𝟢𝟩 ── 𝖠𝗐𝖺𝗄𝖾.

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La humedad de unos dedos sobre su ano lo hicieron tensarse.

La pesadilla estaba comenzando de nuevo, lo supo cuando sintió sus pezones irritados, húmedos y fríos por el aire de la habitación, como si la sombra hubiese estado ahí desde antes y no se hubiese dado cuenta.

Un dedo entró en él y arrugó su ceño cuando este se movió dentro de él con fuerza buscando acostumbrar sus músculos de mala manera.

De pronto, las palabras de Sunghoon vinieron a su mente, sobre intentar disfrutarlo, pero esta vez, todo se sentía mucho más real que otras veces, como ya estaba acostumbrado a no luchar, simplemente se resignó, aunque lo intentara no podría moverse.

Su respiración se volvió agitada cuando ese dedo encontró su punto. Su pene reaccionando en excitación sin previo estímulo.

Ya va a pasar, ya va a pasar, se repetía una y otra vez.

Un segundo dedo entró en él embistiéndolo de forma brusca de nuevo. Una lágrima cayó por su sien.

Esta pesadilla era mucho más mierda que las anteriores. Se sentía tan adolorido que apretó sus dientes tan fuerte que su mandíbula dolió.

Esos dedos intentaban abrirlo a la fuerza, podía sentirlo tan claramente todo que lo hacía el doble de aterrador. Ya no se sentía atrapado como en sus pesadillas anteriores, ahora parecía estar más afuera de su subconsciente, parecía estar viviéndolo en carne viva.

Los dedos se retiraron y de pronto, un tibio líquido se deslizó por su ano, fue esparcido por los mismos dedos para luego sentir algo totalmente diferente en su entrada. Algo mucho más grande que dos dedos juntos, que comenzó a punzar hacia su interior.

Su corazón se aceleró mientras el calor de un cuerpo se instalaba sobre él al mismo tiempo que la presión se hacía inmensamente dolorosa en su ano. Un gemido ronco sobre su cara junto con el aliento caliente le hicieron estremecerse mientras aguantaba la respiración, soportando el dolor hasta que dejó de moverse.

Ese aliento, ese olor, ese gemido que había escuchado antes en sus pesadillas y ahora... un gemido como el que escuchó de Sunghoon cuando se follaba a una chica en su propia cama y que le había ocasionado el mismo escalofrío y sensación.

Sunoo abrió sus ojos de golpe al recordar que las pastillas no estaban en su cuerpo, que podía moverse libremente y se encontró de frente con los ojos oscuros de su hermanastro bajo la penumbra de la luz de la habitación. Una enorme sombra que cubría su cuerpo y emanaba calor.

Quiso gritar en ese mismo instante, completamente aterrado de lo que estaba viendo, pero la enorme mano de Sunghoon le cubrió la boca con fuerza casi ahogándole, casi exprimiéndole las lágrimas que cayeron por sus sienes de forma explosiva.

—Cállate y no te muevas o te juro que te mato —murmuró el mayor con un tono aterradoramente grave.

Sunoo no se movió, asustado y paralizado por el miedo se dio cuenta de que Sunghoon estaba dentro de él.

Él mayor liberó un poco de fuerza del agarre de su mano y escuchó a su hermanastro tomar una bocanada de aire. Tomó sus dos manos, sujetándolas sobre su cabeza y luego cubrió su boca con la otra de nuevo dejándolo respirar por la nariz.

—Ni un solo ruido —le advirtió, con sus ojos fijos en los de Sunoo.

El menor sollozó aterrado. Las caderas de Sunghoon se empujaron dentro de él poco a poco haciendo a Sunoo soltar un alarido sordo bajo la mano que cubría su boca, mientras lo único que podía pensar y rogar era que solo fuera otra pesadilla, que solo fuera un pésimo sueño del que despertaría asustado por la mañana y que su hermanastro Sunghoon estaría para consolarlo como siempre.

Pero estaba ahí. Encima suyo, tomando lugar dentro de su cuerpo.

—Estás tan jodidamente apretado —gruñó Sunghoon con molestia—, si no te relajas tendré que ser brusco, te dije que intentes disfrutarlo.

