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Alfonso iba por la tercera vuelta alrededor de la isla. Habiendo desgastado el terreno de alrededor de la cabaña, recurrió a caminar por el perímetro de la isla, para calmar su ira y su temor. A cada paso, maldecía en ruso, enojado consigo mismo y con el mundo por lo que acababa de suceder.

Sus últimos momentos con Anahí volvían a estar marcados por una pelea, y en su mente revivía una y otra vez el instante en el que había abandonado la cabaña, enfadada.
Nunca aprenderé

Anahí era la persona más importante de su vida, y daría cualquier cosa por poder cambiar lo que había sucedido. Llevaba dos días atrapado en la isla sin saber si ella estaba bien. Juró de nuevo, convencido de que se estaba volviendo loco de preocupación.

Escuchó el sonido de un helicóptero y vio cómo éste volaba en círculos, mientras el piloto buscaba un sitio para aterrizar. Echó a correr hacia el lugar en el que se había posado, y llegó cuando Ivan bajaba del aparato. Nunca se había alegrado tanto de ver a su jefe de seguridad.

-¡Ivan!- gritó, cuando el piloto apagó el motor.
Alfonso se detuvo mientras Ivan evaluaba los daños del yate, que había volcado, y lo que quedaba de él que se encontraba en la orilla.
-Ayer dejó de echar humo- le dijo, e Ivan se volvió hacia él.
-Jefe, creo que ha pasado de ser un siniestro parcial a uno total, a una escala monumental.
-A mí me lo vas a decir. Ven. Vamos dentro.

Los dos hombres se encaminaron hacia la cabaña e Ivan tuvo la oportunidad de mirar a su alrededor. Por el aspecto del sendero y las plantas rotas, Alfonso había estado dando vueltas mientras esperaba su llegada. Una vez dentro, Ivan dejó su bolsa y echó un rápido vistazo a su alrededor; parecía que hubiese pasado un tornado.
Sorteando una silla rota, Alfonso abrió la nevera y sacó dos botellas de agua, y le entregó una a Ivan.

-Me imagino que no lo estás llevando muy bien- comentó Ivan observando los destrozos.
-¿Se ha puesto alguien en contacto?
Alfonso sacudió la cabeza.
-No. Y la policial local es inútil. Ni siquiera han venido. Cuando les conté lo del yate, el gendarme dijo que se lo comunicaría al guardacostas, pero sólo tienen un barco, y no sabían cuándo podían acercarse- contestó, y lanzó su botella medio vacía contra la pared.
Sin inmutarse, Ivan dio un trago a la suya.
-Me alegra ver que has estado activo hasta mi llegada comentó.
-No he dormido, y me estoy volviendo loco aquí atrapado. No estamos lejos de Santo Tomás, no sé por qué no viene nadie.
-A lo mejor han oído que lanzas cosas- bromeó Ivan.

Alfonso lo miró fijamente, preguntándose cómo podía mostrarse tan despreocupado con lo que estaba pasando. Esperaba poder intimidarlo, pero Ivan mantuvo su mirada sin problemas.

-Según lo que me has contado, se trata de otro secuestro. Mis fuentes indican que Nardiv no tiene nada que ver con éste, y no tenemos ni idea de quién podría estar detrás de todo esto. ¿Está seguro de que nadie se ha puesto en contacto?
-¡Claro que estoy seguro!- gritó Alfonso.
Levantando las manos en un gesto defensivo, Ivan continuó:
-De acuerdo. ¿Has comprobado el móvil de Anahí?
-¿Qué?
El teléfono de Anahí. ¿Ha recibido algún mensaje?

Mirando a Ivan, Alfonso abrió y cerró la boca un par de veces. Corrió al dormitorio e Ivan pudo oír cómo lanzaba más cosas, antes de regresar.
-Apagó el móvil antes de subirnos al yate, aún le queda batería.

Murmuró en ruso mientras esperaba a que se encendiera el teléfono. Viendo que había varios mensajes, los escaneó rápidamente, ignorando los buenos deseos de su familia y amigos. Cuando se topó con uno procedente de un número desconocido, juró de nuevo mientras lo abría, y vio una foto de Anahí sosteniendo un periódico local del día anterior, y un mensaje en el que pedían un millón de dólares en moneda estadounidense.

-¿Por qué no se han puesto en contacto conmigo directamente?- Preguntó Alfonso, e Ivan se acercó y le quitó el teléfono.
-Puede que no tengan tu número- dijo, revisando el mensaje antes de sacar su propio móvil.
-¿De qué estás hablando? Anahí sabe mi número.
-¿Seguro? Puede que lo tenga en su teléfono, pero eso no significa que lo haya memorizado. ¿Sabes tú el suyo?
Mientras Alfonso se daba cuenta de su error, Ivan ya estaba intentando localizar el número.

La Esposa Del Millonario | Anahí y Alfonso Herrera| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora