Prologo

53 15 38
                                    

La lluvia caía con una intensidad desbordante, como si el cielo mismo hubiera decidido llorar. Las calles, antes secas y transitadas, se transformaron en un laberinto de charcos y corrientes. Las alcantarillas, obstruidas por la negligencia humana, arrastran restos de basura dejada en las calles, convirtiendo la avenida en un río turbio que arrastraba consigo los residuos de la ciudad.

Salimos de la universidad empapados, las mochilas pesadas y los zapatos chapoteando en el agua. El reloj marcaba las 22:00, y la noche se había vuelto un desafío. Buscamos refugio en un taxi amarillo que nos dejó en una esquina cercana a casa. El conductor, con una sonrisa resignada, nos deseó suerte antes de partir.

El hambre nos apretaba el estómago y decidimos hacer una parada estratégica. En una pequeña tienda, bajo el resplandor fluorescente, compramos bebidas frías y unas empanadas recién horneadas. El aroma a carne y especias nos envolvió, y devoramos aquel manjar con avidez. El queso derretido se mezclaba con la lluvia en nuestros labios, y las cervezas nos reconfortaban como un abrazo cálido en medio de la tormenta.

La venta era nuestro refugio temporal. Las gotas golpeaban el techo de zinc, creando una sinfonía irregular. Nos sentamos en una esquina, nuestras ropas goteando sobre el suelo de baldosas. Las risas y los susurros se mezclaban con el sonido de la lluvia, y en ese instante, éramos cómplices de la noche, desafiando su furia. Lina: (mirando a Paúl con los ojos brillantes) -"¿Crees que la lluvia también es un cómplice de nuestro amor locoooo?"

Paúl: (sonriendo) - "Quizás. Tal vez sea el cielo conspirando para que estemos aquí juntos, Linda.

(Tomando su mano) "O tal vez es solo una excusa para estar aquí contigo, bajo este techo de zinc".

Paúl: (acariciando su mejilla) - "No necesitamos excusas. Solo necesitamos este momento.

Y así, entre risas y susurros, Lina y Paúl se encontraron en medio de la tormenta, creando su propia historia de amor en un rincón de la ciudad empapada. La lluvia seguía cayendo, pero solo tenían ojos el uno para el otro, desafiando el tiempo y el clima con cada palabra compartida y besos apasionados.

Cuando finalmente la lluvia paró un poco, convirtiéndose en llovizna, salimos de la venta. Nuestras manos se encontraron, y caminamos abrazados por la avenida mojada. Las luces de los postes destellaban en los charcos, y el mundo parecía haberse reducido a nosotros dos. Paul vivía al final de la calle, y cada paso nos acercaba más a su puerta. La noche, con su misterio y su pasión, nos envolvía como un abrigo invisible.

Así, entre risas y suspiros, llegamos a la casa de Paul. La lluvia había dejado su huella en nuestras almas, y aquel momento quedó grabado en nuestra memoria como una historia de amor y tempestad.

Nos perdimos en la ciudad.
Donde todo podía pasar
Quería enseñarte cada parte.
Y al fin poderte tocar...
De día pisábamos fuego.
En la tarde ardía el cielo.
Pero en la noche tú y yo éramos uno.
En las calles de Madrid
¿Cómo poder olvidar?
¿Lo que vivimos en cada madrugada?
Mirándote, reflejos de la luna en tu piel.
Cómo nos tocamos, noches de verano.
De tanto beber, cuando caías yo te tomé.
Cómo nos besamos, noches de verano.
Babi, te vi en la calle saliendo de la disco.
Y no paré hasta darte un mordisco...
Hasta a ti yo llegué por instinto
Y a la segunda lo hicimos' distinto.
Dios existe y lo sé cuándo te toco.
Te has ganado a mi corazón roto
Amores como este quedan poco'
Aunque te hagas el loco
Compositores: Daniel Sobrino, Saga, Esteban, Manu Lara, Villano Antillano.

Creo que me estaba enamorando de él. Esa noche decidí quedarme a dormir allí. Llegamos tarde. Su madre y su hermano ya estaban dormidos. Nos encerramos en su cuarto, comenzamos a besarnos y a desnudarnos; todo era pasión. Sus manos acariciaban mi cuerpo con fuerza y, al besar mis labios, los mordía.

"3 VIDAS CONTIGO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora