III

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— 🍃🌸  Pruebas 🌸🍃— 

Tomioka siempre había sido alguien bueno con los niños. Los cuidaba y trataba con mucho cariño. Y además, tenía una gran paciencia. Que le resultaba muy útil debido a su deber como pilar del agua.

Pero ese lugar ya no era su antiguo hogar. Y el técnicamente ya no era el pilar del agua. Así que estaba bien perder los estribos, ¿verdad?

— ¡Devuélveme eso teme! — Cierto rubio corría persiguiendo a cierto azabache debido a que le habían arrebatado su más preciada edición de ramen súper especial.

— ¡No hasta que te disculpes, dobe! — El azabache no estaba dispuesto a ceder. Y entre tantos tirones y jalones de pelo, comenzaron a tirar las cosas de su ahora hermano mayor.

¿Los regañó? Nah, solo calmado, calmado y respira. — Pensaba Tomioka desde la cocina. Le estaba entrando un insoportable dolor de cabeza, pero, imaginen, entrenaba en la madrugada, iba la escuela en la mañana, entrenaba aún más en la tarde y cuidaba a esos niños de los mil demonios, y dormía apenas dos horas.

Algo de vidrio cayó al suelo.

Tu corazón debe ser impasible. Impasible...— Pensaba para calmarse. Pero los niños seguían corriendo de aquí allá. Tomioka decidió abandonar la habitación antes de que ahorcara a esos engendros, se sirvió un vaso de agua y agarró una buena lectura. Pero antes de poder avisarles estos volcaron el vaso de agua sobre su rostro.

Ni siquiera lo miraron. Les valió un pepino.

Cuenta hasta uno en reversa....cinco...— Un jarrón se cayó al suelo. — Cuatro...— El desayuno se regó por el suelo...— Tres...— El cabello le escurría a montones y los niños gritaban. — Dos....— Y justo cuando Naruto y Sasuke forcejeaban por ese ramen un aura sombría inundó todo el departamento. — Uno...

Los dos niños dieron la vuelta temblando y aún sin apartar las manos del ramen. Solo para encontrarse a Tomioka chorreando de agua y con una mirada sombría que les heló la sangre.

— ¿Qué creen que esas son sus cosas,eh? ¿Me van a comprar otras con sus ahorros? — Empezó a decir con voz espeluznante mientras se arrastraba hacia ellos. — Tienen media hora para que toda la casa que impecable o los regresaré a los dos de donde salieron.

Ni siquiera tuvo que gritar. Los niños barrieron el suelo hasta dejarlo como un espejo y Tomioka se comió el ramen al final.

A la mierda con la calma. — Pensó comiendo su deliciosa edición de ramen súper especial.

Pero un mal se avecinaba, porque cierto rubio lo veía con rencor en el corazón, y planearía una venganza adecuada.

—  🍃🌸🍃 —

Tomioka pensó que lo habían olvidado por completo. Pero cuando el Hokage y Kakashi llegaron seguidos de la chica azabache, el chico de cabello naranja, y el de hebras celestes, descubrió que no lo habían borrado de sus mentes.

— Buenas tardes Tomioka. ¿Como haz estado? — Cuestionó el Hokage.

— Bien gracias. — Invitó a pasar a el líder de la aldea, pero dudo con el escuadrón de enmascarados que lo seguían. Cada uno con una máscara de animal distinta. Verifico que Naruto y Sasuke no llegarían hasta más tarde. Sanemi Kamado tendría que ausentarse a la escuela ese Lunes. Se tomó la molestia de servirles un poco de té. Y luego se sentó a sus costados.

— He tenido...unos reportes muy curiosos. — Hiruzen era un viejo listo, así que debía tener cuidado.

— ¿Ah si? ¿Qué tan curiosos? — Su rostro serio se mantenía pintado en esa cara.

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