Como el ave Fenix (Freenbecky)

Capítulo 13: Una aclaración necesaria

Domingo, 9 de febrero de 2020, 12:55 horas: Capitolio.

Cuando Rebecca se bajó del metro en la parada Capitole, se dirigió al lugar donde seguramente la esperaba su exnovio. Como era de esperar, lo encontró elegantemente vestido, con un paquete en la mano.

"Hola, Heng", dijo, acercándose a él.

"Hola, Rebecca", respondió él, dando un paso hacia ella.

Sin saber el gesto que tenía en mente, Rebecca le presentó la mejilla y le dio un beso para cortar cualquier otra opción. Heng pareció un poco desconcertado, pero rápidamente se recompuso y sonrió ampliamente.

- Esto es para ti ! anunció, entregándole el pequeño paquete que aún sostenía.

- No era necesario, murmuró ella, atrapándolo, notando que venía de una perfumería.

- ¿No lo abres? preguntó después de un rato.

- Sí, sí, por supuesto, confirmó ella, sin embargo, siguió triturando el objeto sin ir más lejos.

- Algo no va bien ? el se preguntó.

- No, yo... estoy bastante incómodo con el hecho de que me diste un regalo, para ser honesto.

"¿Porque no tienes nada para mí?" no tengo que...

- Sabes perfectamente que esa no es la razón, lo interrumpió ella con fastidio. Me incomoda, porque me confirma que no aprehendemos este almuerzo desde el mismo ángulo. Necesitamos hacer un balance de lo que sigue, esto no es una cita, Heng.

El joven permaneció en silencio por un momento, visiblemente molesto. Tenía el rostro demacrado, el ceño fruncido y los brazos cruzados con fuerza sobre el pecho.

- Es un almuerzo para discutir, saber dónde estamos y hacia dónde vamos. Yo sólo... quería complacerte. Ábrela, por favor, insistió casi suplicante.

La joven finalmente lo hizo de mala gana y desempacó el paquete.

— Coco Mademoiselle . Gracias, Heng.

"Sé cuánto amas este perfume", explicó simplemente.

Rebecca asintió cortésmente, absteniéndose de decirle que había cambiado desde que él se fue, prefiriendo ahora a Vanderbilt , a quien Sarocha le había presentado.

- A dónde vamos ? preguntó ella, guardando la botella. "No muy lejos", dijo enigmáticamente.

Sin otra palabra, comenzó a caminar y Rebecca no tuvo más remedio que seguirlo. Cuando se dio cuenta de su destino, se detuvo en seco.

- ¡Oh no, Heng, no hiciste eso!

- Hacer lo ? preguntó inocentemente. "¿Vamos a Bibent?"