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Era viernes de nuevo, ir a la escuela no estaba en sus planes, de nuevo, había faltado toda la semana a la escuela, y hoy tenía que ir con sus abuelos.

El anterior viernes tampoco fue a la escuela por que le dio flojera ir, su padre llamo a la escuela justificando sus faltas, y ellos les creyeron sin problemas dándole 2 semanas de descanso.

Era el fin de la primera semana y se estaba aburriendo en casa, pero seguía sin tener intenciones de asistir al colegio.

Su madre no había podido caminar en toda la semana,—no entendía por que, pero no pregunto, tal vez se habia cansado demasiado por el embarazo—así que no fue a trabajar, su padre había insistido en quedarse pero Katsuki lo largo a trabajar diciendo que estaba bien.

Su mamá había bajado—a duras penas—de su habitación hasta la Sala para prepararle soba fría, diciéndole que su tía Fuyumi vendría por ella en un rato.

Se ofreció a ayudarle pero no quiso.

Era una buena oportunidad para preguntar, solo si no estaba su tío Tensei.

Se cambió su pijama por una camisa blanca que se abría en sus brazos y se ajustaba en sus muñecas, arriba se colocó un vestido rojo vino y unas mallas negras brillosas junto con unas botas de felpa cafés, y como último toque, los mismos pendientes de diamante que usó el día de la boda de su madre y los mismos guantes de tela blanca transparentosa con bordados de flores sencillas, y como peinado una coleta—que hizo Katsuki—con un lazo negro.

Ella no se iba a vestir como las vagabundas de su edad.

—¿Como te sientes mamá? —pregunto viendo como se acostaba en el sofá de cuero negro—¿Quieres vomitar?—pregunto de nuevo.

—No carajo, solo me duelen las malditas caderas.

—¿Quieres una pastilla? —volvió a preguntar.

—No, así estoy bien hija—dijo para después escuchar como tocaban el timbre—A de ser esa mujer—dijo para depués levantarse y abrir la puerta, encontrándose con Fuyumi quien tenía una brillante sonrisa.

—¿Como esta Bakugo-san? —pregunto preocupada viendo como el héroe se apoyaba en el marco de la puerta—Tenga cuidado por favor, sientese—lo tomó por la cintura, entrando a la casa y dejándolo sobre una silla—¿Que le ocurrió?.

—¿Que crees? —pregunto con el seño fruncido.

Fuyumi se sonrojo fuertemente y asintió con vergüenza.

—¡L-lo siento!, n-no debi preguntar, ¿P-puedo llevarme a Shoko? —pregunto mientras se reía nerviosamente.

—Aja, aja, ya adios—dijo mientras agitaba la mano—Ten cuidado mocosa—advirtió a su hija.

—Si mama, ¡descansa!.

Ambas albinas salieron de la lujosa casa y se metieron al carro gris de Fuyumi.

La más alta arranco el carro y empezó a conducir hacia la casa Todoroki, donde los esperaba su esposo Tensei, sus abuelos y Shoto.

—Tia—hablo Shoko.

—¿Que pasó Shoko?, ¿Te sientes mal? —pregunto mientras estaban en un alto.

—¿Por que mis padre y el hombre de dos colores no se hablan? —pregunto directamente.

La albina mayor se puso pálida y apartó la mirada mientras empezaba a transpirar.

—E-es un tema complicado Shoko—evadió el tema, no quería decirle que preguntara a sus padres, sería difícil para ellos.

¡No te lo mereces! [Todobaku] [Dekubaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora