8-La puerta

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La noticia del cuerpo pronto se dio a conocer. El grupo de trabajadores recogió los restos y los guardó en un lugar para investigarlo, aunque tanto Tn como Miércoles sabían perfectamente de quien se trataba. Era algo que no esperaban, pero que tendrían que descubrir.

—Tn—llamó ella por teléfono—a mi habitación, ahora mismo—colgó directamente sin darle oportunidad de reprochar nada.

Enid quería saber más sobre el tema pero cuando supo que se trataba de Eluana...sintió un fuerte escalofrío en su cuerpo y algo de asco. Incluso se acarició los brazos tratando de relajar un poco su cuerpo debido a ello.

—Miércoles—dijo entrando Tn al cabo de un rato—¿para qué me has llamado?.

Antes de decir nada, se acercó a ella y le dio un pequeño beso ante la sorpresa pero sobretodo, la sonrisa de la loba quien no daba crédito. Enid dio un grito de emoción casi dejando sordos a la pobre pareja.

—Estarás contento de haber hecho eso—dijo algo molesta y mirándolo a los ojos.

—Lo siento—contestó rascándose la nuca—me emocioné.

—¿Desde cuando son pareja?—Enid dio unos pocos saltitos y se acercó a ellos—¡necesito información!.

Tn le puso al día y ella anotaba todo ante la mirada de Miércoles que se sentía algo nerviosa por el tema. Normalmente le mataría, pero en aquella ocasión deslizó los dedos hasta tomar la mano del chico. Él se percató de ese detalle pero no dijo nada y entrelazó sus dedos con las de ella y sonreía.

Los tres estuvieron charlando un rato hasta que Miércoles tuvo suficiente. La pelinegra comentó su idea de usar el ácido en la puerta, para ello había tratado de elaborar el producto químico según la formula que tenía pensada. Por suerte, esa habitación se podía airear por lo cual no habría problema. Se pusieron ropa de protección y los dos empezaron a elaborar el ácido.

Enid ayudaba leyendo la formula para que ellos solamente tuvieran que seguir los pasos poco a poco. Los olores eran algo fuertes así que Enid quien tenía un olfato más desarrollado, se colocó algo para la nariz. Y poco a poco, iban continuando haciendo el producto.

—Uff, creo que ya está—dijo Tn secándose el sudor de la frente—¿te encuentras bien?.

—Si, me ha gustado la experiencia—contestó mientras recogía las evidencias para que no las encontrasen.

—Gracias Enid—agradeció el chico a la loba pues ella había colaborado.

—De nada—guiñó el ojo la rubia.

Tn fue a por algo de comer y regresó al cabo de un rato con la comida haciendo que Enid se abalanzase pues tenía hambre. El chico se sentó al lado de la pelinegra quien comía tranquilamente mientras el chico esbozaba una ligera sonrisa al verla. Había encontrado el amor en una chica fría y siniestra, pero le encantaba. Su corazón palpitaba con fuerza cuando la tenía a su lado.

Respecto al cuerpo de Eluana, resultaba imposible saber por el momento el motivo por el cual estaba enterrada allí. Pero quizás era por eso que estaba ligada a ese mundo y su espíritu no salía del mundo de los vivos.

—Sea lo que sea, necesitamos ver que hay detrás de esa puerta—comentó el chico suspirando—y cuanto antes mejor.

—¿Sabes algo respecto a los niños del bosque?—le preguntó Enid con cierto temor—es algo siniestro.

—No, todavía no, pero puede que abajo encontremos algo.

Elaborar un plan más o menos resultó más sencillo de lo que habían pensado en un principio pero aún así tenían que asegurarse de que los guardias quedasen fuera de juego. La idea de Tn era usar el canto de sirena en ellos pero luego se enterarían una vez despertasen, y eso resultaba el principal inconveniente.

—Lo tengo—dijo de pronto Miércoles mirando su bollo—usaremos algo de poción somnífera en la comida y le daremos de comer.

—Podría resultar—comentó éste—¿pero no sospecharán?.

—No, y para eso tengo una gran idea—esbozó una sonrisa terrorífica.

—Dime que no va a haber sangre de por medio—dijo el chico algo asustado por el destino de los guardias.

—No, por desgracia no.

Prepararon todo lo necesario para ello y marcharon enseguida a hacerlo pues era la hora perfecta. Con cuidado, vieron a los guardias estar sentados en una mesa viendo la pequeña televisión, un programa de humor que les hacia soltar algunas carcajadas cada x tiempo.

—Es un buen programa—comentaba uno de ellos—este trabajo es un chollo—comía un trozo de bollo.

Enid se acercó poco a poco hasta la mesa, estaban de espaldas y en una bandeja cercana estaba la comida. Ella puso los somníferos líquidos y con cuidado se marchó. La loba tenía un corazón en un puño y parecía que se le iba a salir el corazón del pecho.

—Gracias Enid—el chico le dio un beso en la mejilla.

—De nada—se sonrojo ante el enojo de Miércoles antes de ser besada.

—No te pongas celosa—susurró el chico—te quiero.

—Deja de ser tan idiota—replicó avergonzada ella.

Escucharon al cabo de poco un ruido y vieron a los guardias dormidos sobre la mesa. Estaban totalmente KO. Ellos se miraron antes de sonreír y acercarse rápidamente con el producto. Ya en la puerta, echaron el producto con sumo cuidado de que no les cayera el líquido.

Hizo el efecto deseado, el agujero en la puerta permitió que pudiera abrirse haciendo un pequeño ruido. Enid encendió la linterna para iluminar la zona ya que la luz no funcionaba correctamente.

—Que olor—la rubia se tapó la nariz—y da mucho miedo—se aferró un poco al chico.

—Enid, deja de ser tan miedica—contestó la pelinegra viendo la situación—en marcha.

El pasillo parecía muy largo, no se podía ver el final. Empezaron a caminar con cuidado de donde pisaban ya que todo estaba muy sucio. No tardaron demasiado en fijarse en ver que a los laterales había puertas abiertas y en su interior, estaba lleno de trastos y suciedad pegada a todo lo que había debido al paso del tiempo.

—Ugh, quiero irme de aquí—decía la rubia temblando—debería haberme quedado en la habitación con Yoko hablando de chismes.

Luego, el pasillo se dividía en dos y no podían saber donde conducía cada uno de ellos.

—¿Y ahora qué hacemos?—preguntó Enid mirando a ambos lados.

—No sabemos que habrá al final...—dijo el chico—yo iré por este lado—sacó sus armas de expulsar espíritus—vosotras dos por ese lado. Tomad—les entregó agua bendita, y unas bombas caseras que al explotar soltaba un humo que podía permitirles escapar o aturdir.

—Ten cuidado—le dijo a su chico—te necesito de una pieza.

—Igual vosotras—le dio un beso—nos vemos—tomó el camino de la derecha.

Los tres caminaron por el pasillo correspondiente a su posición, la humedad y la suciedad formaba grandes capas de mierda en las paredes. Era tal que costaba algo respirar, empezaron a sudar debido al calor que hacia. Tn se topó con más habitaciones destruidas o llenas de cosas antiguas que no servían ya para nada debido al paso del tiempo. Hasta que finalmente, tanto ellas como él encontraron la puerta final.

Tardaron un poco en abrirla...pero lo hicieron.

—Dios de mi vida...—susurró Tn al ver el interior de la habitación.

Enid por su parte no pudo evitar voltear y vomitar tras ver el contenido de la habitación mientras Miércoles contemplaba la escena.

La pelinegra veía una gran cantidad de cuerpos tirados en camas hechas completamente destruidas y en mal estado mientras que Tn veía un montón de cunas con pequeños huesos sobre las telas deshechas y rotas.

El horror estaba presente en ese lugar, y la cosa es...¿por qué nadie les ha dado sepultura?.

Continuará...

Espero que les haya gustado.

Un saludo  :)

La debilidad de Miércoles-Miércoles x TnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora