𝘞𝘌𝘛 𝘕𝘐𝘎𝘏𝘛𝘔𝘈𝘙𝘌¹ › 𝗦𝗨𝗡𝗦𝗨𝗡'𝗦 𝗩𝗘𝗥𝗦𝗜𝗢𝗡

𝟢𝟣 ── 𝖭𝗂𝗀𝗁𝗍 𝖬𝗈𝗇𝗌𝗍𝖾𝗋.

Sunoo tenía tanto calor que se sentía quemar por dentro. Deseaba tener la fuerza de levantar la cobija de encima de su cuerpo, pero sentía sus extremidades entumecidas y pesadas. No podía moverse.

Un escalofrío lo recorrió al sentir una presencia cerca de su cuerpo a los pies de la cama. Esa presencia la identificaba como una sombra oscura en su mente que permaneció quieta por largos segundos ahí.

El miedo comenzó a apoderarse de sus sentidos. Su corazón latió rápido poniéndolo en estado de alerta.

Una mano oscura se levantó sobre su cabeza, luego bajó lentamente hasta tocar su cabello y deslizó sus dedos a través de su cuero cabelludo tentativamente para después descender y agarrar la manta que lo cubría. Fue despojado de esta fácilmente aunque se haya tapado más de lo necesario en una noche de verano, en un intento de protegerse de esa sombra que lo había acechado la noche anterior.

Honestamente había sido aterrador y temía dormir y que todo se repita.

No se había equivocado.

Menos cuando sintió esas manos grandes sobre su cadera, aquellas mismas que de un tirón le quitaron sus pantalones cortos. En ese momento supo que la pesadilla se estaba repitiendo.

Las mismas manos agarraron su pene y comenzaron a estimularlo. Su cuerpo se encendió. Deseaba detenerlo, la sensación de ser tocado en su intimidad por un monstruo nocturno era horrorosa y asquerosa. Si tan sólo pudiese abrir sus ojos, si tan sólo pudiese moverse. Su mente le enviaba señales de alerta, su cuerpo reaccionaba a los estímulos, pero no podía hacer nada. Su medicina lo hacía entrar en un estado demasiado profundo de sueño, la mayor parte de su cerebro estaba dormido, pero su subconsciente gritaba por ayuda. Su respiración se agitó cuando sintió besos en su cuello, eran suaves y calientes, llenos de humedad. El peso sobre su cuerpo era más que notorio, se sentía demasiado real y emanaba un calor sofocante.

Los besos bajaron a sus pezones, los cuales fueron expuestos por las mismas manos al subir su camiseta, fueron maltratados con afán, con dientes y succión. Las ondas de dolor en el lugar lo asaltaban y en su sueño gritaba, intentaba moverse con todas sus fuerzas sin éxito. Su respiración era entrecortada por la lucha interna, por el agotamiento.

Sus piernas fueron abiertas tan fácilmente que soltó un gritó mudo por no poder poner resistencia. Las manos regresaron a su zona íntima. Su pene fue estimulado hasta que estaba erguido por completo, palpitando y derramando líquido preseminal. Una lengua caliente lamió su punta, su miembro saltó y luego fue introducido por completo en esa boca que lo saboreaba, mientras en su sueño lloraba intentando detenerlo inútilmente, maldiciéndose a sí mismo por sentir todas esas sensaciones placenteras.

La boca se movía de arriba abajo a lo largo de toda su extensión. Mientras una mano sujetaba su pene, la otra masajeaba sus testículos que se tensaban a medida que los movimientos aumentaban. Sin embargo, la tortura apenas comenzaba. Un dedo acarició la entrada de su ano tentativamente. Otro grito mudo en sus sueños, negando, suplicando que se detuviera. Una fuerte succión en su pene lo hizo temblar. El dedo se apartó de la zona por un breve segundo en el que pensó que estaría a salvo, que no haría nada más, hasta que el toque regresó, con una sensación húmeda que comenzó a punzar su entrada.

Ni siquiera podía llorar, en ese horrible momento Sunoo deseó morir o despertar, eran dos extremos demasiado alejados el uno del otro, pero lo que sea estaba bien si podía impedir o dejar de sentir esa intrusión en su cuerpo.

Más no pudo.

La punta del dedo se introdujo en él sintiendo ardor mientras la boca seguía chupando y lamiendo su miembro con mayor afán logrando que se distraiga del dolor.

Pero no fue suficiente cuando el dedo se introdujo en él por completo en una estocada. Otro grito mudo.

Estaba cansado, tan agotado que apenas podía respirar.

Las manos continuaban haciéndole cosas y mientras lloraba en sus sueños, se rindió.

A partir de ese instante se sintió como un muñeco, dejándose hacer hasta que acabara por fin. No podía hacer nada, no podía moverse, estaba completamente consumido en el sueño profundo y atrapado en su subconsciente.

Ese dedo lo penetró varias veces, dolía tanto, pero era inútil intentar luchar. Sentía su cuerpo desconectado de su cerebro.

Las manos seguían y seguían, tocándolo, masturbándolo, esa boca succionándolo, sintiendo la húmeda lengua recorrer su miembro. Su cuerpo cedió y se corrió en ella. Su semen siendo derramado en esa boca sin dejar rastro alguno sobre sí mismo.

Esperaba, rogaba, suplicaba que haya terminado.

Pero no fue así.

Su muñeca fue tomada y su mano posicionada sobre una dura, suave y venosa erección caliente, gruesa de excitación que palpitó en su mano haciéndolo sentir náuseas. Una mano sobre la suya y comenzó a deslizarse de arriba abajo sobre la extensión, desparramando el líquido preseminal que emanaba, arriba y abajo cada vez más rápido.

Un gemido ronco y gutural llegó a su oídos. Un escalofrío le recorrió el cuerpo. Al menos, desearía poder llorar. Deseaba dejar de sentirse atrapado dentro de su propio cuerpo.