2. a surprise gift

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📍Madrid, España
🗓 5 enero de 2024

Un día más mi jornada terminó, hoy Marta y yo salíamos antes porque habíamos entrado antes. Me quité el pequeño delantal que llevaba atado en la cintura, agarré mi mochila y salí del bar con Marta al lado. Hicimos el mismo trayecto de siempre y ella me hablaba de cómo llevaba los exámenes de la universidad. Nunca pensé que diría esto, pero echaba de menos ir a clases.

Al llegar a casa le di un beso en la mejilla a mi madre que estaba en el comedor sentada cosiendo unos pantalones que supuse que eran de Nico por el tamaño de estos. Enseguida los pasos se escucharon por el pasillo y en un instante, mis hermanos aparecieron en la sala.

-¡Lena!- me llamó Paula abrazándome, tenía casi 9 años y cada vez la veía más alta.

Le siguió Nico, mi pequeño de casi 5 años que correteaba detrás de Paula para llegar a abrazarme también, recibí a ambos con los brazos abiertos, casi me tiran al suelo.

-Hola, pequeñajos, ¿cómo estáis?- pregunté a pesar de que los había visto hace unas cuantas horas.

Eran las diez y media, deberían estar durmiendo desde hace un rato, pero al ser la noche de Reyes estaban como si fueran las seis de la tarde.

-Hemos ido a ver la cabalgata.- dijo mi hermana pequeña con los ojos brillantes.- Estaban los reyes.

-¡Sí! Melchor, Gaspar y Baltasar. Y sus ayudantes, los pajos.- dice mi hermano.

-Se llaman pajes, tonto.- se cruzó de brazos.

-Paula, no llames tonto a tu hermano.- se escuchó decir a mi madre sin levantar la mirada del pantalón que seguía cosiendo.

-¿Os habéis portado bien?

-Si, aunque yo mejor que Nico.- sonreí divertida ante sus palabras.

Paula siempre se había sentido un poco celosa desde la llegada de Nico y la atención que él recibía, pero yo siempre intentaba que se sintiera cercana a mí y que no sintiera que era menos importante mi hermano que por su edad aún necesitaba más atención en ciertas cosas.

-¿Eso es verdad, Nico?- el pequeño negó con un dedo en su boca que aparté con delicadeza, estaba cogiendo la manía.

-Hemos cogido muchos caramelos.

-¿Ah sí? Espero que luego me deis alguno.- ambos asintieron.-Seguro que os habéis portado muy bien, pero ahora tenéis que lavaros las manos. Por Dios, ¿con qué habéis estado jugando? Estáis muy sucios, creo que necesitáis una buena ducha antes de iros a dormir.

Nico alzó sus manos en señal de estar de acuerdo mientras que a Paula no le parecía tan buena idea.

-No quiero ducharme.

-Entonces los Reyes Magos no te dejarán nada, porque no le gustan los niños que no se duchan.

Sabía que no podría usar esta excusa durante mucho tiempo más, iba a cumplir nueve en mayo, ya mismo se enteraría de que los supuestos reyes éramos mamá y yo, así que tenía que aprovechar hasta que eso ocurriera.

-Vale.- murmuró enfurruñada, pero empezando a caminar hacia al baño seguida de Nico.

Empecé a llenar un poco la bañera y fui mientras a por los pijamas de los dos, que como hacía poco que habían vuelto de la cabalgata y seguro que se habían puesto a revolotear de los nervios, aún seguían en ropa de la calle. También cogí el mío para ducharme después que ellos.

Cuando llegué de vuelta al baño Paula ya se había quitado la ropa y metido en la bañera. Mientras tanto, Nico estaba peleándose con el jersey que parecía no querer salir por su cabeza, solté una pequeña risita ahogada y le ayudé. Nico, nada más tocar el agua, chapoteó en esta con sus brazos, mi hermano adoraba el agua como nadie y le encantaba ducharse.

Gold rush | Carlos Sainz (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora