00| La fractura de un héroe

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Ochako Uraraka no podia realmente seguir adelante.

Había repartido falsas sonrisas incontables veces, tanto que sus mejillas comenzaban a doler, no hay que confundirse, agradecía estar viva y que la guerra finalmente acabara, también que sus compañeros estuvieran ahí, con muchas cicatrices, pero ahí.

Habian pasado algunos meses de todo, la ciudad seguía siendo reparada, aún habian heridas que sanar y reencuentros constantes con gente que se creía pérdida, todos parecían mejorar poco a poco, las risas en la sala común volvieron y el amargo trago de lo que fue una pesadilla comenzaba a desvanecerse un poco... pero no para ella.

Durante el día no tenía problema, reía, sanaba, comía, entrenaba y todo parecía en orden, pero durante la noche su garganta pesaba, su pecho la traicionaba y con un poco de suerte respiraba.

Realmente no podía dejar de verla...

La veía en todas partes, recordaba cada movimiento de aquel enfrentamiento y todo llegaba a lo mismo; ella en el piso, derrotada, presenciando el acto heroico mas crudo y puro echo por un villano.

¿Realmente la estaba salvando? ¿Por qué a ella? No tenía nada especial...

Ella lloraba, se derramaban sus lágrimas pensando en Himiko Toga.

***

Odiaba desnudarse.

La cicatriz en su abdomen era un recuerdo constante de que su enemiga se habia vuelto su salvadora.

Ahí estaba de nuevo, esa pregunta acosadora, aveces pensaba que lo que hizo Toga no fue un acto de amabilidad sino un castigo, porque en el fondo quizás la villana sabía lo mucho que Ochako podría llegar a torturase por su muerte, pero la heroína descartaba eso de inmediato, se sentía descarada por pensar así de quien le salvo la vida.

Aveces cuando estaba frente al espejo se sentía ajena a su cuerpo, como si quien solía ser se hubiese quedado en esas calles, como si ahora fuese otra persona o como si tuviese algo que no le pertenecía, por eso al caer la noche evitaba dormirse demasiado pronto, pues la sensación de extrañeza era aún peor al dormirse.

Esos pensamientos se fueron cuando 3 golpes en su puerta llamaron su atención.

- Uraraka, estas dormida? - No... ella no quería verlo, había estado evitando estar con él en un lugar a solas - Uraraka?

Midoriya le recordaba su pecado.

Guardo silencio, rogando que él se fuera al entender que en la habitación no había nadie a quien esperar. Ochako tapo su boca por inercia, había comenzado a llorar y su pecho a apretarse, de nuevo ella, recordaba sus palabras, el inicio de todo; Pensaba que me entenderías, porque tú te enamoraste del mismo chico que yo.

***

Su voz siempre la seguía, aveces pensaba que estaba enloqueciendo y que muy probablemente debería hablar con alguien para recibir ayuda, ella lo sabía bien, no estaba sanando, últimamente podía oírla incluso estando despierta, como si hubiese fracturado el mundo de los sueños y estuviese consumiendo su vida.

Aveces escuchaba como ella decía su nombre; Ochako... pero siempre lo ignoraba, no quería mirarla, no quería seguir sintiéndose así.

- OCHAKO - le grito por quinta vez la heroína rosada, finalmente captando la atención de su amiga- te he estado hablando como cinco veces mujer, realmente has estado distraída.

Cuando los villanos pierdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora