Ochako era una imbécil.
Al menos eso creyó al día siguiente cuando Aizawa le dijo que los mochis eran de parte de Eri, y que ella era fan de Bakugou, por eso la envoltura de bombas.
Ella debería estar pensando en el importante examen de inglés que tendría en unas horas, no en el estúpido regalo que recibió tres noches atrás, pero le era imposible sacarlo de su cabeza! Había empezado a molestarla, estaba relativamente bien antes de que las personas de la academia intentaran frecuentar (falsamente) su vida de nuevo, a ella no le gustaba para nada tener emociones negativas, sentía que le gatillaban episodios del pasado que tenia bien enterrados en el lado más oscuro de su mente.
- Uraraka, lo siento mucho -dijo una ayudante al entrar a su cuarto- Eraser Head no podrá venir a hacerte clases hoy, dijo que surgió algo en la academia.
La castaña en realidad no le presto mucha atención, había un alboroto en la entrada del psiquiátrico que sonaba mas interesante que su prueba de inglés.
- Que pasa allá afuera? -cuestionó, intrigada.
- Oh, eso... lamento eso, hoy transfirieron a alguien al área de conducta social -hizo una breve pausa- y bueno, como escuchas, no esta nada feliz.
Ochako era curiosa, y eso a veces podía salir muy mal...
(...)
Habían vuelto sus gritos, exactamente como la primera noche que estuvo ahí; ella odiaba las noches, ella no quería dormir, cerrar los ojos era una tortura, porque la veía, y ahora que sabia que Himiko Toga estaba para siempre en su ser, quería morirse. Estaba siendo atormentada por su gran fantasma de nuevo, sentía esa aguja atravesarla para salvarla y no podía detener el curso de su historia.
Uraraka no debió ser curiosa, no debió acercarse al nuevo paciente.
Ardían sus venas, pataleaba para quitarse a todos de encima, mordía los brazos de Hawks y lo insultaba por perder sus alas, le decía que era un inútil, que jamás volvería a lograr nada... luego se largaba a llorar, se disculpaba mientras decía que porfavor hicieran que parará.
(Sabías de esa heroína)
Gritaba, gritaba mucho mientras los recuerdos la golpeaban.
(Que asesino a sangre fría)
No entendía, como él podía saber su pecado que creía enterrado.
(A quien salvo su vida)
Ella había hecho eso ¿verdad? realmente se robo la sangre que ahora corría por sus venas.
- CÁLLATE CÁLLATE HIJO DE PERRA -gritaba con todas sus fuerzas- TU NO SABES UNA MIERDA, SOLO CÁLL...ate de un..a vez- susurró, entre cinco enfermeros habían logrado cedarla.
(Tus padres lo saben, Uravity, sino, dime ¿dónde están?)
No lo sabía... ¿Por qué no la han venido a ver ni una sola vez?
¿Por qué no la han venido a ver ni una sola vez?...
¡¿Por qué no la han venido a ver ni una sola vez?!
¡¿POR QUÉ NO LO HAN VENIDO A VER NI UNA SOLA VEZ?!
Tal vez la detestan o tal vez sientan que por su mezcla de sangre ya no hay pizca de ellos en ella ¿dejó de ser su hija? No... imposible, quizás sus padres no saben que esta internada hace más de 3 meses... debe ser eso, ellos probablemente están ahogados en trabajo y por eso no la han venido a ver ni una sola vez.
Ochako reía, se reía con lágrimas en todo su rostro. Aizawa creyó que había perdido la cabeza y ella vio eso borrosamente plasmado en su rostro... ¿Qué tenia de malo estar loco?
Antes de dormirse susurró- Va a tomar mi examen? estuve estudiando sens..ei.
(...)
Era tan horrible allí, de hecho, estaba peor de lo que solía estarlo.
El cuarto, por más que fuera blanco por donde lo vieras, era aterrador, durante el día hacia actividades agobiantes mientras esperaba la visita de alguna de las tres caras de siempre, al principio era extraño que vinieran, cada vez sentía mas angustia ante su presencia pues podía ver sus rostros decepcionados, la veían como si estuviera pérdida... otra vez.
Las semanas empezaron a pasar y nadie sabía, ella nunca les dijo que la dosis de Clorpromazina había dejado de ser suficiente.
A veces, mientras se duchaba tapaba sus oídos para hablar con Toga, le confesaba en silencio que ya ni siquiera podía recordar a Deku, que ellas jamás serían iguales, porque para Ochako el amor se desvaneció junto a sus padres. También, solía hacer cortes en el centro de su mano, dejando que la sangre propiamente ajena corriera bajo el agua, había aprendido, poco a poco a controlarla; podía hacerla levitar y crear formas como quisiera, se lo debía a Edgeshot, le había enseñado más de lo que alguna vez ella se creyó capaz de hacer.
Dos golpes en el vidrio eran su aviso de que debía abandonar la ardiente ducha.
– Ura..vity –susurró una enfermera impactada, con algo de susto– Dios mío! Está bien? Espere, puedo curarla.
– No, déjalo así –contestó ella, mientras miraba la nueva cicatriz de su hombro.
Había descubierto algo nuevo; si la temperatura de la sangre se amoldaba con más rapidez a la externa podía llegar a causar quemaduras... Ochako quitó la toalla de su cuerpo, y observo todas sus heridas, por primera vez, en largas semanas se sintió lista, aprovecho el silencio de su mente y miró a la enfermera que le extendía sus pastillas.
– No están funcionando –dijo, mientras era observada con confusión– la dosis dejó de funcionar hace unas semanas, ella volvió a mi mente y necesito que salga de ahí lo antes posible.
La mujer frente a ella sólo asintió, pero su rostro no transmitía estar de acuerdo en lo absoluto, le dio la impresión de que algo había cambiado, algo... algo había sido quebrado, enviado probablemente a lo más profundo de la mente de aquella joven inestable.
Esa noche, Ochako Uraraka durmió tranquila y en silencio.
Sin compañía, sin agonía.
Su mente tormentosa se había silenciado y todo lo que oía en su cabeza era la afirmación de que la modificación de su don le pertenecía y que no era relevante el como esta sangre llego a sus venas.
Les mostraría a todo aquel villano que alguna vez conoció a Himiko Toga que su don podía ser usado para el bien, si quien lo portaba era un héroe y no un sucio villano.
Porque la rubia sádica no debió ser su salvadora si en primer lugar no hubiese tomado su vida.
Ochako lo sabía, no le debía nada, porque las acciones que decidimos tomar impactan en nuestra historia, ahora mismo ella estaba pagando la ausencia de ser amada.
[Flashback]
Observaba a la moribunda castaña junto a ella, realmente la amaba... siempre amo para convertirse en quien amaba y ella quería el amor de Uraraka Ochako.
– Yo soy Toga Himiko, vivo como quiero, he vivido como he querido –susurraba mientras acomodaba sus agujas– ¡Soy una chica normal con la sonrisa más linda del mundo! –dijo antes de comenzar la transfusión– Ochako, tu y yo somos iguales.
La heroína despertó de un golpe, estaba segura que no debería estar donde estaba, lo recuerda, ella había visto todo borroso antes de la oscuridad total, ella sentía el calor de su sangre... se sentía extraña, ida quizás o drogada... ¡¿Drogada?! Ella estaba peleando con Toga, ¡¿Dónde está?!
(...)
Miró sus manos, rojas, muy rojas... ¿Cuántos adn's diferentes tendría sobre si misma?
Miró sus manos, rojas, muy rojas... dejó caer el cuchillo.
Miró su cuerpo, blanco, muy blanco...
Ese día descubrió en el silencio que aveces un héroe cuando no hay a quien salvar, solo es una persona peleando por sobrevivir.
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Cuando los villanos pierden
FanfictionOchako Uraraka no podia realmente seguir adelante. Había algo que la consumía, algo que crecía, algo que no distinguía si era bueno o malo... Estaba ahí, su sangre compartida, acompañandola, atormendandola. Pero Katsuki Bakugou también estaba ahí...