Capítulo I

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En una oficina muy particular donde predominaban el azul y el dorado se observaba a una fémina con rastas turquesas caminando hasta abrir de manera brusca las puertas de esta oficina.

—Ya había estado en la oficina de la directora, pero nunca así.

Dijo, manteniendo una sonrisa ladina.
La gran Hada Madrina la esperaba, esbozando una sonrisa.

—Preparé té, siéntate por favor —mencionó, para dirigir a Uma hacia el sillón.

—Esto no es fácil, Uma. Pero espero que se te sea gratificante —la nueva directora llamó a sus piratas para que acomodaran todo. El Hada Madrina se acercó a ella y le tendió una lista de actividades.

—Primero y antes que nada, voy a procurar que los niños de todos los reinos sean bienvenidos en esta escuela.

El Hada Madrina recitó: —Bueno, esa ya es nuestra política.

—...Todos, incluye al País de las Maravillas.

—¿Ese país? —La adulta rio—. Jajaja, no. Oh no, ese es un reino hostil.

Uma se dio la vuelta. —Lo sé, su reina es una tirana.

—La Reina de Corazones no quiso unirse a Auradon con los otros reinos, creó un ejército y tuvimos que cerrar la madriguera. Qué pena que no estén la Reina Mal y el Rey Ben —Uma comenzó a dar sus explicaciones al Hada Madrina y le tendió la carta.

—Es para la Princesa Red y Rose.

La mayor se veía dudosa.

—¿Estás segura? —La hija de Úrsula miró el retrato de Carlos de Vil en la pared con melancolía.

—Es lo que Carlos hubiera querido.

Después de decir eso, el Hada Madrina encantó la carta.

—Bibi di babi di bu.

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Mientras la carta realizaba su respectivo viaje, una de las princesas estaba en una persecución.

Red fue devuelta por el sombrerero a su habitación sin tomar en cuenta que la princesa "tomó prestado" el reloj del tiempo que inventó este.

Mientras Red volvía a dormir, Rose despertaba.

Rose prendió las luces de su habitación, abrió la ventana por la cual pudo ver los rosales que le encantaban a su madre. Comenzó con su rutina diaria: un baño, cambiarse, peinarse y ordenar su habitación. Realizó todo tal como acostumbraba, con su vestido rojo pulcro y zapatos de tacón incómodos pero elegantes. Se miró al espejo en forma de corazón, odiaba su cabello platinado, que no era rojo como el de su madre. Acabó con todo minutos antes de que salieran los primeros rayos del sol.

Bajó a tomar el desayuno con su madre. Se dieron los buenos días y comenzaron a comer. Su madre paró abruptamente, y Rose también por consecuencia.

—¿Sucede algo, madre?

La reina se notaba disgustada. —Alguien ha vandalizado la plaza real.

Rose abrió los ojos con sorpresa. ¿Quién podría salir en pleno toque de queda teniendo en cuenta que se quedaría sin cabeza?

—Es una completa falta de respeto hacia su soberana, deberían rodar sus cabezas por inútiles.

Después de decir lo que pensaba le complacería a su madre, vio cómo las comisuras de sus labios se elevaban levemente, y se sintió feliz de tener su aprobación.

𝕽𝖔𝖘𝖊𝖘 𝖆𝖗𝖊 𝕽𝖊𝖉 🤍 【JAMES HOOK】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora