Hero

4

Su entorno cambió repentinamente, ahora era de noche y en la habitación solo se encontraba él.
La puerta estaba entreabierta, se dirigió a ella precavido y se asomó al pasillo. A lo lejos se acercaba el mismo hombre que había visto antes, arrastrando a una niña que forcejeaba y pataleaba para liberarse.

Hero se acercó y la reconoció, era la misma niña solo que un poco más grande y su cara era menos borrosa.

—¿¡Tienes una idea de lo que acabas de hacer!?— exclamaba el mayor mientras la niña seguía intentando liberarse

Hero los siguió hasta que llegaron a lo que parecía ser la habitación donde lo encerraron, solo que menos deteriorada y sin manchas de sangre.

—Te vas a quedar aquí hasta que entiendas que no puedes escapar— la soltó agresivamente dentro de la habitación

—¡No! — la pequeña se arrastró hasta él —Por favor, no quiero estar aquí— suplicó de rodillas

—Eso debiste pensar antes de ayudar a escapar a esa mocosa

—Era una niña ¿No tienen ni un poco de corazón?

El hombre la abofeteo —Cierra la boca

—¿Ella merece morir?

—¿Y la hija de Darris lo merece?

—¿Por qué tiene que morir alguien más?

—El dinero mueve al mundo. Y si para conseguirlo hay que sacrificar algo o a alguien, lo haremos— Volvió a dirigirse a la puerta —¿O cómo crees que llegaste aquí?

La niña levantó la cara confundida —¿Qué?

—¿No lo sabías? — la miró burlesco desde la puerta —Te vendió. Para él valías solo unos cuantos dólares

—No, él dijo... — pequeñas lágrimas caían al suelo —él prometió...

—¿Creíste que vendría a salvarte? — Se burló —Él es la razón de que estés aquí en primer lugar. A nadie le importas niña, sé consciente de eso

El ambiente se volvió pesado. La niña volteó al lugar donde se encontraba Hero y en cuanto se cerró la puerta se lanzó sobre él.

—¿¡Cómo pudiste!?— le reclamaba mientras lo golpeaba débilmente —Confiaba en ti. Ella confiaba en ti

La fuerza de los golpes aumentaba y sus intentos por hacerla a un lado eran inútiles. Era como si la fuerza hubiera dejado su cuerpo, el aire le faltaba cada vez más y su corazón latía con rapidez.

Estaba a punto de desmayarse, ya no podía moverse o hablar. Y antes de cerrar los ojos vio a la joven que lo mantenía ahí.

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Hero despertó en su habitación, estaba algo exaltado y tenía la respiración agitada, miró a su alrededor y al darse cuenta de donde estaba se tranquilizó.

Suspiro y salió de la cama.

Desde hace tiempo tenía sueños en donde sus víctimas lo acechaban y atormentaban por sus acciones. Desde hace años se dedicaba a eso, varias familias en la ciudad se dedicaban a lo mismo y la suya era una de ellas, solo que con el pequeño detalle de que él tenía una pequeña ventaja y esas era sus habilidades.

Sus padres eran los mejores en su trabajo, tenían herramientas que ningún otro tenía, ya que ellos mismos las creaban, y en cuanto tuvieron un hijo no dudaron en hacerlo su próxima arma secreta, a quien el mundo conocería como Hero. Desde pequeño lo sometieron en una serie muy extensa de experimentación y entrenamiento que poco a poco fue dando los resultados que querían. Hero nunca se quejó de nada, pues, él iba a ser el más poderoso asesino nunca antes conocido, el más poderoso, al que todos le tendrían respeto, digno de cargar con el honor de su familia.

Los años pasaron, al tener muchos clientes, su fortuna se hizo cada vez más y más grande. Tanto que ya ni siquiera necesitaba seguir con el negocio, pero lo seguí haciendo como pasatiempo.

El negocio se mantenía bajo las reglas de "No exclusividad" y "No relacionarse con nadie". Esto significaba que Hero podía ser contratado por cualquiera, pero si lo contrataban para dañar a esa persona lo haría de todas formas. Y no podía tener vínculos afectivos con nadie, porque eso podría afectar sus objetivos. Ser un asesino no era para personas "blandas" y eso lo sabía perfectamente, pero lo que antes no le daba ningún tipo de remordimiento lo empezó a hacer después de que traicionó a la que una vez fue el amor de su vida.

...

—¡Hero! — Una mujer golpeaba la puerta

El hombre abrió la puerta dejando pasar a una mujer pelinegra.

—Buenos días — Se paró de puntillas para saludarlo con un beso en la mejilla y posteriormente sentarse en el sofá de la sala —Te agradezco que hayas cuidado a Lia estos días — sonrió —Por fin encontré un lugar al que mudarnos, así que decidí venir por ella

Hero se mantuvo de pie frente a ella y no le dirigió la mirada

—Y ¿Dónde está? — estaba un poco nerviosa por la actitud del castaño —¿Sigue dormida o...?

—Ella no está — dijo él finalmente

—¿Qué quieres decir con eso? — La mujer se puso de pie buscando la mirada del contrario —¿Dónde está mi hija?

Él la volteó a ver —Surgió un negocio y ella ya no está aquí

Los ojos de la mujer se cristalizaron, frunció el ceño y se abalanzó a Hero

—¿¡Cómo pudiste!?— soltaba golpes a su pecho —Es mi hija. Te confié a MI hija

—Entiéndelo, esto es un negocio — tomo las manos de la mujer y la miro a los ojos

—No, es mi hija, no uno de tus malditos negocios

—No debiste traerla aquí en primer lugar, sabes cómo es esto. No hay exclusividad ni sentimientos, Alice

—Tienes razón, es mi culpa — exclamó y se soltó del agarre del contrario bruscamente —Es mi culpa por pensar que al menos por UNA vez es toda tu vida te podría tener confianza. Es mi culpa por pensar que después de todos estos años habías cambiado. Y es mi culpa por pensar que me tenías por lo menos algo de respeto después de todo — limpió las lágrimas en sus mejillas —Pero estás equivocado si crees que me voy a quedar de brazos cruzados, voy a buscar a mi hija y ni tú ni nadie me va a impedir que haga lo que sea para traerla de nuevo conmigo —Se dirigió a la puerta

Hero la miro con pena —No — susurró —no lo harás

—Claro que lo haré

—Alice, tú... — suspiró —Estás muerta

La mujer lo miró mientras aparecían las marcas en su ojo derecho y una lágrima bajaba por su mejilla —Lo sabías...

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Hola, aquí dejo otro capítulo.

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Bye.