Crackships 𝙊𝙣𝙚𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨👹

Jeff x Candace (sí, otra vez candace bc she's a whore)

(Esta es una historia diferente a la anterior, esta candace es de un universo distinto al de Onceler jskslnskd)

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—Qué puta desgracia —dijo Candace, observando su cajetilla de cigarros vacía.

La zona de fumadores del hospital se veía deprimente y aburrida al igual que cualquier día. Candace se sentó en el suelo, el olor a nicotina en las paredes de ese pequeño patiecillo era lo único que le quedaba en ese momento, parecía que las pastillas que le recetaban los médicos no eran suficientes para sobrevivir una estadía tan larga como la de Candace.

La chica de repente escuchó la puerta abrirse, seguido de unos pasos que se dirigieron hasta su lado, pero no le interesó lo suficiente para mirar a quien se habría sentado a su lado, tan sólo vio con el rabillo del ojo una mano pálida ofreciéndole un cigarro.

¿Qué tipo de imbecil desperdicia un cigarro en una desconocida? Una desconocida con tan mala reputación como Candace.
A pesar de las preguntas que inundaron su cabeza, Candace no volteó a mirarlo, estaba demasiado dopada como para que le importase, sin embargo, su mano alcanzó el cigarro de manera automática e incluso demandó que el chico se lo encendiera, y como si este evento instintivo lo contagiara también, él extendió el encendedor hacia ella sin decir palabra alguna.

Ambos fumaron en silencio, uno al lado del otro, apenas terminaban de fumar uno, él repetía la moción y Candace aceptaba, durante unos veinte minutos al menos.

Luego de un rato, el joven se puso de pie y se fue, Candace sólo se volteó hasta el último momento, viendo únicamente una cabellera negra y larga cruzar la puerta.

Esa habría sido la interacción más humana que había vivido en bastante tiempo.

Eso encendió una pregunta en su cabeza, algo que hacía mucho tiempo no ocurría ¿Cuanto había pasado desde que la habían internado allí?

De repente, como un destello, la pelirroja recordó su antigua casa, y su antigua familia, aquellos días de verano en los que pasaba su tiempo viendo a sus hermanos jugar y construir cosas inimaginables, lejos de las capacidades de un niño. Las tardes que pasaba con su novio, caminando por el parque y deteniéndose a tomar helado.

Cuanto los extrañaba, a Phineas y Ferb, a su novio... ¿cuál era su nombre?

Entonces los recuerdos se volvieron difusos nuevamente y las caras se tornaron borrosas, eran las pastillas que volvían su cerebro inútil y mezclaban todo en su cabeza.

Decidió que no tenía caso seguir pensando en el pasado y mejor volvió a su habitación.

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Durante esa semana no volvió a encontrarse al sujeto, y tampoco vio en ninguna zona común del hospital ese mismo cabello negro, que por alguna razón se quedó grabado en su mente. ¿Se había esfumado? ¿O era producto de su mente? ¿Una alucinación?

La siguiente semana Candace se sentó en el mismo sitio, a la misma hora y día que la vez anterior, su madre le había traído una caja nueva, así que estaba fumando cuando escuchó unos pasos que se acercaron a ella al igual que la primera vez. La pelirroja sintió al joven a su lado, su aura le causó un escalofrío, casi como si su presencia hubiese enfriado todo lo cercano a él.

Ambos fumaron en silencio nuevamente, hasta que Candace decidió que había sido suficiente así que se puso de pie y miró de reojo el rostro del joven, sin llegar a verlo bien a detalle.

—Soy Candace por cierto —dijo la chica tratando de mostrar un desinterés que no sentía, porque realmente estaba muriendo de nervios por dentro.

—Lo sé — respondió a secas.