3. is it a complicated decision?

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📍Madrid, España
🗓 8 enero de 2024

Los pequeños me agarraban con fuerza a la mano, mientras Paula me iba contando lo emocionada que estaba por volver a ver a Carla, que era su mejor amiga del colegio y eran como lapas. Iba dando saltitos sin parar, cuánta energía de buena mañana. A mi otro lado, Nico iba cantando una canción sobre animales sin prestar atención a ninguna de nosotras.

Hoy estaban de un extraño buen humor para ir al colegio y de normal se rehusaban ir al colegio, sobre todo después de un periodo de vacaciones como lo eran las navidades, pero mejor para mí, un problema menos. A Nico le solía costar despegarse de mi para entrar, mientras que a Paula siempre le costaba levantarse porque no quería ir, pero cuando veía a sus amigos en la puerta del colegio enseguida se le pasaba cualquier idea de no querer entrar.

-Paula.- le llamó una niña pequeña que se acercaba corriendo a ella, enseguida la reconocí, se abrazaron como si no se hubieran visto en años y enseguida mi hermana menor se despidió para irse con Carla.

-Nico, hay que entrar.- dije mientras el pequeño miraba la puerta abrirse con el ceño fruncido.- Vamos, campeón. Si luego te lo pasas muy bien, luego cuando venga a por ti me cuentas todo lo que has hecho, ¿vale?- él asintió regañado y finalmente entró con el resto de compañeros.

Definitivamente Paula era la extrovertida de los tres. Entendía a Nico, a mi nunca me gustó ir al colegio porque eso significaba tener que socializar. La universidad fue diferente, conocí a Alejandro y sus amigos y tuve esa compañía, pero en el colegio solo tuve a Natalia que sigue, a día de hoy, siendo mi mejor amiga.

Me fui una vez lo vi entrar junto con la profesora tranquilamente y Paula también había entrado correteando con sus amiguitos y ahora yo me iba a casa de su novio. Me puse los cascos y caminé durante unos 10 minutos con la música de ABBA como banda sonora de mi paseo.

Antes de ir a casa de Alejandro me paré a comprar el desayuno en una cafetería donde solía ir muy de vez en cuando, pedí una de esas galletas que siempre se ven blanditas, pero a la vez crujientes y un café con leche para soportar el largo día que me esperaba. La cafetería estaba a 20 minutos de casa de Alejandro, podría haber cogido el metro y hubiera llegado exactamente en 7 minutos, pero me gustaba caminar.

A las nueve y media llegué a su casa, mi novio abrió la puerta. Era rubio oscuro con los ojos verdes, más alto que yo y musculoso, aunque cabe destacar que cuando lo conocí no estaba así, pero empezó a ir casi todos los días al gimnasio y, bueno, da lo mismo.

-Buenos días, muñeca.- me dio un pico antes de dejarme pasar.

-Buenos días, ¿te acabas de despertar?- le pregunté mientras dejaba el bolso encima de la mesa del comedor.

-No, de hecho acabo de llegar del gimnasio.- asentí nada sorprendida de saber que había madrugado para ir, demasiada fuerza de voluntad, y Alejandro me sonrió antes de acercarse y besarme de esa forma tan obscena que ya sabía lo que quería. A las 9 de la mañana. Dios mío.

-Espera, para.- le dije mientras sentía los labios de mi novio posarse en mi cuello y rodearme la cintura con su brazo.- Alejandro, para, por favor.- el chico se separó a regañadientes y me miró con el ceño fruncido.

No entendía muy bien porque a Alejandro le encantaba tener sexo, estaba obsesionado, no lo veía tan entretenido y podía asegurar que la mayoría de veces que lo hacíamos, era porque sabía que él quería.

-¿Qué pasa ahora?- me preguntó mientras cruzaba sus brazos.

-Te tengo que contar una cosa.- mi pareja suspiró y me miró fijamente a los ojos cosa que me hizo sentir pequeña. Me mordí el interior de la mejilla con nerviosismo.

Gold rush | Carlos Sainz (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora