Oscuro.
Estaba muy oscuro.
Sólo había oscuridad hasta donde alcanzaba la vista. Una que parecía tinta sin moler o el río Estigia (1), en el que descansaban millones de esqueletos.
(1) El río Estix o Estigia también Éstige o Estige en la mitología griega constituía el límite entre la tierra y el mundo de los muertos, el Hades, al que circundaba nueve veces.
Hacía al menos cuatro horas que el Anciano Yao Weng había metido a Chi Muyao en una bolsa, pero el destino al que habían llegado también estaba envuelto en la oscuridad. Casi sospechaba que el tiempo que había pasado en la bolsa le había dejado ciego.
La fría oscuridad le sofocaba silenciosamente. No sabía dónde estaba ni qué se suponía que era este lugar.
Ni siquiera sabía si podía o debía moverse. ¿El más mínimo movimiento le haría caer en un abismo sin fin?
El Anciano Yao Weng no prestó atención a su pánico. Se burló después de desatar la bolsa.
El Anciano Yao Weng había vivido en la oscuridad durante muchos años. Junto con su alto nivel de cultivo, significaba que su visión nocturna era muy superior a la de Chi Muyao. Podía moverse sin obstáculos en este entorno oscuro.
El Anciano Yao Weng se sacudió las mangas y rompió el silencio. — Para ser un bastardo, te estás portando muy bien. ¿De verdad crees que tu padre vendrá a salvarte? Ni hablar. He puesto tantas capas de restricciones en esta preciada tierra que incluso tu padre tendrá problemas para encontrarte. Puede que incluso seas un esqueleto de siglos para cuando te encuentre.
Chi Muyao sabía que las palabras del Anciano Yao Weng no iban dirigidas a él, sino a otra persona.
Aun así, oírlas hizo que su espalda se tensara durante un segundo. Su corazón era como el de un pequeño ciervo de flor de ciruelo al que persiguen las fieras después de separarse de su manada, aterrorizado e inquieto.
Efectivamente, se produjo la escena que esperaba...
— Me preocupaba que te sintieras solo aquí, así que te he traído un compañero. — El Anciano Yao Weng soltó otra carcajada siniestra, llena de malicia.
Su voz era bastante ronca y áspera, como la grava (2) rozando el tronco de un árbol. Escucharle hacía que la gente tragase saliva inconscientemente.
(2) Conjunto de guijas ( piedras lisas y pequeñas).
La tercera persona en la oscuridad seguía en silencio. Aparte del frenético latido del corazón de Chi Muyao, el único ruido era el del Anciano Yao Weng. — Estar encerrado solo puede resultar aburrido, así que he decidido traer a un discípulo de la Secta He Huan para que esté contigo. Así los dos pueden seguir experimentando la 'alegría celestial' en esta cueva.
Mientras el Anciano Yao Weng hablaba, inspeccionó las cadenas y restricciones que sujetaban a la tercera persona. — Este discípulo de la Secta He Huan tiene poco talento, y todavía está en las primeras etapas de la Refinación Qi, a pesar de que le queda poco tiempo de vida. Piensa en ello. No es más que una vela en el viento, con un excelente horno como tú delante. Tus manos y pies están sujetos por cadenas, y tu cultivo está suprimido. No habrá nadie que los moleste después de que me vaya. ¿Qué crees que hará entonces?
La tercera persona finalmente mostró una reacción. Sus ojos se abrieron bruscamente y miraron fijamente a la oscuridad. Sólo el Anciano Yao Weng podía ver sus rasgos, y la visión hizo que su risa fuera aún más desenfrenada.
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El deseo melancólico del Demonio Venerable.
RomanceNombres: The Demon Venerable's Wistful Desire. 魔尊他念念不忘 Autor: 墨西柯 (Mo xi ke) Capítulos: (112)+3