Jungkook y Jimin avanzaban lentamente a través del oscuro túnel. La única fuente de luz provenía de la lámpara que Jungkook sostenía firmemente en su mano, proyectando sombras danzantes en las paredes mohosas. Cada paso que daban sobresalía en el silencio sepulcral, mientras el haz de luz revelaba fragmentos de esqueletos desperdigados por el suelo.
— Bueno, tengo que admitirlo, no sabía que eras capaz de hacer eso, fue impresionante. — Dijo Jungkook mientras miraba a Jimin con su sonrisa característica.
— ¡Lo sé! — Exclamó Jimin con entusiasmo, sus ojos brillando de emoción. Sin embargo, casi de inmediato se dio cuenta de que su entusiasmo había sido excesivo. Con un leve rubor y una sonrisa tímida, su expresión se volvió más seria. Repitió en un tono más bajo y controlado. — Lo sé.
Mirándole con el ceño levemente fruncido debido a su extraño comportamiento, Jungkook no pronunció palabra alguna. En lugar de ello, optó por mantenerse en silencio y continuar liderando el camino.
— Así que... — Comenzó a decir Jimin nuevamente, mirando a Jungkook levemente emocionado, escondiendo las manos en su espalda —. Dime, Jungkook, ¿de dónde eres?
— ¡Alto! Yo no hablo del pasado. Sin embargo, el tuyo me interesa mucho. Ya sé que no debo hablar de tu cabello.
— No.
— Ni de tu madre.
— No.
— Y me da miedo preguntar sobre la rana.
Jimin enarcó una ceja con incredulidad. Su dedo apuntaba con firmeza hacia Pedrito, que descansaba plácidamente sobre su hombro. Sus ojos brillaban con diversión, incapaz de comprender cómo Jungkook no podía reconocer la verdadera naturaleza de la criatura.
— Es un camaleón. — Jimin le corrigió.
— Un pequeño error lo comete cualquiera. — Contestó Jungkook, de pronto deteniéndose, todavía sosteniendo la linterna en lo alto —. Esta es mi pregunta, si tanto quieres ver las linternas. — Jungkook se giró para mirarlo — ¿Por qué no habías ido nunca?
— Pues...
Nervioso, Jimin sentía sus manos temblar ligeramente mientras sus ojos intentaban, en vano, encontrar algo en lo que enfocarse dentro de la cueva. La oscuridad era absoluta, envolvente, y no ofrecía ningún punto de referencia. Su mente estaba en blanco, sin poder pensar en qué decir para romper el incómodo silencio que llenaba el espacio. Justo cuando estaba a punto de pronunciar una palabra, cualquier palabra, sintió un golpe leve pero sorpresivo en la cabeza. Una pequeña roca se había desprendido del techo de la cueva y había aterrizado justo sobre él.
Una serie de piedrecitas comenzaron a caer desde el techo de la cueva, rebotando en las paredes rocosas antes de aterrizar cerca de los pies descalzos de Jimin. Su mirada se dirigió hacia el suelo, observando cómo las pequeñas piedras se dispersaban a su alrededor. Cada vez que una piedrecita tocaba el suelo, una leve vibración recorría la cueva, resonando a través de sus paredes y suelo. Jimin notó que la intensidad de las vibraciones aumentaba gradualmente, lo que sólo podía significar una cosa: un grupo se acercaba rápidamente, sus pisadas resonando con fuerza mientras corrían para alcanzarlos.
— ¡Jungkook!... — Jimin levantó la vista. En el fondo de la cueva, tras ellos, se aproximaban a toda velocidad un grupo de guardias.
— ¡Jeon! — Gritaban los guardias, sus voces resonando con fuerza en el eco de la cueva mientras avanzaban sin tregua.
— ¡Corre! — Exclamó Jungkook, sin perder un segundo más, lanzándose a una frenética carrera por el oscuro túnel.
Sin pensarlo dos veces, Jimin y Jungkook empezaron a correr con todas sus fuerzas. Sus corazones latían con fuerza, bombeando adrenalina mientras sus pies golpeaban el suelo de la cueva, produciendo un eco que se mezclaba con los gritos de los guardias que ya les pisaban los talones.
ESTÁS LEYENDO
UN CUENTO PERSA 物語 KOOKMIN
FanfictionDonde Jimin, un chico confinado en un castillo con una melena extensa que se extiende por 21 metros, obliga a Jeon Jungkook, un bandido tomado como rehén, a establecer un pacto con él. 🌟 Minific. 🌟 Está inspirado en la película enredados, literalm...