Un regalo

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Dragones de piedra custodiaban la cafetería; congelando el tiempo y los recuerdos.

Hader había decidido entrar para relajarse y tomar un café caliente, en un día tan frío.
Mientras estaba por subir las escaleras, Hader escuchó que alguien estaba bajando, sin imaginarse que esa persona era alguien conocido y muy querido por ella, al verle, rápidamente notó aquellos ojos tan familiares, era como si su nostalgia lo buscara en cada rincón del corazón, era su ex.

Hader creyó por un segundo, que el corazón le iba a explotar; y de este saldrían Miles de mariposas molestas.
Se había quedado quieta sin moverse, al igual que él, al percatarse de que era ella.

De un segundo para otro, el ambiente era tenso, El chico tenía unos ojos color negro grandes, y por la forma en que la veía, podría decirse que en sus pupilas cabía una fogata, de esas que te encienden la vida, era solo una mirada pero provocó en ambos una sonrisa.

—¡Hola! —Dijo Hader un poco espontánea.

—¡Hey! —le respondió el chico mientras la saludaba levemente con las manos.

—¿Qué, cómo estás? —Pregunto un poco nerviosa.

—¡bien!. —hizo una pausa y luego le devolvió la pregunta.

—Bien. Aquí comprobando si es verdad lo que dicen, ¡Que este café es el mejor de todo el mundo!.

—bueno yo que lo he probado y puedo decir quee..

—¿Qué? —Pregunto curiosa. —¿ Qué ibas a decir Marcos?.

—olvídalo —le respondió él.

Luego hubo un silencio muy incómodo.
En esos segundos Hader notó que Iba bien vestido como siempre; una camisa manga larga del color azul turquesa, unos pantalones de tela y unos zapatos recién lustrados sin nada de polvo, llevaba cargando un maletín color negro en su mano derecha, y en su mano izquierda llevaba el envase de café vacío.

Segundos transcurrieron, un viento se filtraba en los poros de ambos trayendo de vuelta las risas y las incontables conversaciones que intercambiaron bajo el ocaso del verano.

—¿Entonces todo bien? —Quiso interrumpir el silencio Marcos, y no se percató que estaba volviendo a hacer la misma pregunta.

—si, todo bien. —contestó Hader, levantando un poco la ceja.

Marcos sonrió notando lo absurdo y cómico que estaba haciendo aquel reencuentro.

—¿nos preguntaremos todo el día cómo estamos?. Preguntó él.

—es raro, antes no dejábamos de hablar y ahora somos como dos extraños. —Argumento Hader, mientras lanzaba una sonrisa que ocultaba su dolor, luego miró su reloj para esconder la incomodidad de lo que había dicho.

Mientras que Marco solo asintió con la cabeza y dio un pequeño suspiro. Hader le respondió con una sonrisa muy sutil, mientras tocaba constantemente el anillo que llevaba en su dedo índice.

—bueno, —dijo Hader llevándose sus manos a sus bolsillos, —me alegro de verte, cuídate.

—¡espera! Tengo algo para ti iba a mandártelo con Samuel pero ahora que nos hemos encontrado es mejor dártelo en persona.

Marcos abrió su maletín y de ahí sacó un regalo en forma de cuadrado, envuelto en papel para regalos color rojo, con un diseño de tulipanes de diferentes colores.

—¿Y eso?

—un regalo para ti, por tu cumpleaños.—una leve sonrisa se diseñaba en su rostro.

—¡Oh! Un poco adelantado aún faltan tres días, pero lo tomo, —agarró el regalo y no dejaba de verlo, pero el aún lo sostenía.

—¡lo sé! por eso antes de entregártelo, debes prometerme que lo abrirás hasta ese día.

—¿Por qué?.— preguntó sorprendida.

—solo prométeme que no lo abrirás antes. Hazme caso una vez tan siquiera en tu vida.—dijo esta vez seriamente Marcos.

—Está bien lo prometo.

Marcos antes de soltar el regalo la miró fijamente a los ojos celestes, y le recalcó que por favor no lo abriera antes del día acordado.

—¡Gracias!—Dijo Hader un poco sorprendida, mirando con curiosidad el regalo que parecía no pesar demasiado.

—¿Por qué no lo puedo abrir ahora? Preguntó nuevamente Hader.

—¡No! Hazme caso una sola vez en tu vida Hader, y no lo abras antes, recuerda que me lo has prometido.

—entiendo. —dijo Hader mientras le sonreía sutilmente.

—bueno, adiós. —dijo Marcos. —ya voy con la hora encima para mi trabajo. —se excusó.

—no hay problema, adios. Te diría que te acabaras el café conmigo, pero veo que ya no tienes. —dijo Hader de manera de chiste, pues Marcos ya solo cargaba en su mano el vaso vacío.

—Tú y tus chistes.—dijo alejándose sonriente.

Hader tocaba el Regalo intentando adivinar lo que había dentro, no estaba segura sí cumpliría su promesa, era demasiado curiosa.   

Y no estaba equivocada, Pues no le habían ni servidor el café, cuando ya lo estaba abriendo el regalo; su regalo se trataba de un libro de su autora favorita Lidia Gutiérrez, sus ojos se llenaron de brillo y en su cara no cambia la felicidad, pero no había sido solo eso pues al momento de ojear el libro, encontró entre sus páginas un sobre qué llevaba escrito: hasta el día de tu cumpleaños puedes abrirlo me lo prometiste.

Hader sonrió, si alguien la miraba pensaría que estaba loca, se dio cuenta de que Marco la conocía muy bien, y en señal de respeto a él, lo abriría hasta el día indicado.

Nota de autora: gracias a todos por su apoyo 💖 estaré subiendo capítulo todos los viernes.

Feliz Cumpleaños a Todos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora