Desde antes, ella sabía todo lo que conllevaba el amor, o al menos eso creía, ya que no había experimentado esa sensación con alguien antes; todo lo que sabía se lo debía a esas viejas películas de amor. El aroma de las flores cuando te regalan un gran ramo rosado, la calidez de un fuerte y apasionado beso real, las mariposas en el estómago después de una declaración, y sobre todo, aquel número musical mágico que aparecía de la nada y hacía que los protagonistas viajaran a otra dimensión en la que sólo existían ellos dos. Si, esa idea romántica del amor.
Entonces, ¿por qué no se sentía así?
Él era el chico de sus sueños, alto, fuerte, de buenos valores y detallista. O al menos eso parecía.
La idealización se suele dar cuando exageras las cualidades de una persona y la catalogas como perfecta, alabando sus características positivas e ignorando las malas; suele ser muy común en las relaciones, por eso aquellos que lo hacen terminan tarde o temprano muy lastimados.
- Quizá era eso. - susurró para ella misma mientras miraba una fotografía de su chico, ella estaba convencida de que no era mala persona pero... ¿perfecto?, le faltaba mucho para eso. Ojalá se hubiera dado cuenta antes de que fuera demasiado tarde.
Cuando todo comenzó...
Era un día soleado como cualquier otro, Amelia había madrugado para preparar bocadillos para su picnic habitual con su novio. Era muy normal tenerla en la cocina ya que podríamos decir que era su actividad favorita, sin embargo, dado que apenas los primeros rayos de sol se asomaban por la ventana, era extraño escucharla cocinar a tan tempranas horas del día. Pero todo eso lo hacía para complacer a su chico. Él amaba su comida (nada nuevo, puesto que a todos en el Green Hills les encantaba), es por eso que la chica siempre que lo veía le preparaba un banquete entero, dispuesta a lo que fuera para obtener una bella sonrisa de él como recompensa.
- Es muy temprano. - murmuró una voz grave tras ella, mirando desde el marco de la puerta lo que hacía mientras soltaba un amplio bostezo.
- Disculpa si te desperté, Silver, es solo que hoy veré a...
- Si, lo sé, lo recuerdo todo. - interrumpió el erizo para evitarse otras 2 horas de su "grandioso novio", algo que él detestaba. - Espero esta vez tenga la decencia de agradecer. - murmuró por lo bajo, más para autoregularse. Era muy bien sabido por todos que el "perfecto novio de Amy Rose" era un completo patán, y todos estaban al tanto, menos la eriza. Por eso mismo su plateado amigo odiaba escucharla hablar tan bien de él, aún no le perdonaba la última estupidez que le hizo a su amiga.
- Bueno, de cualquier manera puedes volver a dormir, en cuanto vuelvas a despertar yo ya me habré ido. - informó con calma la eriza sin desviar la mirada de aquel panqueque de arándanos que estaba preparando.
- De acuerdo, ten cuidado y si pasa algo, no dudes en llamarme.
Finalmente el erizo se había ido, tenerlo de compañía a veces era "molesto" pero eran buenos amigos, y él la necesitaba, siempre que volvía al pasado se quedaba con ella gracias a su buena relación, es por eso que esta vez estaba pasando el tiempo en casa de la rosada. ¿El motivo de su llegada?, aún no lo sabía, pero sería importante en un futuro.
Finalmente dieron las 10 de la mañana y Rose había terminado todo lo encargado, tenía hamburguesas, sus famosos chilli dogs, el panqueque de arándanos que preparó, dos termos con té chai caliente y sus exquisitos macarrones; todo preparado con demasiado amor (y su receta secreta) no por nada era la mejor cocinera/pastelera/decoradora del lugar, este último título no tenía nada que ver pero, ya ven lo que dicen, si tienes la oportunidad de presumir no hay por qué dejarla pasar.
Guardó todo en una cesta gigante y se dispuso a preparar los últimos detalles como el mantel y los cubiertos para degustar todo con su enamorado; posteriormente preparó un vestido bonito y se metió a la ducha, sin vigilar su teléfono, el cual tenía un nuevo mensaje:
"No podré ir"
ESTÁS LEYENDO
Receta De Felicidad (Entre Azul & Negro)
Fiksi Penggemar1er título: Entre azul & negro ¿Qué sucede cuando te metes a la cuna del lobo? El amor puede ser un arma de doble filo. Eso descubrirá Amy Rose al darse cuenta que su bello cuento de hadas en realidad nunca existió. ● Los personajes no me pertenecen...