Amy caminaba algo confundida, pues a pesar de mirar el rostro de su "salvador", le costaba recordar su nombre. - Yo a este lo conozco, pero ¿De dónde? - Pensó mientras devolvía su mirada y lo examinaba detenidamente, su pelaje oscuro y ese aroma le resultaban familiares, pero esos ojos rubíes la confundían un poco, ¿Quién era él y por qué la había ayudado?
- ¿Así me agradeces por salvarte; pasarás toda la tarde mirándome o por fin me dirás algo? - Rompió el silencio el chico mientras ella, al escuchar esa voz áspera y grave finalmente pudo saber de quién se trataba.
- ¡¿Shadow?! - Cuestionó con asombro (y algo de pena por tardar en reconocerlo), pero no era su culpa, el azabache había cambiado, sus púas eran más largas y estilizadas que antes y su cuerpo estaba más fornido y alto, además de que el Shadow que ella recordaba era bastante antipático y desvergonzado, alguien que jamás haría lo que él acababa de hacer, ¿hace cuanto no se veían?, parecía una eternidad, pero luego recordó las veces que creyó haberlo visto consumir en su pastelería, al final resultó que si era él. (Bien hecho, Amy Rose, quizá si necesitas lentes después de todo).
- ¿Quién era ese tipo, él era tú novio? - Preguntó mirándola y apartando la mano que llevaba sobre su espalda. Ella lo observó con el ceño fruncido, ¿Tanto tiempo sin hablarse y lo primero que preguntaba era eso?, que raro sujeto. - No te hagas ideas, la niña conejo no para de hablar del afortunado novio de su amiga, solo quería corroborar si era el idiota del que tanto me han contado. - Agregó sin dejarla deambular por sus ideas extrañas y después entró al local de Amy, sin esperar un invitación antes. - Quiero un café y una rebanada de ese, me lo merezco por ser tu héroe. - le indicó tomando asiento y señalando su especialidad, un pastel de chocolate, húmedo, con fresas.
Ella no refutó, puesto que era cierto que le debía un favor, pero al menos esperaba algo de educación de parte del azabache, puesto que no se conocían tan bien, y él ya la trataba como si fueran amigos de toda la vida. - Vaya confianzudo, Shadow, me caías mejor cuando apenas hablabas. - Refunfuñó mientras preparaba su encargo.
Él por otro lado, solo miraba el lugar detenidamente; en sus visitas anteriores no podía hacerlo ya que las filas eran enormes y todo estaba lleno, tenía suerte de poder alcanzar algo, y después de eso tenía que salir ya que las mesas siempre estaban ocupadas. Aunque en el fondo tenía otra intención, él necesitaba algo, y estaba seguro de que Amy Rose se lo podía dar.
- Toma. - Dijo ella depositando todo en la mesita de cristal, buscando al chico con la mirada, quien después de escucharla, dejó lo que estaba haciendo para observar las delicias frente a él. - Si querías desayuno gratis me lo hubieras pedido, no tenias por que meterte en problemas por mi. - Le dijo sonriéndo de lado, estaba agradecida, claro, pero no lo diría tan abiertamente.
- De nada. - Contestó sin más y se puso a degustar todo a su alrededor, algo que causó una mueca en la rosada, aunque decidió ignorarlo y, por el bien de su local, comenzar con la limpieza antes de abrir la tienda.
Después de acabar se dió cuenta de que el chico había desaparecido, pero no sólo se fue, sino que más bien parecía que nunca hubiera estado allí, puesto que se había encargado de limpiar su lugar y lavar los trastos ocupados. - Que raro es. - Dijo Amy mientras intentaba buscarlo, aunque era inútil, pues podía recordar que Shadow nunca se quedaba mucho tiempo en un mismo lugar. Finalmente se concentró y lo dejó pasar, el trabajo ahora la llamaba y era tiempo de atender el lugar.
- ¿Día ocupado? - preguntó Clarabella, una vaquita que siempre llegaba en el horario vespertino, para Amy ya era más que una clienta, puesto que su presencia diaria la reconfortaba bastante al entender que pronto sería hora de cerrar.
- Como siempre, aunque tuve menos clientes me di cuenta de que ganamos unos más. - Respondió alegre dándole su pedido, ese era el último del día y después podría descansar.
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Receta De Felicidad (Entre Azul & Negro)
Fanfiction1er título: Entre azul & negro ¿Qué sucede cuando te metes a la cuna del lobo? El amor puede ser un arma de doble filo. Eso descubrirá Amy Rose al darse cuenta que su bello cuento de hadas en realidad nunca existió. ● Los personajes no me pertenecen...