Cuando la luz finalmente se disipó, Leif cayó de rodillas, jadeando con dificultad. Algo se sentía profundamente diferente, miró hacia abajo y, para su asombro, vio una figura esbelta y armada reflejada en la superficie plateada de la espada. La armadura que llevaba puesta era diferente a cualquier cosa que hubiera visto antes. En lugar de los tonos oscuros y apagados de una armadura común, esta brillaba en un rosa y azul intenso con detalles blancos que capturaban la luz de manera casi mágica. Las placas estaban adornadas con intrincados grabados de flores y hojas, dándole un aspecto etéreo y delicado, y tenía un collar en forma de mariposa que parecía simbolizar una transformación profunda. La armadura no podía ocultar las curvas femeninas que ahora poseía, curvas que se hacían evidentes a pesar de la protección metálica. Sus manos, ahora más delicadas y finas, temblaban al tocarlas, como si aún no pudiera creer lo que estaba viendo. Su cabello, más largo y suave, caía en ondas hasta su espalda, cada mechón brillando con un nuevo resplandor, como si la espada misma hubiera cambiado su esencia, transformando cada parte de su ser.
Leif...bueno, la nueva figura, se levantó lentamente, tratando de comprender lo que había sucedido. Su respiración era errática, y su mente luchaba por procesar el cambio "¿Qué... qué me ha pasado?" murmuró, con una voz que ya no le pertenecía. El peso de la armadura era sorprendentemente ligero, como si estuviera hecha a medida para su nuevo cuerpo; cada movimiento era más ágil, más fuerte. Sin embargo, el shock de la transformación era abrumador. Se tambaleó hacia un pequeño arroyo cercano, y su reflejo la miró desde el agua oscura. Los ojos que la observaban eran los mismos, pero todo lo demás había cambiado. Sus rasgos eran más suaves, más delicados. Tocó su rostro, incrédula. "Soy... soy una chica" dijo en voz alta, tratando de convencer a su propia mente. La espada, aún en su mano, pareció pulsar con una energía tranquilizadora. Cerró los ojos, sintiendo una conexión profunda con la espada, como si esta le susurrara que todo estaría bien "¿Por qué?" preguntó, esperando alguna respuesta del bosque silencioso. Pero no hubo respuesta, solo el murmullo del arroyo y el susurro del viento entre los árboles. Ella sabía que su vida había cambiado para siempre con su nuevo cuerpo y el poder de la espada.
La figura se sentó junto al arroyo, intentando ordenar sus pensamientos. Recordó los relatos sobre la espada, luego recordó viejos cuentos acerca de los héroes, historias que siempre había considerado simples fantasías. Pero ahora, ella misma era parte de una de esas historias. El peso de la responsabilidad que sentía era inmenso, pero también había una chispa de esperanza en su corazón. Tenía un propósito, una misión que cumplir, aunque aún no supiera cuál era exactamente. El bosque, que hace poco parecía un lugar peligroso al punto de parecer que su vida terminaría allí, ahora parecía calmado. Los fantasmas susurraban secretos antiguos, y los monstruos la observaban desde la distancia, como si entendieran la magnitud de su transformación, pues ya no iban contra ella. La caballera sabía que no podía quedarse allí para siempre; tenía que ponerse en marcha, encontrar respuestas y descubrir el origen de su nuevo poder. Con una determinación renovada, se levantó y miró hacia el bosque. Ya no era el niño débil y humillado que solía ser: Era una caballera con una misión, aunque aún no comprendía del todo cuál era "Esto es solo el comienzo," dijo una voz extraña. Cuando miró hacia abajo, notó que el collar que llevaba puesto estaba brillando intensamente "Tranquila, te acostumbrarás, Edme" continuó la voz. Ella se sorprendió y murmuró "¿E-Edme? ¿Qué?" El collar volvió a brillar y la voz dijo con firmeza "Edme es tu nuevo nombre".
Edme, anteriormente conocida como Leif, estaba tan confundida que no podía entender lo que estaba sucediendo "¿Pero cómo sucedió esto? ¿Por qué tengo este cuerpo?" se preguntaba mientras examinaba sus nuevas manos y el entorno a su alrededor. Sin embargo, el collar no volvió a brillar ni la voz a hablar, dejándola aún más desconcertada y un poco molesta. A pesar de la confusión y la falta de respuestas, Edme sabía que debía seguir adelante y descubrir el propósito de su misión y la razón detrás de su transformación. Aunque aún tenía muchas preguntas sin respuesta, la determinación en su corazón era más fuerte que nunca para regresar a su hogar y proteger su aldea.
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La maldición de ser el elegido
FantasiLa antigua historia, llena de misterios y transmitida de generación en generación, establece que solo aquel con un corazón puro puede extraer la espada mítica, incrustada en la piedra ancestral. Según la leyenda, quien lo logre será nombrado el nuev...