Kim Sunoo no entiende en que momento su matrimonio comenzó a caerse en pedazos.
Jamás esperó algo como eso, dió todo de su parte para hacer feliz al hombre de su vida, pero lamentablemente algo estaba pasando, las cosas no eran iguales, Sunghoon no...
"los sentimientos que tenía por ti y la fé que intenté mantener por tanto tiempo todo se está desmoronando"
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La primera cita de Sunoo y Sunghoon había sido algo por demás improvisado, en especial, porque Sunoo ni siquiera estaba al tanto de la situación.
Muchas veces pecaba de despistado y otras, simplemente no parecía poner demasiada atención a las cosas, pero claramente algo estaba pasando entre él y Sunghoon, que seguía yendo cada día a la cafetería, sin falta. En ese entonces, Sunghoon ya era demasiado serio pero también muy lindo, era tan torpe pero de una forma que hacía sonreír a Sunoo todo el tiempo, porque no parecía darse cuenta de lo obvio que era, solo trataba de fingir que no dejaba de mirar al castaño, pero siempre era atrapado y entonces se sonrojaba muchísimo.
Era ciertamente adorable, y cada día Sunoo lo esperaba para atenderlo con una sonrisa, luego, cuando se iba, casi corría hasta su mesa porque como siempre Sunghoon le dejaba una nueva nota, siempre eran mensajes simples pero lindos, y de esa forma, era claro que no podían solo ignorarse, aunque así fingían hacerlo, no dejaban de sonreírse y Sunoo tenía entonces una cajita repleta de todas las notas, porque a veces Sunghoon incluso le ponía dibujos, sencillos pero muy bonitos.
"Hoy, mi café supo mejor gracias a ti" eran ese tipo de cosas lo que lo hacían sonreír, Sunoo miraba el mensaje y creía que simplemente Sunghoon era muy lindo, entonces no podía decirle mucho, más bien lo estaba aceptando a su manera.
De todas formas, cada viernes le tocaba cerrar, tenía que quedarse hasta tarde y dejar todo limpio para entonces poder irse a casa, no era nunca un gran problema, porque después de cierta hora, la cafetería se quedaba casi vacía, pues no había más estudiantes. Pero ese día, a pesar de ya haber recogido todo, Sunghoon seguía sentado en su mesa, no dejaba de mirarlo, pero al mismo tiempo fingía leer todos los papeles que tenía encima, no había nadie más, solo ellos dos, y Sunoo no sabía muy bien que decirle, porque a pesar de todo, aún no era que se hablaran, era más bien una situación complicada donde podían dejarse mensajes y sonreírse todo el tiempo, pero no más, por eso lo estaba mirando de lejos, esperando a que tomara sus cosas y así poder cerrar, pero Sunghoon no parecía darse cuenta de nada.
—Mhm, hola —Sunoo al final terminó acercándose, con su corazón completamente acelerado. Su voz había salido casi en un murmullo, porque se sentía nervioso, en especial cuando el alto levantó la mirada, observándolo con sus ojos oscuros, que casi lucían brillantes, como si estuviera esperando eso.— Disculpa, pero ya casi es hora de cerrar.
Ninguno dijo nada. Sunghoon se quedó un par de segundos sin expresión alguna, pareció entonces notar que solo quedaban ellos dos, aunque era algo evidente, o al menos eso pensó Sunoo, que solo podía mirar sus manos, mientras no dejaba de jugar con sus dedos, porque Sunghoon era terriblemente imponente, tan alto y guapo, que no sabía muy bien como comportarse ante él, en especial al saber que ese mismo hombre era quien le dejaba todas esas notas, así que era más difícil de lo que pensó, porque eran completos desconocidos pero al mismo tiempo era como si compartieran algo secreto, de lo que ninguno hablaba pero era claro que conocían.
