8| Presagio

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Guardamos en nuestro subconsciente los recuerdos más terroríficos y cuando están a punto de volverse realidad llegan a nosotros en forma de pesadillas

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Guardamos en nuestro subconsciente los recuerdos más terroríficos y cuando están a punto de volverse realidad llegan a nosotros en forma de pesadillas...

El día lucía cada vez más hermoso, junto a él todo se veía brillante, el poema de Neruda parecía una canción a destiempo en sus labios, me acerqué lento al escucharle

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El día lucía cada vez más hermoso, junto a él todo se veía brillante, el poema de Neruda parecía una canción a destiempo en sus labios, me acerqué lento al escucharle.

<<Tú sabes cómo es esto: si miro la luna de cristal, la rama roja del lento otoño en mi ventana, si toco junto al fuego la impalpable ceniza o el arrugado cuerpo de la leña, todo me lleva a ti, como si todo lo que existe, aromas, luz, metales, fueran pequeños barcos que navegan hacia las islas tuyas que me aguardan>>

Terminó de declamar y clavó sus ojos a mi boca, estaba sentado en su escritorio, yo me coloqué en su falda y el me acorraló con sus manos, antes de entrar cerré las puertas con seguro estuve pendiente que nadie supiera que me había quedado en la escuela cuando ya todos los estudiantes se habían marchado, comenzó a tocarme por debajo de la falda, besaba mi cuello y su aroma a tabaco inundaba todo alrededor. Cerré mis ojos y me dejé llevar, por el instinto, por sus dedos dentro de mi, por su boca mordiéndome los labios.

De pronto todo se volvió bruma, las paredes grises de la escuela desaparecen y dan cabida a unas color rosa despintado, a un aroma a cuarto de hotel barato, abro los ojos y me encuentro tendida en la cama, el está encima de mi embistiéndome con impulsos bruscos, trato de respirar, intento alejarlo de mi cuerpo que de pronto se siente pesado, huele a ron y cigarrillo, toca mis pechos como cuando se manosea el pan antes de arrancarle un pedazo, despedazaba lento y de a poco cada parte de mi; con cada sacudida sentía que me rompía por dentro.

—Puta de mierda —escucho y de pronto se sale de mi tan brusco como entró; provocando un dolor insoportable, mientras trato de levantarme un fuerte dolor en el vientre hace que ahogue un grito. puedo sentir un potente olor metálico y percibo toda la cama mojada, la habitación me da vueltas en la cabeza y siento como el sueño me arropa. Antes de dejarme llevar, miro el espejo del techo que refleja mi cuerpo desnudo, las sábanas blancas teñidas de un rojo sangre, casi cubren toda la cama, mis muslos empapados del mismo color, tengo manchas carmesí en mi vientre, cuello y cara; tardo unos segundos en darme cuenta... me estoy desangrando...

MerlotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora