Se removió con los ojos aún cerrados, soltando un quejido por lo incómodo que estaba y el dolor de cabeza que lo estaba atacando. Abrió los ojos con lentitud, recordando lo sucedido en la noche anterior. La manera en la que había besado y tocado a su jefe. Él solo hecho de pensarlo hacía que sus mejillas y orejas se calentaran.
Se puso de pie, experimentando una sensación de malestar en su cuerpo, pero creyendo que solo era por haber dormido en el piso no le tomó mucha importancia.
Observó su cama vacía, con las sábanas dobladas y tendida a la perfección. Jimin se había ido hace un tiempo al parecer, y lo había hecho en completo silencio sin siquiera despedirse. Se sintió mal por ello, más después del momento tan íntimo que habían compartido la noche anterior.No era la primera vez que besaba al pelinegro, y cada vez que lo hacía parecía gustarle más. No es como si estuviera enamorado de él, pero si debía admitir que comenzaba a desear besar esos labios gruesos y suaves más veces, a pesar de la cierta reserva que aún tenía por su actitud tan egocéntrica.
Decidido a olvidar ese hecho por ahora, se metió a la ducha para poder comenzar bien su día. Una vez estuvo listo fue hasta el comedor, viendo a su madre acomodar los platos con el desayuno encima de la mesa.
—Buenos días —saludó de manera general y tomó asiento al lado de su padre, que entretenido con la prensa, apenas y le había devuelto el saludo.
—Buenos días, Jungkookie —expresó alegremente su madre, dejando un pequeño beso en su frente—. ¿No tienes algo para contarnos?
—¿Eh? ¿Por qué dices eso? —cuestionó confundido, observando a la beta darle una mirada pícara mientras alzaba ambas cejas varias veces—. ¿Por qué te comportas así?
—Ignórala hijo, hoy amaneció delirando más de lo normal —articuló su padre, recibiendo un golpe en la nuca por parte de la mujer.
—Trajiste un omega anoche, ya admítelo. Tienes veintitrés años, no te regañaremos por eso.
Su cara se tornó de un intenso color rojo al escuchar esas palabras. Su madre después de todo si los había escuchado, y ahora estaba malinterpretando lo acontecido.
—¡No es lo que crees! —exclamó dejando su vaso con leche de plátano sobre la mesa y poniéndose de pie—. ¡Era mi jefe!
—No creo que sea bueno mezclar de esa manera tu vida privada con el trabajo, Jungkook —su padre bajó el periódico y lo miró de manera seria.
—¡No es así, lo juro! —negó con la cabeza, insistente, mirándolos de uno a uno—. Estaba borracho y me llamaron sus amigos para que me hiciera cargo de él, no sé donde vive, así que lo traje aquí por eso. Nada más.
—Oh, vamos hijo, no tienes que inventar excusas para justificarte —se burló su madre, pellizcando su mejilla—. Con solo preguntar a Google habrías tenido su dirección, Park Jimin es una persona muy famosa.
Se quedó en silencio unos segundos, abriendo los ojos exageradamente al notar que había sido soberanamente innecesario llevar a Park a su hogar. No se le hubiera ocurrido eso ni en mil años. Pero al ver el rostro sonriente de su madre y a su padre mirarle con una ceja alzada, se dio por vencido e hizo lo que mejor convenía en ese momento: huir.
—No te avergüences, somos tus padres, Jungkookie —le gritó su madre cuando lo vio escapar hacia la sala de estar.
—¡Debo irme, adiós!
—¡Apenas y comiste algo! —gritó nuevamente la mujer.
—¡No tengo hambre! —Cerró de un portazo, corriendo hacia la parada de autobuses.
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Zeta » Kookmin
Fiksi PenggemarEn un mundo donde la supremacía alfa no es más que un hecho del pasado, y estos fueron enviados directo a lo más bajo de la pirámide... ¿a qué podía aspirar Jeon Jungkook? Un alfa proveniente de una familia de clase media, con miles de sueños sin cu...