CAPÍTULO 8
Estaba tirado en mi cama cuando resonaron golpes urgentes en mi puerta.
Salté de un brinco y me dirigí hacia la entrada, donde encontré a Carol aferrándose desesperadamente a mí.
Sus ojos estaban enrojecidos y las lágrimas saladas marcaban su rostro. Entre sollozos, apenas pudo modular.
-E-ella es una forra..
La abracé con fuerza, sintiendo cómo se aferraba a mi pecho mientras luchaba por respirar. La angustia se reflejaba en cada gesto, cada temblor de su cuerpo.
-Carol, mírame, estoy acá. Respira conmigo.
Murmuré tranquilamente, guiándola para que siguiera mi ritmo respiratorio. Poco a poco, sus sollozos se calmaron, pero la tristeza aún pesaba en el aire.
La conduje hasta el sillón y la hice sentar con delicadeza. "Esperá acá, voy por agua", le dije mientras me apresuraba hacia la cocina.
Cuando volví con la jarra y un vaso, la vi acurrucada sobre sí misma, temblando en silencio. No lloraba, pero su mirada perdida revelaba el dolor profundo que la consumía.
-Carol, nunca te había visto así. Tranquila, ya pasó. Contame qué paso, por favor..
Le pedí suavemente, sosteniendo su rostro entre mis manos.
Mientras sus lagrimas frías rozaban por mis manos.
Fue entonces cuando noté la marca en su mejilla, y empezó a contarme de lo vivido.
-Ella... rompió mi guitarra y me pegó una trompada
Empezó a hablar con voz entrecortada.
-Logré huir para evitar que la situación empeorara, pero mi guitarra... significaba tanto para mí. Ella lo sabe y le importo una mierda.
La ira brotaba en mí al imaginar lo que Carol había vivido.
-Dijo que no servía para la música, que tenia estudiar porque terminaría siendo una fracasada o, peor aún, una delicuente.
No encontré palabras adecuadas, solo la abracé con más fuerza hasta que noté que se había quedado dormida entre mis brazos.
Con cuidado la acomodé y fui en busca de una sabana y mi celular.
Y también tenia en mente un regalo que iba a solucionar ese problema.
Al marcar un número en mi celular, llamé a un amigo cercano
-Hola, Carlos. Necesito que vengas hoy mismo al lugar que te mencioné.
Estaba todo listo como habíamos acordado.
-Sí, sí, como acordamos.
-Dale, nos vemos, no te vas a arrepentir.
Sin más, corté la llamada y hurgue entre mi placard. Ahí estaba, entre mi ropa y algunos desastres míos. Sin más agarre el estuche y lo acomode en mi cama para abrirla.
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FUGITIVA ETERNA// Patricio Sardelli
FanfictionCarolina, a sus 17 años, vive y respira por la música. Sueña con brillar en un escenario, sin importar las dudas que puedan rodearla. Todo cambia cuando se encuentra con un Sardelli, cuya presencia se convierte en un faro en su camino hacia cumplir...