Capítulo 14: Resentimientos y... ¿Celos?

320 27 6
                                    

Domingo, 9 de febrero de 2020, 17:02: Casa de Rebecca Armstrong.

"Finalmente de vuelta", anunció Rebecca mientras pasaba frente a su casa.

Se quitó el abrigo y los zapatos, se puso las pantuflas y rápidamente colgó el bolso antes de irse a buscar a su compañera de cuarto y a su hijo.

"¿Sarocha?" llamó, no encontrándola ni en la cocina ni en la sala.

Rebecca subió las escaleras, llamó a la habitación de la rubia y abrió la puerta después de un momento sin obtener respuesta. La encontró vacía y empezó a preocuparse. Con un paso rápido, llegó al jardín, también desocupado, y luego corrió hacia su teléfono. En la entrada, no le esperaba ninguna palabra que le indicara dónde podrían estar la madre y el niño. Agarrando su dispositivo, vio que había un mensaje de texto y lo leyó rápidamente.

{Fui a presentarle a Sam a mis amigos, regresaré por la noche.}

Rebecca se quedó estupefacta durante mucho tiempo. A pesar de sí misma, estaba decepcionada de no haber podido estar presente en este momento tan importante, pero también se preguntó si ella habría estado allí. Después de tanto tiempo sin ver a sus amigos, era comprensible que Sarocha quisiera encontrarlos a solas. Negándose a dejar que una punzada de celos la abrumara, hizo lo que mejor sabía hacer para ocupar su mente: cocinar.

Después de hacer rollitos de primavera con camarones, pollo con caramelo y arroz cantonés, la joven comenzó a impacientarse esperando el regreso de su compañera de cuarto. Tocó su teléfono con nerviosismo y terminó preguntando si debería contarla para la cena. Hacia las 21:30 horas, aún sin la menor respuesta, decidió comer sola y metió las sobras en la nevera.

Alrededor de las 11 p.m., saltó cuando escuchó un ruido en el camino de entrada que conducía a la casa. Se apresuró a apagar la televisión y se dirigió a la entrada para recibir a Sarocha y Sam.

- Tu no duermes ? preguntó Sarocha en un susurro.

"No", murmuró Rebeca, cruzando los brazos sobre el pecho.

"Voy a acostar a Sam y me voy a la cama, estoy agotada", continuó la rubia, colgando su abrigo junto al de Rebecca.

- ¿Qué, y sin discusión? se preguntó Rebecca, dándose cuenta de que su compañera de cuarto también estaba molesta.

- Esta noche no !

"¿Puedo saber por qué estás molesto?" insistió el juez que no pretendía detenerse ahí.

- Y tu ? Sarocha respondió todavía susurrando.

- Porque te fuiste sin avisar, sin darme ninguna explicación para tranquilizarme a mi regreso, ¡y ni siquiera te dignaste a contestar mis SMS!

- Entonces, ¡somos dos!

- ¡Me disculpé y lo hice tan pronto como lo vi! ¿Me vas a decir que no has tocado tu teléfono en todo este tiempo?

Como el ave Fenix (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora