I don't like anyone

74 6 0
                                    

Luis.

Fruncí los ojos al escuchar el grito de Miguel, también estaba sorprendido, incluso más, pues yo si escuché completamente todo lo que sus padres dijeron: que debíamos casarnos para fin de año para ser buenos reyes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Fruncí los ojos al escuchar el grito de Miguel, también estaba sorprendido, incluso más, pues yo si escuché completamente todo lo que sus padres dijeron: que debíamos casarnos para fin de año para ser buenos reyes. En enero; desposar gente que incluso no conocíamos, por un contrato. O sea, hace tan solo un año mi padre me gritaba que no tenía edad para decidir si me gustaban completa y totalmente los hombres, ¿pero ahora tengo edad para gobernar un reino y casarme?

Intenté preguntar si mis padres estaban enterados y de acuerdo con esto, y parece incluso que era idea suya. Increíble.

Mis padres tuvieron la suerte de haberse conocido en su adolescencia y haber estado enamorados desde el momento en el que entablaron una amistad, pero yo temía correr la suerte de los padres de Miguel, que muy a sus pesares habían sido casados por un arreglo y que, según mi mejor amigo, a la fecha parecían estar unidos solamente por eso.

Miguel fue obligado a dejar de protestar y tomar asiento de nuevo y entonces la grave voz del rey Carlos inundó mis oídos.

–¿Tú sabes con quien, Luis? Escuché que el príncipe Eduardo Holkiano del reino Huk también es gay, ¿lo tomarás en cuenta?– No lo culpaba por proponerlo a él, a final de cuentas no está enterado de lo que pasó, nadie más que Miguel lo sabía por completo; pero pude notar que si hubo alguien en esa mesa que la noticia lo molestó, y por supuesto que ese era Miguel.

–No te atrevas siquiera a mencionar a ese retrasado– musitó casi en un rugido.–

–¡Miguel! No hables así de las personas– recriminó su madre. Pasó su mirada de su hijo a mi y así repetidas veces antes de fruncir su ceño y llamar nuestra atención con un manotazo que sonó por todo el cuarto gracias al eco del seminario vacío castillo– Bueno, ustedes dos, ¿cuál es el problema? No es para tanto, ó Miguel, ¿acaso has visto que tu padre y yo tengamos muchos problemas con nuestro matrimonio?

–¡No, y ese es Justo el problema! Mamá, no me quiero casar con alguien que no amo, dormir toda la vida en una habitación lo más lejana de la suya, comer a destiempo solo para verla lo menos posible, solo beneficiarme de un estúpido acuerdo que ni siquiera quiero pactar, ¿esa es la vida que quieren para su hijo?– Lo oí quebrantar su voz a la par que la alzaba y se levantaba de nuevo de su lugar.– ¿Quieren que tenga un hijo fruto de la conveniencia? ¡Porque yo no quiero! Quiero amar a alguien y que ella me ame a mi, quiero algo...–sabía lo que venía, pues siempre, desde niños lo decía. Su mirada pasando por mí me lo confirmaba. Quería detenerlo, pero sería el foco de su enojo si lo hacía.– quiero algo como lo de los padres de Luis.– Vi la cara de horror y dolor en la cara de los reyes pafres y Miguel salió corriendo a su habitación.

Pedí disculpas por él y me levante, dispuesto a ir hasta su cuarto.

Pedí disculpas por él y me levante, dispuesto a ir hasta su cuarto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
ʙᴇ ᴍʏ ᴋɪɴɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora