𝟑𝟑. 𝐃𝐀𝐑𝐊 𝐃𝐄𝐒𝐈𝐑𝐄𝐒

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DESEOS OSCUROS


ROSALIND CAMINÓ EN SILENCIO HACIA LA SALA DE LOS MENESTERES, como Tom le había pedido, más tarde un viernes por la noche. Después de una semana de silencio, Tom decidió que simplemente tenían que encontrarse. Él siempre era impredecible y ella tenía que lidiar con eso.

¿Y si quería preguntarle por la diadema? ¿Y si ya la había encontrado? Habían pasado casi tres semanas y Rosalind estaba intentando concentrarse en sus estudios después de un largo mes de distancia y de poca cooperación. No tenía mucho tiempo para concentrarse en el caso en cuestión.

Y aunque no quería decepcionarlo, no podía importarle menos la tarea que él le encomendara. Ella iba a ponerse a sí misma en primer lugar y no sucumbir a sus egoístas maneras.

Finalmente llegó a la Sala de los Menesteres alrededor de la medianoche; y pensó en lo que la gente pensaría si la vieran escabullirse en medio de la noche para encontrarse con el endiabladamente guapo Tom Riddle.

Tom estaba sentado en su sillón habitual, ocupado con un misterioso libro. Levantó la vista cuando ella llegó y ella no pudo evitar notar la forma en que sus ojos tormentosos escudriñaban su figura que no llevaba el uniforme escolar habitual. Llevaba una falda corta y negra con medias negras hasta la rodilla y una sencilla camisa negra abotonada que no le parecía muy bonita. No sabía que definitivamente se veía favorecedora a la vista con su atuendo oscuro.

Rosalind se mantuvo firme en su lugar mientras Tom se levantaba y caminaba hacia ella con gracia. Se apoyó en el brazo del sofá, de cara a Rosalind, que seguía junto a la puerta.

—¿Hay alguna novedad sobre la diadema? —preguntó cruzando los brazos sobre el pecho.

—No, estuve estudiando hasta tarde —respondió ella, tragando saliva al darse cuenta de su proximidad, ya que él estaba de pie, más bien inclinado, demasiado cerca de ella. En realidad no la hacía sentir incómoda, ya estaba acostumbrada a Tom y parecía no objetar nunca cuando la tocaba o se acercaba demasiado a ella. Era solo que la ponía nerviosa. Demasiado nerviosa para su propio gusto.

Tom se pasó una mano por sus ondas oscuras, exhalando un suspiro frustrado.—Escucha, tienes que encontrarlo antes de las vacaciones de primavera.

Ella solo suspiró, apoyándose contra la pared.—¡No puedes darme este asunto tan delicado sin decirme realmente el propósito del mismo!.

—Te lo contaré todo, tienes mi palabra. Pero no ahora.

—¿Es eso? ¿Por eso me hiciste venir hasta aquí en medio de la noche?.

Parecía que no tenía una respuesta. El silencio se apoderó de ellos y ella arqueó una ceja cuando notó que sus ojos se posaban en su cuerpo, otra vez.

Tom tragó saliva visiblemente. No podía entender cómo una chica podía tener semejante efecto sobre él. « Es solo una chica», pensó. Pero en el fondo sabía que no era solo eso. Era mucho más que cualquier chica que hubiera conocido antes. Y estamos hablando de Tom Riddle. Había conocido a muchas mujeres, todas las cuales intentaron seducirlo, pero fracasaron patéticamente. Ella era la única persona a la que se le había ocurrido acercarse tanto.

—No, no es eso —respondió él, enderezándose, mientras su cuerpo se acercaba más al de ella. Colocó sus manos a ambos lados de su cabeza, apoyadas en la pared.

—Entonces, ¿qué más quieres? —preguntó sin aliento, aparentemente sin poder recuperar el aliento. Y culpó de todo al apuesto diablo que tenía frente a ella, ahora a solo unos centímetros de su rostro.

THE DEVIL'S REDEMPTION 1 | TOM RIDDLE ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora