Cap 7

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Pronto llego el momento en que la pareja se debía marchar, Arela sentía una fuerte presión en su pecho, así que como madre y ángel que era, fue con su querubín y le otorgó una protección, que el menor no noto, pero si había disipado el miedo que sentía.

Una vez hecho se fue con su esposo a su pequeña luna de miel, la mujer no quería pasar mucho tiempo lejos de su niño, por lo cual solo sería una semana. Arela podía ver claramente como esa maldad que rodeaba al de azul crecía más y más, pero también podía ver su luz, una que poco a poco empezaba a extinguirse.

En casa, la fiesta siguió hasta al menos las cuatro o cinco de la mañana, el par de humanos se habían retirado, junto con Slash y Mondo, Leatherhead por otro lado, quería estar esa semana junto a su amigo, algo le decía que no debía dejarlo solo. Leonardo por otra parte, fue paciente quería al menor lo mas solo posible, mientras busco la forma de sacarse a los mutanimales de encima y que mejor forma que entregarlos al Kraang, en silencio se fue de casa y los busco.

Por otro lado, Raphael y Donatello ya tenían la mejor forma de evitar que el mayor les siguiera haciendo daño, era arriesgado, pero debían actuar pronto o lo más probable era que una terrible desgracia surgiera

Pasaron al menos tres días, en los cuales las cosas estaban empeorando, los mutanimales habían sido capturados y ahora buscaban como recuperarlos, pero cada pista los alejaba más de ellos, sin mencionar que el par de hermanos, no habían podido poner en marcha su pequeño plan. Leonardo por otra parte, miraba todo aquello con alegría escondida, descubrió lo que el dúo pretendía, por lo cual en el quinto día uso aquella sustancia que el genio había preparado, le dio una dosis a cada uno y luego espero a que surgiera efecto, fue más rápido de lo que creyó y con calma los dejo en el sofá atados, por si el efecto se desvanecía rápido. Frente a ellos vieron al menor completamente inconsciente.


Leo: jaja, creo que no se esperaban esto, verdad? –les ve con gracia- oh, vamos, siempre supieron de qué sería capaz, la cosa era, que esto se hiciera entre los tres, pero bueno, me toca hacerlo solo –dijo poniendo entre comillas el solo-


Leonardo les enseño un estuche y de el saco tres jeringas, dos de una misma sustancia y la tercera un rosa claro, aquella ultima la inyecto en el menor, quien se quejó dormido, las otras dos se las coloco a sus hermanos. Donatello sabía bien que eran esas sustancias, ya que el mismo se las había dado, pero no creyó que así sería como las usaría, sin poder evitarlo sollozo bajo sin poder ver al de rojo, quien ya estaba cediendo a la droga.


Leo: lo vamos a disfrutar en grande mis queridos demonios –susurra y les desata- vengan disfrutemos de este pequeño querubín –sonrió casi cual sicópata-


Leonardo despertó al menor, quien no pude evitar estremecerse e intentar gritar, por lo que le estaba pasando. El de azul disfruto viendo como aquel cuerpo era en mancillado más de lo que él lo había dejado.

El día pronto estaba llegando a su final y en aquel hogar un pequeño cuerpo intentaba escapar de todo aquello, aquellos afilados ojos, veían con deleite como esa pobre alma clamaba por su ángel guardín, habría quedado en oídos sordos, pero no para ella, la suave voz de su querubín la trajo en una vibrante luz que segó a los presente y de la cual había sido despedido al roedor. Un fuerte grito lleno de muchas emociones resonó en el lugar y quien menos creyó sucumbir ante ella, era aquel quelonio, que creyó ser irreversible.


Arela: jamás creí que fueras capaz de algo así –viendo con dolor e ira al de azul- creí que habías cambiado, que aun tenías salvación

Leo: -estaba de rodillas viendo a aquel ángel que casi se asemejaba a un demonio-

Arela: ninguno merece tenernos –viendo con pesar a su amado- lo siento tanto Splinter, creí que tenían salvación

Yoshi: y la tienen solo dales una oportunidad –suplico casi con desespero-


La joven ángel, miro ahora a su pequeño querubín, el cual cargaba con un solo brazo, luego volvió a verlos y todo lo que ellos le habían echo a su pequeño pasaba ante sus ojos. Arela suspiro y sin decir nada, desapareció en aquella luz, llevándose con ella a su niño, les dejaría el terrible dolor de su querubín, en los corazones de ellos, vivirían y morirían con la gran culpa de haber arruinado la vida de tan honorable alma.

Mí ángel guardián (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora