-¿Así saludáis en Canarias?- me lanzó una de sus medias sonrisas.
-¿Cómo mierda -le miré de arriba a abajo y me crucé de brazos- sabes dónde vivo?
Se estaba riendo a carcajadas delante de mis narices. "Te encanta su risa y lo sabes..." ¡¡NO!!
La vocecilla que había en mi cabeza estaba ahí cuando menos la necesitaba
Al fin había parado de reírse.
-¿Me dejas pasar?
-¡¡Pues claro que...!!- mi madre me interrumpió.
-¿Eres el amigo de Vanessa? ¿Eric? -asintió con la cabeza- Oh venga pasa, eres bienvenido. Vanessa no deja de hablar de tí.
¡¿QUE NO DEJABA DE QUÉ?! ¡Esa mujer estaba completamente loca! Lo único que le dije sobre él es que me había llamado enana.
Cerré la puerta después de que el señorito entrara.
-Subid al cuarto de Vane, si me necesitais estaré aquí abajo.
Lo que me faltaba... Llevar a mi habitación un payaso. ¡Gracias mamá!
Bufé y subí enojada las escaleras, Eric, me siguió.
Entramos en mi cuarto y me senté en la cama. Por lo contrario él se sentó en la silla de mi nuevo escritorio de color azul pastel con el respaldo pegado al pecho. Me estaba mirando a los ojos mientras me lanzaba una de sus medias sonrisas. De repente noté como la sangre subía a mi cabeza y me ardían las mejillas. ¿Qué me pasa?
"This is love, this is love, this is looove..." Maldita cancioncilla.
-¿Q-que quieres...?- un momento, ¡¿acabo de tartamudear?!
-Así que no dejas de hablar de mi, ¿eh? - se levantó de la silla y paseó por el cuarto, le seguí con la mirada.
-¡Eso es mentira! Tengo cosas mejores que hacer con mi vida que hablar de tí sin apenas conocerte, no te hagas ilusiones.
Rió.
-Me gusta tu carácter, enana.
-¿Cuántas veces tengo que decirte que no me llames enana?
-Las que haga falta, enana.
Me levanté de la cama y me acerqué a él más y más cada vez que decía una palabra.
-Mira chaval me estar hartando ya ¿vale? Como vuelvas a llamarme enana una vez más te juro que...
Callé porque sentí un contacto en mis labios. Le miré. ¡¿ME ESTABA BESANDO?! Me aparté de inmediato cuando me dí cuenta de que Eric estaba pegado a la pared y yo a él.
-Puaj- le miré- ¿Pero que coño haces?
-Solo era para callarte, no te acostumbres.
Ni me gustaría acostumbrarme.
"Sí te gustaría"
Que no, ¡y cállate de una vez!
Me ruboricé y me mordí el labio.
Me senté de nuevo en mi cama con la cabeza baja. En esos momentos agradecía haberme soltado el pelo porque me tapaba gran parte de la cara.
-Vienes a mi casa, te plantas en la puerta, te ries en mi cara, subes a mi cuarto, me besas. ¿Qué más quieres?
-Quiero conocerte -siguió paseando por la habitación-.Saber cuáles son tus gustos y aficiones.
¿Para qué iba a querer saber de mí? Después de todo solo era mi compañero de clases. Decidí hablarle un poco sobre mí.
-Bueno, no hay mucho que contar. Me gusta leer, hacer surf y escuchar música.
-Que guay, ¿qué tipo de música te gusta?
-Me gusta de todo tipo; Pop, Rock, Indie...
-Oh, ¿sabes quiénes son Sleeping With Sirens? Es mi grupo favorito.
-Si, me gustan bastante.
Me miró asombrado.
-¿Enserio te gustan? -asentí. Se agachó delante mía con una rodilla apoyada en el suelo- Vanessa Villalba, ¿te casarías conmigo?
Reí.
-Eres la primera chica que conozco a la que le guste Sleeping With Sirens.
Venga, tampoco era para tanto; era un grupo famoso.
Empezó a reír conmigo y volvió a sentarse en la silla (esta vez correctamente) y siguió mirándome. No quería parecer borde así que le pregunté a él también:
-¿Y a ti? ¿Qué te gusta hacer?
-Música y skate, mi vida resumida en dos palabras.
Me levanté y saqué mi tabla de skate de debajo de la cama. Se la dí. Eric la cogió y la miró con detalle.
-¿Sabes hacer skate?-sonrió.
-Seh, soy buena.
Levantó su brillante vista de la tabla un momento para mirarme.
-Bueno, eso habrá que verlo.
-No tienes que ver nada, soy mejor que tú y punto, acéptalo - le quité mi skate de las manos con una sonrisa desafiante.
-Eso me lo demostrarás mañana en la pista de skate del barrio a las seis en punto.
-Oye, oye yo no voy a...
-¡No faltes!
Cuando me quise dar cuenta Eric estaba bajando las escaleras dando saltitos de... ¿alegría?
Bajé corriendo. Ya se había ido.
De ninguna de las maneras iba a ir a esa pista, me niego, tengo cosas mejores que hacer.
*
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¡No me llames enana!
Roman pour AdolescentsVanessa Villalba, una chica pequeña, graciosa y enojona se muda desde Canarias. En su nuevo hogar le espera soportar a Eric Walker, su primer conocido el cual no para de llamarla enana. Les esperan muchas aventuras a estos dos skaters.