Capitulo 3: La solidaridad que salva.

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Los sectores 1 y 2 fueron los más beneficiados exceptuando el sector 3, el lugar donde nadie quería estar, perdidas, muerte y dolor era lo que se vivía día a día.
Los habitantes del sector 3 viven en edificios antiguos y destrozados, cambian de lugar diariamente evitando cualquier tipo de problema, además es el único sector en no seguir las ordenes de su gobernante y de no seleccionar grupos para encontrar alguna cura.

Las personas del sector 3 a menudo crean grupos para protegerse entre ellos.

—Vamos, debemos avanzar—Un hombre moreno guiaba un grupo de 10 personas, 2 mujeres, 2 niños, 2 adolescentes, y 4 hombres incluyéndolo.

—Félix debemos parar, llevamos días caminando—El anciano del grupo llevaba a cuestas a su nieta.

El grupo se veía cansado, sin fuerzas aun así tenían que seguir adelante.

—No podemos parar, debemos encontrar un lugar seguro—Félix tomo en brazos a su hijo, lágrimas cayeron de sus ojos por el cansancio, tomo la mano de su mujer y siguieron caminando por las calles de la destrozada ciudad, escondiéndose cada que veía a un infectado o indeseado.

—Au—La mujer que iba de la mano de Félix lo soltó tomando su gran panza de embarazo quejándose, se detuvo respirando ondo.

—¿Victoria?, ¿Que sucede? —Félix se detuvo, bajo a su hijo, y sostuvo a su mujer, el grupo miraba la escena y al rededor para prevenirse.

—Duele—Su voz era casi inaudible.

Félix miro a su alrededor, lo primero que captó fue un gran supermercado en ruinas, aún se notaba parte de la construcción quizás podrían encontrar un lugar seguro dentro.

—Vamos, estén atentos—Sostuvo a su mujer caminando lento.

El anciano bajo a su nieta y tomo a los niños de las manos, los demás siguieron detrás de ellos.

Llegaron dentro del supermercado, sin prestar demasiada atención se dirigieron a una antigua oficina, rebuscaron algo que pudiera serles útil, Félix no paraba de ver a victoria quien seguía quejándose del dolor.

—Nada—

—Nada—

—Nada—

Comenzaron a decir al terminar de buscar.

—Mierda—Un joven susurro contra las ventanas mirando al exterior.
—Deben ver esto.—

Todos excepto Félix, victoria y los niños se acercaron a ver, un grupo de unos 400 infectados con el virus caníbal caminaban buscando presas.

—¿Que está pasando? —Félix se acercó, sus ojos se abrieron de par a par nunca habían visto un grupo tan grande de ellos.

La concentración y el silencio inundaron la oficina, hasta que un sonido de agua chocando contra el piso y un grito los hizo girarse.

—Félix!!—Victoria estaba parada con las piernas completamente mojadas.
—Se rompió la fuente—Chillo asustada, Félix corrió hacia ella sosteniéndola.

—¿Qué hacemos? —Félix pregunto mirando a su grupo, no era el lugar ni el momento para tener un bebé, no ahí, no con los caníbales merodeando.

En otro lugar del supermercado

—No debimos entrar aquí—Fortis sostenía su brazo ensangrentado.

Julián miraba el perímetro cuidando de sus compañeros.

Fergus y Laia buscaban algo en las mochilas para detener el sangrado de Fortis.

El Camino Hacia La ArmoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora