Almost twenty

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Miguel

Pasaban de las diez de la mañana y nosotros apenas nos estábamos levantando de la cama

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Pasaban de las diez de la mañana y nosotros apenas nos estábamos levantando de la cama. Ya había terminado de bañarme así que le tocaba a Luis hacer lo mismo. No llevaba ropa conmigo, pero sabía que así como en mi castillo, Luis siempre tenía un armario en menor tamaño que era únicamente de ropa mía. Al abrir el cajón vi muchísima ropa que pues, efectivamente, no era mía, así que no evité preguntar cuando vi a Luis salir del baño con una toalla rodeando su cintura, haciendo más obvio de lo que habíamos hablado ayer.

–¿De quién es esta ropa?– dije sacando una de las múltiples camisas de botones que sí que eran mi estilo, pero ¿mías? No, no eran mías.–

–Tuya, ¿de quién más sería? Mientras estuviste fuera saque toda la ropa vieja y de a poco te fui comprando ropa que me parecía linda o de tu estilo para cuando volvieras.– no se detuvo al hablar cuando se dirigía a su propio armario a seleccionar una camisa con holanes y botones que partían desde poco más de la mitad del pecho hasta abajo, dejando un pequeño escote masculino en la parte superior; y un pantalón azul grisáceo de vestir con dobladillos marcados, entubado y de tiro suelto, al fin se vestía bien este básico.

–Que gay hermano.–continué la conversación inicial– y muchas gracias.– regresé mi cabeza a su lugar para no verme avergonzado por su reciente confesión. Saqué un pantalón de vestir verde olivo de tiro a la cintura y caída abierta, con dobladillos sutiles y con él venía un chaleco corto de cinturilla del mismo color de (solo botones en la zona abdominal) y una camisa de botones beige sencilla.

–Me alegra que sigas siendo de la misma talla– Dijo Luis de pronto. Me di vuelta y el ya me estaba mirando, completamente cambiado con la ropa que mencioné además de unas hombreras del mismo color del pantalón con holanes parecidos al de su camisa. Demasiado, pensé.

–¿Te estás burlando de mi?– provoqué. Lo miré –hacia arriba para mi desgracia– y sonreí sancarron.

–ese verde resalta tus ojos– no respondió la pregunta, sabiendo que me irritaría y lográndolo–

–¿Eso es un si?– tome una postura más intimidante y di un paso hacia enfrente, acercándome de a poco a él–

Lo oí reír suavemente y con un el paso hacia adelante que dió, me dijo silenciosamente que estaba dispuesto a tomar el reto y que no me tenía miedo. Eso me molestó más.

Estando a centímetros de deformarle esa cara de Niño bonito nos alarmó un ruido en la puerta, la cual vimos abrirse una milésima de segundos después, era la Reina Dannae.

–¡Mamá no entres sin tocar!– exclamó el dulce príncipe.

–No le estes hablando así a tu mamá, incel irrespetuoso– le proporcione un suave golpe en la nuca –que me costó alcanzar– y me acerque a "mi tía" a abrazarla y saludarla.

–¡oh por Dios! Miguel, ¡no sabes el gusto que me da verte!– se acercó a abrazarme con protección– ya no sabía con quien amenazar a Luis para que me hiciera caso.– dramatizó y yo reí a la par de ella–

ʙᴇ ᴍʏ ᴋɪɴɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora