Uriel y Puvlo.

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Incluye contenido +18, masturbación mutua, lenguaje antisonante, boypussy (chico con vagina).
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Eran amigos desde hace años, por lo cual no había manera de tener algún secreto entre ambos; ¿O si?

Para Uriel, tener de amigo a Puvlo le parecía demasiado divertido; es decir, a parte del apoyo y todas esas "puterias", como a él le gustaba decirle, habían momentos donde lo llevaba a comer o le compraba cosas que él quisiera, esa era la forma de querer de Pablo Ángel.

Para Puvlo, tener de amigo a Uriel era algo...Complicado. No está diciendo que no lo quiere, es obvio que si; solo que tener que aguantar el humor tan pesado que tenía este algunas veces lo cansaba a tal grado que prefería irse de ahí.

A pesar de todo, siempre se han mantenido juntos; nunca había algún motivo que hiciera que las cosas se salieran de control.

Excepto esta vez; para resumir y no tomar tanto tiempo, Puvlo estaba solo con Uriel grabando una parte del video; el hecho de que el más alto saliera hacía que tuviera más vistas que los demás.

Ese día, para desgracia de Pablo; uriel estaba más enfadoso de lo usual, insultándolo por cualquier cosa, empujándolo, subiéndose arriba de el y hasta algunas veces restregando su cuerpo con el del más bajo.

-¡Ya, pendejo! ¡Bájate de encima!-

-¿Que tiene, güey? No te estoy haciendo nada-

El más bajito estaba boca abajo en la cama con el otro encima de él, sintiendo de vez en cuando el bulto de su amigo golpeando en su pierna; odiaba que Uriel se pusiera así, ya que una vez que empezaba no había hasta cuando acabar.

-¡Bájate ya, a la verga! ¡Ya hasta sentí tu pito, pendejo!-

-¿Ya se te paró o qué? Ay, a ver.-

De imprevisto, sintió como una mano comenzaba a tantearle la entrepierna encima del pantalón,haciendolo volverse loco buscando alguna forma de escapar de su amigo.

-¡Que te quites, pendejo!-

Fue lo ultimo que Pablo Ángel gritó antes de que su amigo saliera de arriba de él de un salto, viéndolo en estado de shook; llevándose una mano a la boca, Uriel empezó a escanearlo de arriba a abajo.

-No mames.-

Levantándose de inmediato, Puvlo se acercó hasta quedar delante de él, intentando que se vieran cara a cara mientras con palabras y frases tontas intentaba explicarse.

-¡Yo-! ¡Lo que pasa, pendejo-! ¡No quería-!

-¿...Por qué no me dijiste?-

No sabia cómo responder a eso, ni cómo hablar en ese momento; no quería que se supiera de esa forma, y siendo sincero, tampoco quería que él se enterase.

Uriel con mucho cuidado, comenzó a acercarse lentamente a Puvlo, tomándolo de los brazos de la manera más delicada que podría hacer y sentándolo en la cama, haciendo lo mismo al lado del chico.

Sin mas, ambos cayeron acostados boca arriba en aquella cama, pensando en que decir, en cómo actuar ante saber que el amigo con el que te estabas frotando hace tan solo unos segundos, no tenía pene como tú llevabas pensando en todos esos años.

-....No sabia como decirlo sin que se volviera incómodo para todos.-

-...-

-Si te molesta solo vete, no digas ni una palabra y vete, cabron.-

Uriel, con la única neurona que aún le funcionaba después de tantas drogas, atinó en agarrar la mano de Pablo y llevarla a su entrepierna, sintiendo la erección que tenía.

-No me molesta.-

Entre ambos, y sin decir nada, empezaron a acariciar encima de los pants la creciente erección que tenía desde hace un buen rato Uriel; quien soltaba uno que otro suspiro.

La excitación empezó a aumentar entre ambos, haciendo el ambiente más pesado e intenso; mientras aquellas caricias seguían en la entrepierna de uriel, algo en pablo empezaba a sentirse mojado; incómodo por no darse la atención que necesitaba, el más bajito empezó a juntar ambas piernas lo más que podía, intentando de manera tonta, estimularse aunque sea un poco.

-Yo te ayudo, ven.-

Comentó el más grande, acercándose a tal punto que los alientos chocaban; llevo la mano con la que se tocaba debajo de el pantalón que llevaba Pablo, encontrándose con la ropa interior de este empapada, queriendo tocar más para seguir escuchando los dulces gemidos que salían.

-Estás muy mojado, apuesto a que sabes bien.- Le dijo al oído para terminar lamiendo y dando besos húmedos en el cuello del bajito, haciéndolo temblar.

Sin perder demasiado el tiempo, Pablo metió su mano al interior del boxer de Uriel, empezando a masturbarlo de manera rápida; por su parte, Uriel replicó la acción, llevando su mano debajo de la ropa interior, estimulando el palpitante clitoris del chico, haciendo que gimiera más alto de lo que ya estaba.

Pablo Ángel notó que había cerrado los ojos tiempo atrás, abriéndolos para encontrarse a su acompañante, quien se éxito aún más al ver como sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas debido a la excitación; Uriel sin pensarlo tanto, y al ver esa mirada pidiéndole más de Puvlo, alejo los dos dedos que tenía en el clitoris de este, dirigiéndolos a su boca, deleitándose con el sabor que tenía.

Ya con sus dedos mojados, los llevo a la entrada del otro, sintiendo lo resbaladizo que estaba para él.

Empezó a follarlo con los dedos, sintiendo lo apretado que se encontraba y escuchando los gritos de placer que soltaba.

Ya no le importaba si Pablo lo estaba masturbando o no, definitivamente esto era mejor que cualquier cosa en el mundo; sentía las manos aferradas en sus brazos y como su voz temblaba con cada estocada que daba.

Por su parte, Puvlo estaba sintiendo que no faltaba mucho para correrse, por lo que acercó ambas bocas y los unió en un beso, gimiendo entre medio de este, haciendo ver al otro que su orgasmo había llegado.

Se separaron de ese beso lentamente, aún sin tomarle importancia a lo que acababa de suceder, tomándose unos segundos para verse mutuamente.

Fue como si les cayera un balde de agua helada cuando por fin se dieron cuenta de lo que pasó, levantándose torpemente de aquella cama, intentando acomodar sus ropas sin verse.

Uriel abandonó el cuarto primero, dejando solo a Pablo, que escuchó como desde la planta baja abrían y cerraban la puerta principal; solo en aquella casa empezó a reflexionar en lo que acaba de hacer con su mejor amigo.

Ahí un foco por fin se le iluminó y miro la cámara que aún estaba grabando.

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