| CANCELADA. |
"Luzbel es el único Omega de la familia Morningstar y nunca se ha involucrado mucho en los asuntos del cielo. Su trabajo era simple: hacer feliz a la gente. Mientras sus hermanos, Amenadiel y Miguel, estaban ocupados con sus deberes c...
✧*。Comenzamos fuerte, y terminamos igual. KAHAKAJ- ✧*。
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La tensión entre ambos era palpable.
El más joven yacía sobre el escritorio, en cuatro, mientras pequeños espasmos de placer recorrían su cuerpo. Su túnica angelical estaba levantada, dejando expuesta su espalda y todo lo que le seguía; sus piernas estaban abiertas de par en par, ofreciendo acceso fácil a su trasero y su vagina húmeda.
El mayor exploraba su trasero redondo, dándole nalgadas sin piedad ni cuidado alguno, dejando marcas en la piel blanquecina del Serafín, quien respondía solo con quejidos de placer puro.
Sus carnosos muslos eran manoseados y apretados por aquel ser con el que compartía sangre, subiendo descaradamente más arriba, apretando nuevamente sus nalgas hasta separarlas, dejando expuestas sus dos entradas vírgenes. Con una mano de soporte, el mayor exploraba con la otra, tocando, llegando a introducir tres de sus dedos en la vagina de su hermano menor. Estaba tan mojado que le permitía eso y más, algo como su propio pene, por ejemplo.
Y eso era lo que más deseaba: poseerlo. Nadie lo detendría, ni siquiera otro de sus hermanos, o su mismísimo padre.
Luzbel sería solamente suyo y de nadie más. Solo de él.
Se bajó los pantalones, exponiendo su grande y viril miembro; era tan ancho que ni siquiera con su gran mano lograba envolverlo.
Lo rozó contra la entrada principal, escuchando extasiado los gemidos provenientes de la boca de su hermano menor.
—Luzbel~ —gimió, su voz ronca por los efectos de su celo mensual—. Te haré mío~ —volvió a decir, comenzando a hundirse cada vez más en él, hasta que una voz familiar interrumpió.
—¿Luzbel? ¿Hermano? —exclamó Amenadiel, al otro lado de la puerta. Ambos entraron en pánico de inmediato o, mejor dicho, solo uno, el serafín.
Luzbel abrió los ojos de golpe ante la voz de su hermano, cubriéndose los pechos descubiertos y bajándose la túnica, con el corazón acelerado.
