PRÓLOGO

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Caos.

Era la palabras que definía completamente la humilde morada de España ahora.

Cómo solía verse siempre en sus hijos, Argentina, México, Chile, Perú, Bolivia, y los tres hermanos tricolor hacían de las suyas en el hogar.

Argentina tomaba mate tranquilamente acompañándolo con unas empanadas.

México preparaba pozole en la cocina del español.

Chile confundía a los demás por su forma de hablar.

Bolivia se quejaba de no tener mar.

Ecuador, Colombia y Venezuela...bueno, eran ellos mismos.

Y Perú por su parte, estaba demasiado tranquilo como para ser él. Aunque junto con Bolivia eran considerados los más tranquilos en el hogar, pues no hacían muchos berrinches o generaban discusiones tontas. Excepto por el hecho de que habitualmente discutía con México sobre: "¿Palta o Aguacate?"

Ninguno ganaba.

Volvamos al joven peruano, quién yacía acostado en su cama, observando atentamente su celular probablemente leyendo algún fanfic de países humanizados en el que curiosamente él se ve involucrado.

— PERÚ CHAVAL VEN A COMER CON TUS HERMANOS JODERR — gritó España desde el comedor del hogar.

— Ahí voy... — respondió el peruano sin intención de que lo escucharán pues, utilizó un tono de voz muy leve comparado al de su padre.

Posteriormente bostezó.

Salió de su habitación sin antes dejar su celular encima de su cama y luego bajó las escaleras. Casi al instante sintió como perdió el equilibrio en su pierna izquierda al pisar apenas el tercer escalón y se estampó contra el piso del pasadizo que llevaba al comedor.

El estruendo resonó por toda la casa.

Perú se maldecía internamente a sí mismo por estar toda la mañana tirado en su cama, al no moverse por mucho tiempo sus piernas estaban un poco débiles y ahora sentía como el calambre subía hasta su muslo.

México, quien iba de camino al comedor lo vió tirado boca abajo contra el piso.

— Ay mijo, sabía que eras raro pero no tanto... — dijo el mexicano con una sonrisa burlona.

— Vas a ayudarme o te vas a quedar ahí como un huevón — respondió Perú, aún sin moverse pues un dolor intenso se hacía presente cada que intentaba hacerlo.

— ¿¡Pero que a pasado aquí!? — Llegó España al escuchar el ruido. Al ver a Perú rápidamente llevó sus dos manos a su cabeza con la boca abierta. — Mi pequeñín... Virú, ¿Te encuentras bien chaval? MÉXICO LLAMA A TUS HERMANOS AHORA.

— Ahí voy jefecito... — El mexicano al escuchar el rápido cambio de actitud del español se asustó un poco y fue casi corriendo a ver a sus demás hermanos latinos.

España ayudó a Perú a levantarse del piso y lo apoyó en su hombro.

— Ostia, te has dado un golpe muy duro — dijo observando a detalle el rostro de su hijo. — Ven, vamos a tu habitación, te traeré paella.

Perú asintió levemente con los ojos cerrados aún adoloridos. Gracias al español fue llevado de vuelta a su habitación, qué raro juega el destino.

— Muy bien Virú, acuéstate en tu cama un rato, le diré a tus hermanos que te curen el rostro. — España salió de la habitación.

Nuestro peruano aún sin poder procesar siquiera algo de lo que acababa de pasar estuvo mirando a un punto fijo en su habitación, la repisa con la foto de mamá Tahuantinsuyo.

Feel My Heart  [ 🇵🇪 x 🇺🇲]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora