadilla que devoraba su tambaleante cordura.
Intentó ignorar sus sentimientos, y durante sus ataques verbales hacia a la clase 1-A, la mayor parte de su desprecio iba dirigido a ella, pero al igual que Todoroki, la joven de cabellos rubios permanecía completamente tranquila y en numerosas ocasiones, cuando él pasaba el límite, usaba su don para callarlo.
Cuando la estrategia de ignorarla no funcionó, Neito decidió adoptar otro enfoque para asegurarse de que sus sentimientos eran un error. Su plan consistía en seguir a la chica y hacer una lista de todos sus defectos, de los cuales él aseguraba que tenía muchos.
Después de muchos meses de dedicación y trabajo duro, consiguió un cuaderno de 350 páginas que resumía todo lo que ella amaba y odiaba; sus hábitos, gustos musicales, de moda, citas, análisis de peculiaridades... pero lo único que no tenia era lo que él quería.
Un defecto.
Claramente, el universo le había dado todo lo bueno a la joven... menos a él como novio, claro está.
Pero ese paso en falso ciertamente podía solucionarse.
Era más fácil decirlo que hacerlo, teniendo en cuenta que ella era parte de la despreciable clase 1-A y también su comportamiento hipotéticamente incivil hacia ellos.
Después de un mes de planificación, Neito finalmente decidió una estrategia. Dos veces por semana depositaba una carta en su casillero y una vez a la semana, en el pomo de la puerta de su habitación la esperaba una pequeña chuchería relacionada con algo que le gustaba.
Las cartas siempre eran diferentes, algo humildes, discretas e interesantes. Cada vez que recibía una nueva, _______ la abría de inmediato y las comisuras de sus labios se curvaban, haciendo que la rubia se confundiera por dentro. La exclamaciones de sus compañeras de clase no parecían afectarla, porque siempre guardaba la carta cuidadosamente y nunca les dejaba leerla.
Esto continuó durante semanas, hasta que un día unos villanos la hirieron gravemente. Pasó tres días en el hospital y Monoma no pudo hacer nada.
Ni siquiera pudo hablar con ella.
Cada día, inquieto y preocupado, seguía merodeando por la escuela como si de un fantasma se tratase.
_______ regresó, trayendo los colores devuelta a su mundo. Sus cartas continuaron, pero Neito sabía que no podía seguir ocultándose por siempre.