Sunoo se maldijo a sí mismo, por estar ahí, por no tomarse la pastilla, quizás así no lo habría sentido tan real como ahora, pero la idea de no poder moverse también lo aterrorizaba. No podía dejar de llorar porque no se atrevía a oponer resistencia.

—Mierda, Sunoo...

Sunghoon se empujó dentro de él con fuerza hasta que estuvieron completamente pegados. Sunoo no emitió sonido alguno porque el dolor había sido tan horrible que se quedó sin aire.

Sunghoon retiró su mano de su boca y divisó su mueca de dolor.

—Te dije que te relajaras.

Sunoo soltó un sollozo fuerte. Apenas podía ver el rostro de Sunghoon porque sus ojos estaban llenos de lágrimas que le nublaron la visión.

—Déjame, por favor... —suplicó en un tono agudo.

—No llegué hasta aquí por nada Sunoo, más te vale que lo disfrutes —murmuró el mayor soltando su aliento sobre los labios del menor.

Bajó los brazos de Sunoo y los rodeó con los suyos por debajo de su espalda, pegando sus pechos con fuerza.

—Si gritas o si emites algún sonido, te voy a romper Sunoo ¿Me escuchas? Si gritas estás muerto.

Sunoo solo pudo ver el techo cuando esos ojos oscuros se apartaron de encima suyo. A cambio Sunghoon enterró su cara en su cuello comenzando a lamerlo y chuparlo mientras sus caderas comenzaban embestidas suaves. Habían pasado los minutos suficientes para que Sunoo se acostumbre, sin embargo, la lubricación era tan escasa que el ardor en la zona era abrasante. Sunoo mantuvo su boca cerrada mientras lloraba, mientras sus manos chocaban con la piel caliente del pecho de Sunghoon que se agitaba sobre él, mientras sentía como ese punto dentro de él era estimulado de forma tan brutal que se sentía irremediablemente excitado, con su pene rozando el estómago de Sunghoon, dándole los estímulos suficientes para que los gemidos quieran salir de él a la fuerza.

Sunghoon embistió más rápido ahogando sus gruñidos y gemidos en el cuello de Sunoo, dejándose llevar por la excitación que sentía, por la presión deliciosa sobre su pene. Sunoo era tan jodidamente apretado que la satisfacción que sentía con él no la había encontrado con nadie más.

Pero aún en medio de todo eso, se preguntó porque mierda Sunoo estaba despierto, si le había jurado que se tomó las pastillas en la mañana. Le había mentido y eso lo enfureció tanto que penetró a Sunoo con fuerza y rapidez como consecuencia.

Hasta que ya no pudo más. Su orgasmo se desató dentro de su hermanastro, tan largo, tan abundante y satisfactorio que se derramó fuera de Sunoo.

El menor sintió asco. Sunghoon ni siquiera había usado protección.

—Ahora tu turno, pequeño...

Sunghoon agarró el pene de Sunoo y comenzó a masturbarlo con fuerza. El menor apretó sus dientes mientras era observado por el rubio retorciéndose de placer bajo él hasta que lo obligó a correrse. Sunoo dejó salir su orgasmo con un gruñido que al final se transformó en llanto.

—Eres una puta deliciosa, Sunoo... —gruñó Sunghoon en su oído—, quisiera hacértelo todos los días.

—Por favor, no...

Sunghoon soltó una risa ronca.

—Más te vale que lo sepas de ahora en más, ¿Quisiste dejar las pastillas? Entonces enfrenta las consecuencias.

Sunghoon le puso el pantalón a Sunoo y bajó su camiseta, para luego acostarse junto a él amarrándolo con sus brazos por detrás.

—Lo que sea que digas —habló tras su oreja—, hasta la más mínima pista, Sunoo, iré a buscar a ese Ni-ki y lo mataré a golpes ¿Me escuchaste? Acabaré con su existencia.

𝘞𝘌𝘛 𝘕𝘐𝘎𝘏𝘛𝘔𝘈𝘙𝘌¹  ›  𝗦𝗨𝗡𝗦𝗨𝗡'𝗦 𝗩𝗘𝗥𝗦𝗜𝗢𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora