New Beginning

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Ben se despertó al sentir el movimiento brusco del barco, su cabeza aún palpitante por el golpe recibido. Con la vista nublada y la mente confusa, susurró el nombre de Evelyn, intentando recordar dónde estaba y qué había pasado. Se encontraba atado en la bodega del barco, con la corona a su lado. La necesidad de escapar y volver con Evelyn para explicarle todo y protegerla se convirtió en su única motivación.

Antes de que pudiera planear su escape, los mortífagos lo descubrieron. Con manos ásperas y miradas frías, lo capturaron nuevamente, llevándoselo a sus celdas. Ben forcejeaba, su desesperación evidente, pero sus esfuerzos resultaron inútiles.

Finalmente, lo arrojaron en una celda oscura y húmeda, quitándole la corona antes de cerrar la puerta de hierro. Pasó toda la noche en vela, escuchando los sonidos inquietantes del barco, su mente llena de pensamientos de Evelyn y la promesa de salvarla.

Con el amanecer, tres hombres de aspecto rudo y cruel sacaron a Ben de la celda. Lo arrastraron a lo que él asumió sería su "final". Sin embargo, en medio de su desesperación, algo inesperado ocurrió. Al pasar por el patio del barco, vio un pequeño unicornio, uno que pertenecía a Vladimir, uno de los rufianes del bosque. Se dio cuenta de que no estaba solo en esta lucha; los "rufianes" no tan rufianes del bosque estaban allí para ayudarlo.

En una rápida y silenciosa operación, los rufianes lograron neutralizar a los guardias y liberar a Ben. Vladimir, con su imponente figura, lo guió hacia el patio.

—Inclínate —le ordenó, su voz firme.

—Ya está —dijo Ben, siguiendo sus instrucciones, su corazón latiendo con fuerza.

—Brazos así —continuó Vladimir, mostrando la posición.

—Brazos así —repitió Ben, tratando de no dejarse llevar por el miedo.

—Rodillas separadas.

—Rodillas separadas. Espera, ¿separadas? ¿Por qué tendría que...? —sus palabras se vieron interrumpidas al sentir cómo volaba por el aire.

Ben dio vueltas en el aire, un grito ahogado escapando de sus labios mientras el mundo se desdibujaba a su alrededor. Finalmente, aterrizó sobre un caballo, nada menos que Draco, quien tenia la mochila de Ben en su boca.

—Draco, ¿tú fuiste por ellos? —preguntó, su voz llena de asombro y gratitud. El caballo lo miró, asintiendo levemente con su expresión.

—Gracias, en serio, gracias. Sabes, todo este tiempo tal vez solo hubo un malentendido entre nosotros... —dijo Ben, reflexionando en voz alta, tomo la mochila y se la colgo. Draco lo miró con una mezcla de paciencia y reproche.

—Tienes razón, vamos por Evelyn. Muéstrame qué tan rápido eres —añadió Ben, aferrándose a las riendas.

Draco salió disparado, sus cascos resonando en el suelo del patio mientras se dirigían al bosque a toda velocidad. El viento azotaba el rostro de Ben, pero la determinación en sus ojos no flaqueaba. Sabía que el tiempo era esencial, y cada segundo contaba.



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The lost princess, Ben BeastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora