Uriel y Puvlo.

347 15 8
                                    

lenguaje antisonante, realmente romance sin nada de sexo.
Las dos partes pasadas entran en esta, aunque solo se vea una referencia.

——————————————————

Aún después de un año y cuatro meses de relación se le hacía imposible tratarlo; pensaba que al ser pareja todo iba a ser diferente, y lo fue en algún momento hasta que todo empezó a ir peor.

Eso no significaba que pelearan a cada momento, claro que no; solo que Uriel se ponía de un modo muy...Especial.

-¡Puta madre, Uriel! ¡Que te quites, joder!

-Mira que verga, mejor tú hazte para allá, puto español pendejo a la verga.

-Uri, solo ve para el otro sillón, bebé; no pasará nada si estamos separados.

-Si pendejo, ni que fueran imbeciles como para no saber vivir sin el otro.

Después de hacer público su noviazgo, aunque los seguían tratando igual, la relación que los demás tenían con Uriel se miraba algo afectada, esto gracias a que siempre quería que estuvieran juntos, ya sea en restaurantes comiendo, en el cine, en streams, jugando tranquilos en la sala, hasta incluso en videos.

No podía decir que lo odiaba, hasta en algún punto se le hacía algo tierno, sin embargo esto le empezaba a molestar a los demás.

Era viernes y por costumbre estaban todos reunidos en casa de Puvlo, compartiendo bebidas e historias mientras se escuchaba música de fondo; todo estaba bien hasta que Late y Uriel empezaron a pelear, esto solo por un juego en el cual los dos se decían expertos.

Lo único que pudo hacer Pablo es rodar los ojos al saber lo que se venía.

-Me la vais a mamar, putos

-Mira pinche español pendejo, usted cállese.

Yendo hacia su sala, pudo mirar a Marco y Alexis acostados en sus sillones, mirándose en silencio; desde hace días los miraba algo raros pero como para él eso no era su asunto, no pudo importarle menos.

-A ver Alexis, hazte pa' allá que ni de pedo me siento con esos pendejos.

Explicó, sentándose al lado de Alexis quien se había acomodado en aquel sofá donde estaba descansando;  después de unas cuantas horas, para más exactos a las 2:34 de la madrugada fue cuando todo se apagó, dirigiéndose cada uno hacia su lugar.

En la habitación de Pablo, donde ambos hombres estaban acostados juntos, se empezaban a escuchar uno que otro grito tanto de Uriel como de el dueño del cuarto.

-¡Puta madre, pendejo! ¡Quítate de encima!-

-¡Ya, Pablito! ¡Solo quiero que nos amemos, puto!-

Con Uriel encima de él, se le hacía difícil zafarse de su agarre; en realidad nada de lo que pasaba dentro de la habitación era malo, de hecho era todo lo contrario, ya que al tener al mas alto arriba, este aprovecho para empezar a repartir besos por todo el rostro de Pablo Angel, haciéndolo reír en el proceso.

-¡Ya, Uriel! ¡Si, te amo pero ya bájate!

Una vez dicho, el otro hombre bajo de este, acostándose al lado suyo, tomándolo de la mano.

Las noches juntos era algo que amaba, no lo decía en voz alta para no escuchar las risas y todas las tonterías que le diría su pareja, pero Pablo de verdad estaba enamorado; no sabia como es que de entre tanta gente, el único que había logrado hacerle sentir tantas cosas dentro de él, fuera Uriel.

Para Uriel fue difícil saber que Pablo era ese algo que estaba buscando;lo supo un día en el set de la One Coin, cuando al verlo se imaginó un día llegando a casa, contándole como le fue y que el otro le contara su día también, desde ese momento tuvo claro que quería compartir lo que quedaba de su vida con él.

Lo único que querían era estar juntos; estando los dos solos parecía que el tiempo se detuviera y los dos desaparecieran.

Sentían que no les hacía falta nada más, ya que todo lo encontraron en el otro.

One coin 🗣️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora