No todo había terminado para la familia Jeon cuando el último descendiente de los Ferrara falleció; existía alguien más que estaba en la lista por matar.
Alguien que solo buscaba justicia para Corea del Sur.
Un hombre recto que terminaría con todo e...
Cuando el sol volvió a nacer en Seúl, un pánico inundó a todos los civiles cuando en las afueras de Gyeongbokgung la atracción más importantes de Corea del Sur yacían 2 cuerpos, uno perteneciente a una dama omega de 30 años identificada como Kim Cornelia quien estaba colgada en la entrada, tenía 6 disparos de arma y un charco gigantesco en el suelo que decoraba la escena. En el techo estaba atado un varón omega quien tanto en ojos como boca tenía incrustadas 5 cuchillas de plata causando que la imagen fuera tan violenta y extremista hasta tal punto donde los coreanos comenzaron a rezar. Un poco más arriba estaba una manta gigantesca donde rastros de sangre la decoraban con un mensaje que decía:
"Esto es lo que les pasa a todas las ratas que se metan con el cartel del sur y osen retar al diablo cazando a la lechuza de ojos zafiros."
De inmediato las autoridades y la guardia nacional fue para tratar de calmar a la población sin embargo, este mensaje ya inundaba cada rincón de las redes sociales. A lo lejos, un alfa con una capucha negra observó en silencio la situación cubriéndose su rostro, leyó el mensaje con una sonrisa y se marchó.
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Al día siguiente, en la institución más prestigiosa de Seúl llamada "The Golden," un alfa con aroma a garrapiñada se encontraba en la puerta, despidiendo a los alumnos del preescolar, quienes emocionados se dirigían hacia sus poderosos padres.
—¡Señor Jang Soo-Ho! Es un placer verle —saludó una señora al director de la escuela.
—El gusto es mío, señora Lim. ¿Cómo está su esposa? Me imagino que bastante ocupada; escuché que su empresa lanzará un robot de última tecnología, ¿no es así? —preguntó emocionado.
—Tiene toda la razón, señor Jang. Mi esposa alfa siempre está muy ocupada, así que yo me hago cargo de nuestros hijos —soltó una risa suave.
—Son muy inteligentes, hay que admitirlo. Bueno, señora Lim, me despido porque debo ir a casa para comer con mi familia —dijo riendo.
El director Jang Soo-Ho se fue, no sin antes dejar en orden sus papeles en la oficina. Cuando llegó a su casa bajó y de inmediato un trabajador se acercó a él.
—Bienvenido, señor Jang —lo saludó el hombre sumiso—. Tiene una visita en la sala; dijo que esperaría a que usted llegara.
—¿Una visita? —preguntó levantando una ceja.
El alfa asintió y Soo-Ho frunció el ceño, acomodándose la corbata mientras subía las escaleras. Una vez dentro de su mansión, sintió un aroma a vainilla y chocolate blanco inundar el lugar. Con curiosidad, caminó más rápido hasta observar a Jang Yeosin, su esposa, riendo despreocupadamente con alguien más.
—¡Oh! ¡Cielo! —lo llamó la omega, agitando su mano suavemente.
Ella se levantó, dejó la taza de té sobre la mesa y, con una postura elegante, sonrió hacia su esposo, acercándose para plantarle un beso en la mejilla.
