La habitación de Mihrimah estaba envuelta en un silencio tenso. La pequeña princesa, con el rostro demacrado y los ojos cerrados, yacía en la cama, presa de una fiebre que la consumía. Los doctores, con el rostro lleno de preocupación, se afanaban en su alrededor, administrando remedios y buscando una solución para aliviar su sufrimiento.
Mahidevran, con el corazón encogido, observaba a su hija desde un rincón de la habitación. No podía soportar verla tan débil, tan vulnerable. Había pasado años protegiéndola, cuidándola, y ahora, la veía luchar contra una enfermedad que la amenazaba con arrebatarle la vida.
En ese momento, la puerta se abrió y un joven de apenas catorce años, con el rostro lleno de angustia, entró en la habitación. Era Iskender, el mejor amigo de Mihrimah, aunque él la llamaba Victoria.
— Victoria — susurró Iskender, acercándose a la cama con pasos lentos. —Por favor, despierta.-
Mahidevran, con la voz quebrada, le dijo: — Iskender, mi querido niño, te agradezco que hayas venido. Mihrimah, está muy enferma."
Iskender, con los ojos llenos de lágrimas, tomó la mano de Mihrimah. —Victoria, por favor, lucha. No me dejes.—
Mahidevran se acercó a Suleiman, que estaba de pie en la entrada de la habitación, observando la escena con el corazón encogido. — Suleiman — dijo, —Iskender es el que nos ayudó a escapar de Francia.—
Suleiman, con una mirada de sorpresa y agradecimiento, se acercó a Iskender. — Iskender — dijo, — te agradezco tu lealtad y tu valentía. Te recompensaré por tu ayuda.—
Iskender, con el rostro sonrojado, respondió: — Majestad, no he hecho más que cumplir con mi deber. victoria,es mi amiga. La quiero mucho.—
Suleiman, tocado por la sinceridad de Iskender, le tendió la mano. — Eres un buen hombre, Iskender. Te doy mi palabra de que te recompensaré.—
En ese momento, la habitación se llenó de un silencio expectante. Todos esperaban un milagro, un signo de que Mihrimah se recuperaría. Pero la fiebre seguía consumiéndola, y su respiración era cada vez más débil.
Mahidevran, con el corazón encogido, se aferró a la mano de su hija, rezando para que la fuerza de su amor la ayudara a superar la enfermedad. Iskender, con los ojos llenos de lágrimas, no se separaba de su lado, esperando un milagro que nunca llegaría.
(....)
El sol de la tarde proyectaba largas sombras sobre el jardín real, donde el príncipe Mustafa y la Sultana Turhan, mellizos de apenas once años, disfrutaban de un día de juegos y aprendizaje. Mustafa, con la energía propia de su edad, se encontraba entrenando con un soldado, practicando movimientos de lucha y esgrima. Turhan, más serena y contemplativa, se había instalado en un rincón del jardín, con un libro en sus manos y Sumbulag a su lado, observándola con atención.
Sumbulag, el leal eunuco que los había cuidado desde la desaparición de su madre, se había convertido en una figura paterna para los mellizos. Su presencia les brindaba seguridad y estabilidad en un mundo que les parecía cada vez más complejo.
En ese momento, Ibrahim Pasha, el gran visir, a quien los niños querían mucho, se acercó al jardín con una sonrisa radiante. —¡Mis queridos pequeños!— exclamó con una voz llena de alegría. —Tengo noticias maravillosas para contarles.—
Los niños, con la curiosidad despertada, se acercaron a Ibrahim, dejando de lado sus juegos y estudios. Mustafa fue el primero en ir abrazarlo.
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ᴍɪʜʀɪᴍᴀʜ (ʰⁱʲᵃ ᵈᵉ ᵐᵃʰⁱᵈᵉᵛʳᵃⁿ)•✓
Historical FictionSi amas a hurren mejor ni lo leas ¿Qᴜᴇ ʜᴜʙɪᴇsᴇ ᴘᴀsᴀᴅᴏ sɪ ʜᴜʀʀᴇɴ ɴᴏ ǫᴜᴇʀɪᴀ ᴀ ᴍɪʜʀɪᴍᴀʜ sᴏʟᴀᴍᴇɴᴛᴇ ᴘᴏʀ sᴇʀ ɴɪɴ̃ᴀ? ¿Y sɪ sᴜʟᴇɪᴍᴀɴ ʟᴇ ʜᴜʙɪᴇsᴇ ᴅᴀᴅᴏ sᴜ ʜɪᴊᴀ ᴀ ᴍᴀʜɪᴅᴇᴠʀᴀɴ ᴘᴀʀᴀ ǫᴜᴇ ʟᴀ ᴄʀɪᴀʀᴀ? ¿Qᴜɪᴇɴ ɢᴀɴᴀʀɪᴀ ʟᴀ ʙᴀᴛᴀʟʟᴀ ᴘᴏʀ ᴇʟ ᴛʀᴏɴᴏ? ¿Mᴜsᴛᴀғᴀ ʜᴀʙʀɪᴀ ᴍᴜᴇʀᴛᴏ ᴏ ʜ...