THE DEVIL'S REDEMPTION 1 | TOM RIDDLE ✓

𝟏. 𝐍𝐄𝐖 𝐁𝐄𝐆𝐈𝐍𝐍𝐈𝐍𝐆𝐒

NUEVOS COMIENZOS

—¡MI PEQUEÑA ROSIE POSIE!.—Jewel Ambrose llamó desde abajo, su voz estridente logró llegar al dormitorio de su hija en el piso superior.

Rosalind no respondió, sino que se centró en su cabello que sobresalía en varios ángulos. Ella gimió exasperadamente, pisoteando las baldosas de madera antes de que su madre irrumpiera.

—¿Estás lista, cariño?.—Preguntó la mujer mayor, con una gran sonrisa apareciendo en su rostro cuando notó el estado de su hija.—Has estado arreglándote el cabello durante los últimos veinte minutos, querida. Déjalo así.

Le dolían las manos por trabajar en su cabello y en realidad no era conocida por su físico atlético, pero tenía la intención de causar una buena primera impresión. Después de todo, había pasado los últimos cinco años de su vida aprendiendo etiqueta en Beauxbatons.

—Sólo dame cinco minutos más mamá, ve a buscar a Samantha o algo así antes de que nos vayamos.—despidió a su madre apresuradamente, finalmente encontrando un hechizo que dejó sus largas ondas cayendo cuidadosamente en cascada por su espalda. Jewel le dirigió una mirada inquisitiva, con el ceño fruncido por la confusión.

Rosalind suspiró, nunca podría acostumbrarse a que su madre estuviera en esta condición.—Samantha, tu enfermera. ¿Recuerdas, mamá?.

Una mirada de comprensión superó los rasgos de esta última cuando reconoció a su cuidador. Ella asintió distraídamente y salió de la habitación sin decir una sola palabra.

Jewel Ambrose nunca volvió a ser la misma después de lo que había sucedido sólo un par de meses antes, hasta el punto de que necesitaba una enfermera de San Mungo para que la cuidara mientras Rosalind no estaba.

Y tener que mudarse a Inglaterra después de vivir la mayor parte de sus vidas en Francia no fue muy beneficioso para las dos mujeres. Especialmente Rosalind, que ahora tuvo que cambiar de escuela y de todo su entorno. No tenía muchos amigos en su antigua escuela, pero aún así no fue fácil cambiar de país por completo.

Rosalind suspiró una vez más, agarrando su baúl y su búho gris en su jaula antes de abandonar su dormitorio. Lyra había sido un regalo de su difunto tío. La rubia francesa intentó tragar el nudo que crecía en su garganta, pero sus intentos fueron inútiles. Después de todo, el dolor de perder al tío Onyx todavía estaba fresco en su corazón. Dos meses no fueron suficientes para aliviar sus penas.

Encontró a su madre y a Sam esperando en el porche, y los alcanzó rápidamente para que pudieran aparecerse en la estación King's Cross. Rosalind había preferido ir sola, pero Jewel y Samantha insistieron en que la dejaran antes de que partiera al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

—Cuídala bien, Samantha, por favor.—finalmente habló Rosalind una vez que estuvieron en la estación, sonriendo cálidamente a la sanadora. Sam era sólo unos años menor que su madre, lo que le aseguraba que no les resultaría difícil llevarse bien.

La enfermera le devolvió la sonrisa y se colocó rápidamente un mechón de su cabello en llamas detrás de la oreja.—No te preocupes, ella está en buenas manos. Ahora todo lo que tienes que hacer es atravesar esa barrera y encontrarás el Expreso de Hogwarts.

La joven de dieciséis años asintió, abrazando a su madre por última vez antes de cruzar la frontera y emerger al otro lado.

[...]

Llegar al tren escarlata fue una lucha cuando el andén estaba repleto de familias. Empujó a los estudiantes y a los padres, murmurando rápidas disculpas con su baúl y su búho firmemente sostenidos en sus manos.