Había mucho ruido.
Muchos alumnos corrían para no llegar tarde a sus clases, la mayoría de los profesores de la UA tenían una fama de ser estrictos a tope, pero usualmente quienes más corrían eran los novatos, aquellos que eran de cursos superiores solían moverse con calma y seguridad en esos pasillos.
Uraraka caminaba con tranquilidad mientras escuchaba a su rosada amiga quejarse sobre como Kirishima no parecía captar sus "señales" románticas. La castaña había cambiado bastante desde su salida del psiquiátrico, la pizca que había de lo que alguna vez fue era muy escasa, ahora, lo que más la caracterizaba era su silencio, decía palabras justas y necesarias.
Pero no era algo inusual para Mina; ya se había acostumbrado a la nueva personalidad de la castaña, la chica era sigilosa con sus temas y ella respetaba los límites que su amiga imponía, el más marcado de todos era el evitar cuestionar la época en la que se marchó.
- Aaa ya no se me ocurre que más hacer Ocha, a veces ‐hizo una pausa- he pensado en simplemente robarle un beso.
Recibió una mirada curiosa - Quizás deberías, Kirishima no creo que de el primer paso -opinó ella- ya sabes, por eso de la masculinidad que tanto proclama.
- Tienes raz.. - la rosada había caído al piso de golpe, o más bien, la habían botado.
Mientras era levantada por la castaña, ambas pusieron atención a lo que ocurría unos pasos frente a ellas.
- Dios! ya es la tercera vez esta semana - reclamó Ashido - no entiendo como es que no se rinden de una vez.
Uraraka miraba la situación de manera neutral, ya era común ver a ese par huyendo de las chicas de primero, lo que no entendía era porque a ellas les llamaban la atención, había convivido tanto con Todoroki cómo con Bakugou para saber que las han rechazado incontables veces, con la excusa de que todos allí deberían concentrarse en ser héroes, no en elegir pareja.
- Además no se puede correr en los pasillos, las viste o no?! - decía quejumbroso el rubio.
Iida, quien movía su brazo roboticamente era utilizado como barrera entre las hormonas y sus compañeros mientras se encargaba de reprender a las jóvenes.
- Neee, que creen que hacen con nuestros chicos muchachas! - interrumpió Mina.
Ochako solo la miró, luego a sus tres compañeros y finalmente a las acosadoras, negó antes de irse, no era su problema, y aunque con los meses consideraba a ese par sus amigos, ella no iba a intervenir en la loca adolescencia de esas estudiantes, además, la clase con Present Mic estaba a cinco minutos de iniciar y desde que habían iniciado su segundo año se había vuelto aún más estricto con cada uno de ellos.
Lo primero que noto al llegar al salón era justo las personas a quiénes no quería realmente ver, no sentía culpabilidad en como terminó todo con ambos, quizás eso era malo, pero no dejaba que ocuparán mucho su mente. Los dos peliverdes la miraban atentos mientras ella llegaba a su asiento, justo detrás de Sero.
- Ura -saludo el pelinegro al verla- que pasa allá afuera? -preguntó divertido.
- Lo de siempre -respondió con algo de burla- Bakugou y Todoroki no manejan a sus chicas.
- QUE DIJISTE DESGRACIADA?!! - el explosivo había alcanzado a oírla.
Ochako soltó una pequeña risa, para luego levantarse de hombros fingiendo ignorancia.
La clase iba a comenzar.
Su profesor los había llevado al área deportiva para separarlos en grupos, en dónde claro, debía haber una cabecilla, en el caso de ellos, el rey de las explosiones era quien los lideraba, quizás eso explicaba el porque su respiración estaba tranquila a diferencia de su corazón, y bueno, el sudor que estaba prácticamente por todas partes; agradecía mentalmente haber tomado su cabello largo y castaño en una coleta alta antes de empezar.
- JURO QUE YA NO PUEDO MÁS - grito Jirou - Bakugou detén tu trasero, mis piernas van a colapsar -se quejó.
- Son todos unos flojos -dijo él, mientras se detenía a beber agua- hacen que nuestros entrenamientos extras se vean insuficientes y eso que los entreno bien- tomo un trago- excepto tu, Ura, vas bien.
- Aplaudanle a la domadora de bestias - susurró cierto pelirrojo al chico eléctrico.
Katsuki cerró su botella - Escuché eso, tarado.
La chica de rostro redondo solo los observaba, pensaba en como habían cambiado las cosas desde el año anterior, el creer que ahora su nueva normalidad era relacionarse con ese grupo diverso le parecía loco, un poco surrealista. Detuvo sus pensamientos al notar el sobresaliente atardecer que consumía el cielo, saco su teléfono para verificar la hora, la clase había terminado hace cinco minutos asi que ya debía irse, pues Hatsume la esperaba para revisar las modificaciones de su nuevo traje.
- Uraraka senpai - escucho con sutileza.
Observo de reojo a aquel joven de un año menor, sabia exactamente a lo que venía.
- Lo siento, no puedo escucharte ahora, alguien me espera -levanto su mano para despedirse de sus amigos y se largo de allí.
Caminaba con calma mientras veía como la UA comenzaba a iluminarse debido a la gran cantidad de faroles, parecía casi una noche estrellada a pesar de la ausencia de la luna, le gustaban los colores en el cielo, era único el poder admirar algo así; por eso lamento el encontrarse nuevamente con ese par, juraría que los miro un segundo, era molesto que ellos no hicieran lo mismo.
De verdad que Izuku ni Asui entendían o mejor dicho, aplicaban la palabra disimular, por eso acelero el paso hasta desviarse y finalmente llegar al edificio de soporte, se emociono levemente al pensar que pronto podría comenzar a usar su nuevo traje, sin mucha esmero abrió la gran puerta, sabía que la pelirosada era la única que seguía allí a esta hora.
Por supuesto que la recibió un objeto explotado y mucho humo.
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Cuando los villanos pierden
FanfictionOchako Uraraka no podia realmente seguir adelante. Había algo que la consumía, algo que crecía, algo que no distinguía si era bueno o malo... Estaba ahí, su sangre compartida, acompañandola, atormendandola. Pero Katsuki Bakugou también estaba ahí...