Capítulo 6. Genya y Ohagis

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Con ayuda de otros cazadores de demonios que viajaban con nosotros, encendimos una pila y fuimos poniendo los cuerpos de los fallecidos. El fuego llegaba muy arriba. Por mucho que buscamos y registramos todas las casas y alrededores no había rastro de ningún demonio.

Estaba al lado de Shinobu frente a la pila. Ella cogía mi mano. Mis lágrimas seguían cayendo por mis mejillas mientras todo ardía. Pero, era lo mejor que podíamos hacer. No podíamos dejarlos allí tirados sin más.

Me repetía a mí misma que tenía que ser fuerte. En una batalla real, si algún ser querido muere, no puedo venirme abajo de esa manera. Tengo que luchar y dejar los sentimientos para más tarde. Pero por hoy, solo por hoy, voy a permitírmelo.

Shinobu mandó un cuervo con lo ocurrido y la respuesta fue que volviésemos a casa. Habría que trazar un plan. Caminábamos de nuevo hacia la posada, donde pasaría otra vez la noche para así llegar mañana. Durante todo el camino no dije nada. De vez en cuando escuchaba a Shinazugawa y Shinobu decir algo, y también al resto de cazadores que viajaban con nosotros, pero no llegaba a entender nada. Tenía los oídos embotados.

Llegamos a la posada.

- ¿Te vienes a las termas, Harada? –me preguntó Shinobu intentando sonreírme.

-Gracias, pero prefiero ir a dormir. –le dije sin poder mirarla. Como si fuera un zombie me dirigí a la que había sido mi habitación la noche anterior. Cerré la puerta corredera y sin cambiarme de ropa me tumbé en el futón.

Pasaron las horas y no podía dormir, a pesar de que sentía los ojos muy pesados. Me senté un poco y me solté el pelo, que llevaba recogido en unas trenzas, como si eso fuera lo que me estaba impidiendo coger el sueño. Unos pasos en el exterior interrumpieron mis pensamientos. Tras los paneles de la puerta corredera podía ver una silueta. Una persona alta, de hombros anchos. Mi corazón se estremeció al darme cuenta de quien era. Shinazugawa. Aunque estaba ahí no decía nada ni hacía por entrar.

Mi cabeza también estaba echa un lío respecto a él. No había pasado nada entre nosotros, pero cada vez que pensaba en él, era como si mi corazón diera saltitos.

- ¿Shinazugawa? –decidí decir. No contestó. -- ¿Eres tú?

- ¿Estás bien? –dijo finalmente.

-Si... no puedo dormir.

-Lo suponía. –hubo un silencio de nuevo y vi como su silueta se giraba. –Intenta hacerlo.

Vi como su intención era irse. Rápidamente fui de rodillas hacia la puerta, abriéndola. Fue como a cámara lenta. Al abrir la puerta, Shinazugawa me miró algo sorprendido y sin pensarlo dos veces cogí su mano. Dio un pequeño tironcito para que la soltara, pero finalmente se relajó y la dejó ahí. No lo miraba a él, miraba mi mano sosteniendo la suya. Y sin saber muy bien por qué hice lo que hice, lo arrastré dentro de la habitación y cerré la puerta.

- ¿Qué haces? –me preguntó dentro la habitación.

-Lo siento. –le solté la mano. –No sé porque he hecho esto. –dejé caer mi mano sobre mis rodillas. Seguía sin mirarlo.

-Debes ser fuerte. Sé que es duro. Pero no puedes derrumbarte así.

-Es solo hoy. Mañana estaré bien. Lo prometo. –se agachó frente a mí.

-Mírame. –me dijo. Me armé de valor y alcé la vista hacia él. –Yo también perdí a mi madre y mis hermanos. A todos menos a uno. Mi madre se convirtió en demonio y... tuve que enfrentarme a ella para proteger a mi familia. Aunque al final no protegí una mierda. Vi como el sol la desvanecía frente a mí. Y después... me acusaron de haberla asesinado yo.

Medio demonio - (Shinazugawa Sanemi x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora