Capítulo 2

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—¡Señor P-park! —tartamudeó sintiendo los labios abultados de su jefe pasearse por su cuello a su gusto.

No tenía idea de que hacer, y lo peor de todo es que el aroma a malvaviscos y canela del contrario tenía a su lobo aturdido completamente, haciendo que despidiera más feromonas en respuesta a al celo del contrario. Estaba dejándose llevar por sus instintos a pesar de que se estaba conteniendo lo más que podía, pero la erección que comenzaba a formarse en sus pantalones le dejó en claro que no estaba sirviendo de mucho.

Mírame, Alfa —Park tomó con ambas manos su rostro haciendo que le mirara fijamente, con sus respiraciones chocando entre sí y sus frentes pegadas.

Jungkook tragó saliva audiblemente, observando los labios rojizos y brillantes del ojiverde. Dejándose llevar finalmente por las feromonas de excitación que despedía el otro, llevó una mano a su rostro, rozando con su dedo el abultado labio inferior. Jimin, harto ya de la distancia, fue el que terminó impulsándose para iniciar un beso brusco, lleno de deseo y expectante a lo que pudiera desencadenar.

Jungkook mentiría si dijera que aquello no lo sorprendió, pero aún así no demoró en corresponder, llevando ambas manos a la cintura de su jefe para apegarlo a su cuerpo. Sus lenguas se enredaron entre sí, mientras que el pelinegro no dudó en restregarse contra su empleado, deteniendo el beso por unos segundos para soltar jadeos y bajos gemidos.

Jeon se sentía tan extasiado, no siempre se tenía la oportunidad de tener algo con un ¿omega? tan hermoso y así de peculiar como lo era su jefe. Su lobo podía ser débil, pero eso no lo convertía en tonto. Y aunque se sentía un poco mal por aprovecharse de él durante su celo, no podía dejar de oler esas ferormonas que parecían casi ordenarle que le atendiera.

Cansado ya de contenerse, agarró al omega por el trasero, elevándolo para dejarlo sentado en su mesa de trabajo. Las piernas del señor Park se enredaron en su cintura mientras seguían besándose como dos animales salvajes en busca de apareo, dejando que el calor y la excitación del momento llenara sus mentes y vaciara sus conciencias.

Para la suerte de ambos —o su lamento—, Jackson y Wonho aparecieron, pensando en marcharse al ver la situación en la que se encontraba su jefe con su más reciente empleado, pero al notar las ferormonas en el ambiente supieron que algo no era del todo normal.

—¡El jefe está en celo! —exclamó Wonho observando como Jungkook apretaba al pelinegro más contra su cuerpo y una de sus manos se colaba traviesa dentro de su camisa.

—Hay que separarlos —habló Jackson esta vez.

Cuando hicieron el intento de acercarse Jeon se puso en alerta, su instinto de alfa estando en contra de tener a otros dos de su misma casta alrededor del omega en celo. Sus ojos se tornaron de un extravagante color morado, poniéndose delante de Park, que jadeaba agitado detrás de él deseando algo de alivio para el malestar que sentía en todo su cuerpo.

Calma, Jeon. —Jackson utilizó su voz de mando, viendo extrañado como los ojos del mencionado volvían a su típico azul y como bajaba su cabeza en señal de respeto.

—Vamos a llevarnos al señor Park, tú vete a casa —Wonho se acercó al ojiverde mientras Jackson se adentraba en su oficina y salía con una jeringa cargada.

—¿Qué es eso? —preguntó en un murmuro, viendo como inyectaban aquel líquido transparente en el brazo de su jefe.

—Es un supresor de acción rápida, vete ya, Jeon.

Haciendo caso a la orden de Jackson se encaminó hacia la salida, no sin antes tomar su bolso y los papeles que debía organizar para el otro día. El señor Park había terminado inconsciente luego de aquella inyección y con sus ferormonas casi imperceptibles para ese momento. Tal vez si era lo mejor dejarlo a cargo de sus guardaespaldas.

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