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Bastaron un par de semanas para que el enfermo ahora fuera Yunho. Jongho no lograba entender qué le pasaba a su pequeño cachorrito, porque si, así le decía el.

En su mente Yunho odiaba a todos los seres humanos y por eso es que el muchacho de tez bastante pálida no hablaba tanto, pero sí podía ver sus ojos moverse de un lado al otro mientras escuchaba algún ruido, tambien podia observar como su espalda se enderezaba de golpe al ver algo que era llamativo para el, o ver lo feliz que era al comer esa pequeña barra de chocolate con maní que personalmente Jongho detestaba.

A pesar de que detestaba aquella barra de chocolate ahí estaba él, comprando una barra de chocolate con maní junto con un té de jengibre y limón, también decidió agarrar unas vitaminas a su paso.

No le tomó demasiado tiempo el poder encontrar al más pálido, sabía perfectamente que prefería comer en un lugar con menos ruido y gente.

De forma silenciosa se acercó a el, dejando con cuidado sobre su pupitre las cosas que llevaba en sus manos, de la misma forma en la que Yunho había interactuado la primera vez con él.

─ Té de jengibre y limón, las pastillas son de vitaminas C y una barra de chocolate con maní.─ sonrió mostrando sus dientes sin saber que estaba alterando completamente al actualmente enfermo Yunho.─ espero que mejores pronto Yunhie.

De forma inconsciente realizó el pequeño gesto de ladear su cabeza como un cachorro y sin
esperar respuesta alguna volvió a su lugar viendo entrar al maestro de Matemáticas.

Observador. [2ho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora