Día 4

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Tema: Chupón.

Advertencia: momento hot, agarrense que se viene 🫦

Si bien, su relación había empezado con manos quietas y corazones demasiado sinceros, eso no significaba que tuvieran momentos tensos entre ambos.

Miguel podía guardar sus reacciones indeseadas, es decir, no importa que tanto jueguen a ser princesas delicadas frente a su novio, él siempre sale ganando, era algo de simple lógica para el pelinegro de ojos bicolor.

Pero no era lo mismo para Luis, que siempre se mostraba tan transparente con sus emociones, era algo con lo que no podía luchar, quizás porque el nunca pareció usar su cabeza del todo, siempre usaba su corazón para guiarse.

Así que cuando alguien coqueteaba con Miguel, Luis, siendo el ser expresivo que era, lo mostraba con todos sus colores, estaba completamente seguro de su persona, consciente de que conoce cada parte de él mismo y sabe que no tiene ningún problema o complejo.

Cómo ahora, que desde una distancia considerable, Luis observaba como una chica se acercaba a Miguel, la molestia de ver cómo se le pegaba en un intento inútil por provocar algo en su novio lo hacía querer sacarlo de ahí, pero no lo haría, su rostro ya decía demasiado y no se iba a arriesgar a armar un escándalo.

Cuando la chica se fue, Miguel volteo notando su presencia, sonrió levemente y se acercó a él, Luis no sabía cómo esconder su molestia, por mucho que disimulara, así que ambos camminaron a casa del menor en completo silencio.

Ninguno sabía cómo sacar un tema de conversación, Luis era siempre el de las palabras mientras que Miguel se encargaba de escuchar, pero está vez, el mayor fue quien quiso empezar.

—¿Cómo te fue con el entrenador?— Luis había olvidado lo que el entrenador del equipo de básquet le había dicho, no podía quitar el pensamiento de lo que habrá dicho aquella chica que estaba cerca de su novio.

—bien... Supongo...

—ah... Bueno...— un rato más de silencio se sintió como una tortura, hasta que Miguel trato de componer la situación —hoy se me acercó Graciela, fue raro porque nunca le caí bien, pero me invitó a su fiesta, que es aún más raro porque ya sabes...

—le gustas— Luis rompió el silencio, incluso detuvo su andar para ver fijamente a su novio, quién tenía su mirada confundida —los vi hace rato, no es que no le agrades, le gustas y nunca intento acercarse a ti, no es raro, solo le gustas.

—no puedo gustarle, apenas si la ubico del nombre.

—le gustas, yo no me acercaría mucho a una persona si no me gusta, tampoco me restriego en el primer tipo que se me cruza.

—ella no se restregó, solo que casi se cae.

—y fuiste tan amable para ayudarla— Luis no estaba razonando bien, continuo el camino hacia su casa, siendo seguido por Miguel, quién seguía confundido.

—no entiendo tu molestia, solo estaba ayudando a que se sostuviera.

—¿Y tú crees que yo nací ayer? Los vi, Miguel, ella claramente se estaba insinuando, como si medio mundo no supiera que eres mi novio.

—estas siendo un paranoico, no es nada god de tu parte ponerte así solo porque ayude a una mujer.

—no estoy así porque la ayudaste— llegaron a la casa de Luis, ambos estaban en la entrada, el tono del menor se había elevado lo suficiente como para una discusión fuerte —¿Acaso necesito explicarle a todo aquel que se te acerque que eres mi novio y deben respetar nuestra relación? Porque yo creo que no deberia, pero parece que es muy fácil para ti pretender que no me enerva el hecho de que cualquiera quiera quitarme de tu camino.

Miguel se quedó en silencio, Luis siempre era así de expresivo, pero nunca había expresado una molestia a un nivel donde su enojo fuese grande, a no ser que...

—mierda... ¿Estás celoso?— Luis se sintió aún más molesto, abrió la puerta para caminar lo más rapido posible hasta la sala, Miguel lo seguía como si en verdad tuviese que explicar dicha situación —no puede ser ¡Estás celoso!

—¿Y que si lo estoy?— aventó su mochila al sillón más cercano —¿Crees que me gusta pensar en que alguien te puede arrebatar de mi lado?

—bueno, yo te veía muy feliz hace unas semanas atrás, hablando con Yaneth— Miguel observaba la expresión de su novio, sintiéndose satisfecho al ver la confusión en su mirada —no sabía que fueses tan celoso, menos por lo primero que se me acerque.

—yo...

—es lindo en cierto punto ¿Sabes? Pero cuando tú expresión se vuelve tan molesta en ese sentido...

Dejo su mochila a un lado de uno de los sillones y se acercó a su novio, una vez estando lo más cerca posible solo dejo que sus brazos se enredara en el cuello del menor, a veces le gustaba mirar hacia arriba en estás situaciones.

—... Eres tan lindo— se ríe para deleite del menor, sus ojos verdes notan el destello travieso de la sonrisa de su novio, la comprensión llegó a su cabeza en cuanto lo noto.

Miguel estaba esperando que esto pasará.

No necesitaba ser un tonto, sabía que Miguel tendía a observar de más cuando se enojaba, no era la primera vez que lo notaba, pero si era la primera vez que lo enfrentaba cara a cara.

Tomo la cintura de su novio, mientras este se dedicaba a juguetear con los cabellos castaños, no tardo mucho en darle un beso, no era tranquilo, ni menos un beso tierno, estaba cargado de diferentes sentimientos, seguía muy molesto por saber que el moreno ya tenía previsto que esto sucediera, pero parecía que lo disfrutaba mucho en estos momentos en los que sus manos apretujaban su cintura y sus labios atrapaban los ajenos entre mordidas.

Al separarse, noto que los lentes de su chico estaban a la mitad de su camino, casi como si le dijeran que se los quitará, los tomo y los aventó, para notar como los ojos bicolor se veían tan llamativos.

—¿Disfrutas tener el control?— la voz de Luis bajo unos tonos, sin dejar de sonar molesta, Miguel asintió sin ninguna pizca de vergüenza, fue entonces que Luis tomo la iniciativa de sorprenderlo.

Bajo su cabeza hasta el cuello de su novio, donde empezó a besar con impaciencia en su acto, seguido de eso atino a morder ligeramente sin provocar mucho daño, Miguel tuvo que aferrarse a la playera del menor porque sentía que se caería si se soltaba justo ahora que se sentía vulnerable.

Luis no detuvo sus acciones, en ningún momento dejo de marcar todo su cuello, incluso bajo un poco la playera del mayor para marcar las clavículas de este, como si quisiera que todos vieran que Miguel le pertenece de alguna forma.

Mientras que el moreno se aferraba a no gemir, lo cual era imposible porque esto era lo que quería lograr.

El sonido de la puerta los alertó, así que se separaron con rapidez, Luis corrió casi al baño y Miguel atino a sentarse, mientras trataba de cubrir la evidencia de lo que había pasado.

—¡Mi niño ya llegué!— se escuchó la voz de la mamá de Luis, quién enseguida noto a Miguel en el sillón —ah, Miguel ¿Has visto a Luis?

—bueno... Es que está en el baño...

—tranquilo, ya sabes que yo no muerdo lindo.

Miguel asintió, la mujer acomodo las bolsas que traía en sus brazos y eso le dio la oportunidad de huir hacia el cuarto de su novio, la vergüenza termino por consumirlo y no pudo evitar pensar en lo increíble que se había sentido todo eso.

Si después evito la mirada de la mujer y de Luis mientras comía, bueno, tal vez la mamá de Luis no mordía, pero su hijo si.

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Imaginen que estoy escribiendo mientras que llega un repartidor y me dice ¡Pago! Al oído.

Porque justo eso pasaba cada que quería escribir en la chamba.

Conclusión, no chambeen, consigan un sugar o vendan algo, háganse dibujantes de furros o yo que se, pero no se sepan la de chambear.

Ahora sí, nos vemos

Baiiiiiiiiiiii

30 días de la OTP +18 (Papufresco version) Plus 10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora